Capítulo 1- Luz y Oscuridad

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—No estoy del todo de acuerdo con que alejarla de la realidad sea la mejor opción —convino Karen— no podemos seguir tratándola como a una niña, cuando no lo es. Deberíamos explicarle qué hay al otro lado de los muros de nuestro hogar y dejar que decida por sí misma qué camino quiere tomar.

  —De verdad, Karen, que si no fuera porqué eres madre de tres niños y esposa del Conde de Derby pensaría que te estás burlando de mí o, de lo contrario, que tus razonamientos son peores que los de una muchacha casadera —repuso altiva Audrey, clavando su mirada sobre Leda y el Cisne, el boceto de Leonardo Da Vinci que colgaba sobre una de las columnas de Chatsworth House. 

La melliza de pelo oscuro se levantó del diván ofendida por la declaración que su hermana mayor acababa de pronunciar, sin importarle la mirada suplicante de Bethy ni la mano apaciguadora de Gigi. 

— Liza también es mi hermana pequeña —se señaló a si misma y hablando a la nada porqué Audrey no la estaba mirando—  y me preocupa tanto como a ti. Créeme que cuando hablo de ella, no lo hago a la ligera. Nadie pretende ocupar tu lugar como tutora, pero no estaría de más que escucharas nuestras opiniones. 

—De acuerdo, seamos liberales. ¿Qué propones?, ¿Cuál es tu opinión?—inquirió de forma claramente sarcástica, dejando caer sus ojos gélidos sobre Karen— Liza no es como nosotras. Su forma de percibir el mundo es diferente. Exponiéndola frente a la sociedad tan sólo le haríamos más daño y ya ha sufrido bastante, por si no lo recuerdas.

Aquellas últimas palabras se clavaron como un aguijón en el alma de Karen. ¡Por supuesto que lo recordaba! Y no había día ni noche que no se lamentara por ello. Todos se sentían culpables, pero ella más. Debido a que todo ocurrió en su propiedad. Liza fue secuestrada en Derby y violada por un miserable contratado por la madre de su esposo. ¿Cómo olvidarlo? La culpabilidad se asomó en su rostro.

—¿Crees que no me siento culpable?—se inundaron sus orbes oscuros en lágrimas, sentándose de nuevo, abatida.  

—Todas nos sentimos así... —agregó Gigi sin dejar de mecer a Perla.

—¡Pero yo más!Ocurrió bajo mi techo, ocurrió en mi casa...

— No te tortures— la abrazó Bethy. 

—No sirve de nada lamentarnos por lo que ocurrió. Ella ahora es feliz. Con nosotros. ¿Por qué inundarla de nuevos conceptos que ni si quiera se plantea? Jamás me ha demandado salir para visitar a otra dama de su edad. Tampoco me ha demandado que llene su armario de nuevos trajes para pasear por Hampshire. Ni si quiera me ha preguntado por qué no la hemos presentado en sociedad. ¿Por qué? Porqué no lo necesita. Por supuesto que sabe que existen los eventos, las cenas y los amigos...Lo ha vivido a través de nosotras en nuestros respectivos debuts sociales. Simplemente, no le interesa lo más mínimo conocer a gente nueva y no hay necesidad de que lo haga. Y, sinceramente, tampoco deseo tal cosa. Es demasiado sensible y la presencia de extraños no hace otra cosa que torturarla. Si ella no me lo pide, ni si quiera voy a proponérselo. Creo que es lo mínimo que podemos hacer por ella, respetar su silencio. Respetar sus decisiones veladas. Si fuéramos hacia ella con explicaciones acerca del exterior, tan sólo estaríamos abrumándola de información innecesaria. Ella sigue su rutina diaria: se levanta temprano, desayuna con nosotros, pasea por nuestros jardines, come con sus sobrinos, descansa hasta media tarde, me acompaña en mis tardes de lectura y vuelve a su alcoba feliz y libre de condiciones ni restricciones. Yo no la obligo ni la he obligado a que su vida sea así, ella misma ha adquirido estos hábitos. La consentimos en todo cuanto podemos. Sus baños diarios, sus animales y sus plantas. Todo en cuanto a ella se refiere, es nuestro deber y deseo complacerla. Edwin y yo nos haremos cargo de Liza hasta que Dios decida llevarnos y el día que no estemos, tendrá su propiedad y su renta. Yo misma me encargaré de que alguna de mis hijas se haga responsable de ella cuando llegue a la vejez. Estoy segura de que tanto Mary como Alice, serán agradecidas con su tía y le dedicarán la atención que necesita cuando yo no esté. 

Esencia del AstroWhere stories live. Discover now