# cuarenta y dos

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Ya no sabía a qué le tenía más miedo; el llegar tarde a su cita con jungkook, o decir alguna estupidez y arruinar todo. Aunque había tomado mucha confianza con aquel chico de sonrisa bonita, eso no quitaba el hecho de sentirse nervioso al estar frente él.

Sería su primera salida después de ese inolvidable día de octubre.

Y aunque pareciera que taehyung era alguien muy extrovertido y encantador, en realidad era alguien tímido y de personalidad cambiante.

Pero confiaba en el, y sabía que todo saldría de maravilla.

Y vaya, que no se equivocó.

☆★

—pensé que no llegarías .— hablo jungkook al ver a un encantador pelirrojo acercándose a él.

—también lo pensé,— tomó asiento en la banca—pero estoy aquí.

El pelinegro rio.

—¡dime que trajiste al perro!— dijo jungkook de la nada, haciendo que taehyung diera un brinco.

—no, no lo traje. Mi mamá se dio cuenta, pero quedó encantada con el— la sonrisa que tenía el más pálido se desvaneció al escuchar a su amigo, en serio quería ver al perrito.

☆★

Los chicos habían decidido comer unos hot dogs de un puesto que no estaba tan lejos del parque, mientras hablaban sobre las cosas que habían hecho el fin de semana pasado, estaba tan distraídos riendo y carcajeando, que no se dieron cuenta de un pequeño detalle; sus manos estaban juntas, con los dedos entrelazados.

A los ojos de cualquier persona, esos chicos eran pareja.

☆★

— Jungkook, gracias por invitarme, me la pase genial. Pero tengo que irme, mi mamá me está esperando y-

—¡te acompaño! Para que no vayas solo y te pierdas.— taehyung miraba a jungkook con el ceño fruncido, ¿perderse en su propia ciudad? ¡Para nada!

Al final dijo que si, y jungkook no podía estar más feliz.

El camino a la casa de taehyung fue divertido, hacían bromas, contaban lo genial que había sido su salida, entre más cosas.

Al poco rato sus manos volvieron a encontrarse.

☆★

— ¡nos vemos luego, perra!— dijo taehyung cuando vio de espaldas a jungkook, empezando a caminar hacia la salida.

Los pasos del mayor se detuvieron.

—dios mío Taehyung, eres un malhablado.— Jungkook regresa a la entrada de la casa con una sonrisa en el rostro.

—¿un qué?— taehyung se balancea de un lado a otro, con sus manos atrás, y una sonrisa inocente dibujada en la cara. Jungkook examinaba el comportamiento del menor con una ceja alzada y lo brazos cruzados.

—un malhablado —exclama el mayor. Taehyung ríe.

Taehyung da un paso al frente, quedando muy cerca de jungkook. Entonces fue cuando lo sintió, un calorcito que empezaba a generarse en sus mejilla, sus piernas flaquearon y sus ojos se perdían en todas partes menos en los orbes ajenos

Fue entonces cuando ambos cafés se encontraron por unos segundos, y Dios, Jungkook sentía que estuviera cometiendo un pecado si siquiera se le pasaba la idea de no ver al hermoso chico que tiene en frente. Porque sus mejillas haciendo juego con su cabello y sus lindas pecas que parecían manchas de canela espolvoreadas sin patrón alguno era algo muy lindo y tierno a los ojos del músico.

momo. kooktae Where stories live. Discover now