Capítulo 1: Luna Creciente

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¿Qué hago? ¿A dónde voy? ¿Y si me atrapan? Estas son las preguntas que mayormente me he estado haciendo últimamente, demasiado seguido diría yo.

Cuando es de noche cuesta ver hacia dónde vas, solo tengo a la luna creciente conmigo brindándome su brillo, gozando de mis actos, ya sean buenos o malos, victorias o pérdidas. Siempre me acompaña, mirarla me hace sentir en casa, lo raro es que antes de estar en este aprieto casi nunca la veía, ya que nunca salgo de mi televisor y laptop. 

Ahora todo es diferente, estoy corriendo por mi vida, en un bosque, sola, ya que me traicionaron nuevamente, creo que prefiero miles de veces correr cuando busco proteger a alguien, antes que saber que solo me utilizan de carnada esos perros desgraciados, si salgo viva de esta juro que lo lamentaran hasta el día queee... no sé, pero les va a doler hasta que reencarnen por milésima vez, cuando los tenga bajo mis garras, sabrán lo que significa hacer enojar a una mujer.

Mientras bajo esta colina como por décima vez, me doy cuenta que nunca la ha visto cómo se debe, con calma y a plena luz del día, solo cruzo por ella cuando necesito un atajo para huir cuando algo sale mal, ya que nada es perfecto, ya que soy humana y cometo de vez en cuando uno que otro error en los cálculos, y ahora me encuentro atrapada entre dos muros naturales  de piedra altos y posiblemente fácil de desmoronar. Mi única opción ahora es escalar, suerte que traigo mis garras de gato de metal para sostenerme, solo me costará poco tiempo. 

Escucho los caballos acercándose, mi corazón late como loco por el esfuerzo, la adrenalina y el miedo, no debería de tenerlos, ya que sé con seguridad volveré a mi vieja vida, de paz y tranquilidad, de seguro extrañare estas corridas por mi vida. 

Empiezo a trepar y pienso que extraño todo de mi vida anterior, a pesar que me acostumbré rápido a esto, como los últimos cambios de mi vida que pasaron como si nada hubiese pasado, ya que al cambio me era difícil a veces, sobre todo en una situación como esta. Eso sí, soy un asco cuando se trata de esfuerzo físico, a pesar de eso en estos momentos parezco la mona chita.

Que cosas ¿no? Trato de concentrarme en trepar, pero me voy por aquí y por allá con mis pensamientos, al menos es una forma de matar la angustia y miedo de ahora. Solo un poco más y ya llego, calculo unos 4 o 5 metros de altura, que se duplican por el cansancio y dolor de las heridas que me causó el correr y pelear. 

-¡Ya lleeegueee e!... Huf... uf... uf. ¡Qué horror,... estoy cansada... y esto apenas comienza!... Aaaasshh!!!!! -Cuidado y me escuchan.

Creo que empiezo a escuchar la voces no entiendo nada pero creo que los perros ya captaron mi olor, mejor me levanto y sigo corriendo.Creo que son pocos hombres los que me siguen el paso, tampoco puedo estar segura de lo que ocurra a mí alrededor, solo se que ya debo estar rodeada y sin ninguna salida, eso sí el general con cara de idiota hace un buen trabajo desplegando sus tropas, si me atrapan lo menos que me puede esperar sería una muerte rápida, ese sería una parte del pago por todo los pecados que he cometido, eso sería demasiado bueno para mí.

Los siento pisándome los talones, sé que es inútil tratar de vencer a un caballo en velocidad, sin embargo, lo último que pienso perder es mi esperanza, todo lo que me queda es rezar por salir con vida y haber si Dios me brinda un escape. 

Siento que me falta el aire cada vez más, el dolor se intensifica y no puedo avanzar, este árbol se siente taaan cómodo, y eso que me sostiene por un momento, si tuviese algo de tiempo podría perderlos. Sé que si paro ahora me atraparan. Ya estoy en desventaja, dejando mi sangre regada por todo el camino.

Justo en estos momentos no puedo retener mis lágrimas, me duelen los brazos por los golpes tratando de protegerme, al hacerlo me he cortado y necesito parar el sangrado, de esta y otras cortadas, por mi espalda, costillas y piernas además de suturarlas. Me las hago al caer por los riscos, ramas, muros y demás, mi cuerpo tiene morados que casi ni se borran, ya que al momento de sanar ya tengo otro golpe en el mismo lugar y al lado.

Miro a mi alrededor y solo llego a ver árboles... y más árboles, pero lo que escucho es diferente, oigo que se acercan los perros, siguiéndome como su presa, el andar de los caballos, y las voces de los soldados que me buscan. Cuando llegue el momento no podré defenderme quizás ocurra un milagro, y me lleguen fuerzas de no se donde y logre defenderme, pero me duele hasta el alma por así decirlo, mi dolor aumenta como el miedo y mis latidos. 

Me miro a mi misma y lo menos que debería importarme es en cómo luzco, ya que estoy sudada de tanto correr, completamente despeinada y con mi traje de "kunoichi" creo que así se dice, completamente hecho trizas, tanto trabajo que me costo hacerlo, era ceñido y a la medida, hermoso, inspirado por las películas de acción de Kate Beckinsale y Milla Jovovich, ya que siempre he dicho, ¡si voy a morir, voy a morir con estilo!, incluso hasta me había maquillado.

Solo debería interesarme mi vida, siempre tengo en cuenta que cada día podría ser el último, ya que hay enemigos por doquier. Te aseguro que si estuviese en mi casa estaría tranquila viendo cualquier estupidez por internet hasta el amanecer, en vez de estar sufriendo por todo lo que yo misma me he causado. 

-Mejor... sigo adelante.

Solo estuve un momento descansando en el árbol, y solo he logrado alcanzar ¿diez metros? no puede ser estoy acabada, que ánimos los míos, pase de un árbol a otro. 

Me cuesta respirar y moverme, cierro mis ojos y siento sueño, la tentación es inmensa, siento como si se me bajase la tensión y estuviera a punto de desmayarme, si lo hago ahora quizás no despierte y si lo hago preferiría no despertarme, incluso ahora preferiría no haberme parado de mi cama esta mañana, si hubiese sabido cómo iba a terminar todo, ¡pero como no soy adivina!, y si así me tocaba pasarla la pasaría fuera como fuera, todo me daría el mismo resultado.

Veo que la noche se llena de estrellas y se hace cada vez más oscura, no hace falta resaltar que todo esta en mi contra. Todos aquellos ruidos que me acechan se han ido, solo me queda la paz del descanso, pues esta guerra no ha terminado, y esta batalla se ha perdido.

La Piel que HabitéWhere stories live. Discover now