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-Sweet, esto sólo es un mal entendido y, antes de sacar conclusiones deberías...- golpeó su mano contra la mesa fuertemente, asustándome un poco.
-¿Qué? ¿Calmarme? ¡Cómo carajos quieres que me calme sabiendo que ese tipo casi se acuesta contigo! Y lo peor de todo es que tú no hiciste ¡nada!- me gritó en la cara con algo de nerviosismo y ambición. Sus venas comenzaron a notarse de la furia que este traía.
-tú...no lo comprendes, ¿cierto? ¡Siempre te crearás tu propia historia sin escuchar la mía!- le exigí parándome de la silla, este imitó mi acción y eso fue lo que más me atemorizó.- ¡nunca cambias Sweet Pea!
-¡cállate!- levantó su mano amenazando con aterrizarla contra mi mejilla pero me salí de la mesa antes de que eso pasara y me alejé hasta que la puerta estuvo detrás de mi.
-¡lo hice para salvar tu inútil trasero, idiota!- le grité por última vez y salí del trailer, la lagrimas no se tardaron en aparecer. No sabía donde ir, mi única opción era correr lejos de allí.
Me detuve en el puente el cual dividía al norte con el sur, me dejé caer de rodillas y solté todo. Comencé a gritar con tanta desesperación que mi voz se ahogó en él, las lágrimas caían cómo fuente y sin tomar conciencia, comencé a rasgar mis brazos con mis propias uñas, pero paré al ver puntos rojos salir de las líneas irritadas. Me enderece y mire al frente sin ninguna expresión en el rostro.
-¿¡T/N?!- dijo alguien, no me interese en ver quién.- oh por Dios, ¿que carajos te hiciste en los brazos?
Lo miré y ví sus ojos verdes penetrantes, Jughead Jones.
-Juggy.- susurré aún con la voz desgastada.
-vamos, te llevaré a mi trailer.- comentó para luego alzarme y llevarme hasta su moto. Me sentó sobre ella y me colocó su casco, él subió arrancando el motor y comenzar a moverse.
Me aferré fuertemente a su espalda, permitiendo que las lágrimas vuelvan a aparecer mientras recordaba que esto, lo hacía con Sweet Pea. Aferrarme a su espalda tan fuerte por miedo a caer y a perderlo a él. Ahogué un sollozo para que no lo escuchara y cerré los ojos.
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-llegamos...- habló tomando mis manos, lo miré de reojo. Su cabello alborotado se me hizo gracioso.- entremos, tenemos que hablar sobre esto.
Acarició con su pulgar las líneas rojas de mis brazos. M
e paré, y caminamos hasta la puerta. Entramos al dichoso lugar y me senté en su sillón mientras lo observaba quitarse la chaqueta de las Serpientes.
