Capítulo 13

3.1K 160 14
                                    

-Mamá, te juro que no es lo que parece.- dije mirando con asco a Calum. Él simplemente sonreía.

-¿Y entonces qué se supone que hace este jovencito en calzoncillos?- preguntó mi madre poniendo los brazos en jarra.

-Pues... Ehm...

-¡Espera un momento!- gritó ella acercándose a Calum- ¡Tú eres Calum! ¡Calum Hood! ¡Lárgate ahora mismo de mi casa y deja a (tn) en paz!

-Yo no estoy haciendo nada que ella no quiera hacer.- rió. Yo le envié una mirada asesina.

-¡Largo!- dijo mi madre señalando la puerta.

-Pero señora, yo...

-¡Fuera o llamo a la policía!- gritó mi madre. Estaba fuera de si. Nunca la había visto actuando de esa manera. Calum se puso serio y salió de casa.

-Mamá, yo...

-Tranquila hija.- dijo abrazándome- ¿Te estaba molestando mucho?

-En realidad...

-He vuelto porque se me olvidaron las llaves.- me interrumpió.

-Pero mamá, Calum...

-Me tengo que ir ahora mismo a trabajar. Ya me explicarás en otro momento qué hacía ese joven en calzoncillos.- me volvió a interrumpir. Luego salió por la puerta.

Oh. Olvidaba que en esta casa falta comunicación.

Me sentía mal. Mi madre había echado a Calum de una manera muy aterradora. Nunca había visto esa cara suya. Para mi era totalmente desconocida.

Decidí bajar al 3° y picar en su puerta. ¿Sería un error? Puede ser. Pero necesitaba explicaciones. Al momento Calum me abrió. Llevaba unos pantalones gris de deporte, una camiseta de manga corta granate, unas zapatillas y un gorrito. Me invitó a entrar. Yo me quedé de pie en el salón. Él hizo lo mismo.

-Lo siento (tn). No debería haber entrado en tu casa en calzoncillos.- dijo él bajando la mirada.

-Supongo que yo también me tengo que disculpar. No estuvo bien que mi madre te hablara así.

-Escucha (tn)...- dijo él agarrándome del hombro- Tienes que saberlo todo ya y tomar una decisión.

-¿Una decisión?- fruncí la nariz.

-Ya sabes... Si quieres matarme a mi, matar a mi familia, matar a tus padres o matarte a ti misma.-rió.

-Está bien.- Sonreí.

-Deberías sentarte. La historia es algo larga.- dijo mirándome fijamente. Yo me senté en el sofá y él hizo lo mismo. Estábamos bastante cerca.

-¿Lista?

-Lista.

-Bien. Para empezar quiero que respires hondo, esto no va a ser fácil para ninguno.- dijo serio. Yo respiré.

-Estoy lista. Empieza ya por favor.

-Esto ocurrió hace algunos años, cuando tus antepasados y los antepasados de los Hood se llevaban bastante bien. Pero un día, un joven llamado Bill, de tu familia, digamos que os traicionó.

-¿Cómo?- pregunté confundida.

-Cometió un gran error y vosotros no fuisteis conscientes de ello. No sé exactamente qué hizo. Digamos que en aquellos tiempos, el dinero importaba muchísimo. Y él hizo algo así como contar mentiras.

-¿Mentiras?

-Sí. Digamos que creó rumores falsos. Él era la típica persona que quiere ver a todo el mundo mal. Así que empezó a contarle a mis antepasados que los tuyos querían robarnos dinero, la amistad era solo un truco. Y estos se lo creyeron, y dejaron de hablaros. Tus antepasados nunca entendieron lo ocurrido y nosotros siempre os odiamos, pero nunca nos molestamos en explicaros el por qué.

-Vale, ¿pero qué tiene que ver eso conmigo? ¿Por qué me echan todos la culpa?

-Esa es la parte que no te va a gustar...

-Necesito oírla.

-Vale. Ehm tus padres y los mios fueron al instituto juntos. Y no se hablaban. Tus padres no sabían la razón. Los mios sí la sabían, y aunque les daba igual, siempre metían rumores en la cabeza. Les decían que erais una gente con la que nadie debería juntarse. Así que guardaban distancia...

-Continua, por favor.

-Tu padre iba a otro instituto. Y mi madre también. Así que solo se conocían tu madre y mi padre.

-Sí eso lo sé.

-Pero... Lo que seguro que no sabes es que estaban enamorados.

-¿QUÉ?

-Así es. Mi padre y tu madre se enamoraron y mi padre empezó a hablar a tu madre a escondidas. Y eso no es lo peor...

-Di.

-Ellos se dieron su primer... Su primer beso.

-Oh.- dije poniendo cara de asco. La verdad es que no me esperaba eso para nada pero seguía sin entender cosas.

-Empezaron a salir en secreto. Pero cuando tu madre conoció a tu padre, dejó a mi padre para salir con el tuyo. Él se puso muy triste y se enfadó mucho con tu madre. Así que empezó a odiar a tu familia como siempre habían hecho. Después se enamoró de mi madre y se olvidó de ella. Pero cuando se enteró de que tus padres te habían tenido...

-¿Qué?- pregunté nerviosa.

-Empezaron a maldecirte. A decir que tú eras la prueba de su traición.

-Pero yo no les traicioné.

-Pero según el puto de vista de mis padres sí. Tu madre traicionó a mi padre y tú eres la prueba que quedará de por vida.

-Espera, mi madre no traicionó a tu padre. Simplemente cambió de opinión.- dije poniéndo mi mano en el pecho de Calum.- Si él la quería de verdad, debería haberla dejado ser libre.

-Mmm, así que crees que él no la quería.- dijo agarrando mi mano y acercándose a mi.

-Ehm... Yo no he dicho eso.- dije alejándome un poco.

-Parece que no te ha afectado mucho.- rió.

-La verdad es que me esperaba algo más traumatizante. Pero tengo que hablar con mi madre. Calum, ¿no lo ves? ¡Podemos arreglar esto!

-Lo dudo. Mis padres son muy tozudos.

-De todos modos, tú me has engañado.- dije levantándome.

-¿De qué hablas?- preguntó él haciendo lo mismo.

-Siempre me ignoraste. Y cuando me empezaste a hablar lo hiciste buscando venganza.

-Pero no era yo. Yo siempre pensé que eras inocente, que no tenías la culpa de nada. Mis padres me obligaban. De hecho, cuando le dije a mi padre que quería hablarte, me dio tal bofetada, que no me atreví a dirigirle la palabra en días. Al saber que me habías hablado en el ascensor y yo te había respondido, como castigo me obligaron a enamorarte para luego romperte el corazón, como tu madre hizo con mi padre.

-¿Y cómo se enteraron? Ellos no viven aquí.

-Cuando me quedé en casa con mi hermana, no tuve más remedio y se lo conté todo.

-Vaya...

-Seguramente si se enteran de que te he contado esto, me metan en un pozo y no me dejen salir nunca.- rió nervioso. Yo le abracé.

-Gracias Calum. Yo... Yo te quiero.- dije poniéndome roja. Él no dijo nada. Cuando el abrazo terminó, él acarició mi mejilla. Yo ya sabía que él era inocente.

-Admite que te encantó que apareciera en calzoncillos en tu casa.- sonrió. Yo me reí. ¡Claro que me había gustado!- ¿Tienes algo que hacer hoy?

-La verdad es que no. Pensaba quedarme en casa.

-Naa, mejor quedate conmigo.- dijo agarrándome de la cintura.

-¿Y qué vamos a hacer?- sonreí.

-Lo que tú quieras princesa.- me susurró en el oído.

Mi drogaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora