6

13.6K 573 86
                                    

- Madre mía, Alba - podía notar la respiración acelerada en su voz, y solo acababa de rozar mi muslo contra su centro, para enfatizar mis palabras-. A este paso no voy a necesitar ni que me toques.

Me mordí el labio al ser consciente de su estado y ataqué su boca con pasión.

- Túmbate - exigí, cuando lo hizo, agarré sus manos y las puse por encima de su cabeza-. Ni se te ocurra moverlas porque pararé.

- Me vas a matar - susurró mirándome intensamente-.

Después de atrapar un gruñido de su boca, empecé una vez más el camino por su cuerpo hasta toparme con el elástico de su tanga. Esta vez sí lo retiré.

Me sorprendí muchísimo de lo mojada que estaba. Todo su sexo, perfectamente depilado, brillaba a causa de la humedad. Nunca pensé que me iba a parecer tan apetecible.

- No puedo creer que me estés mirando el coño como si fuera una puta obra de arte - soltó Natalia y yo alcé la mirada para encontrarme con sus ojos-. Créeme que es la imagen más sexy que he visto en mi vida. Te lo juro.

Sin dejar de mirarla, paseé mis dedos por sus pliegues, observando cada reacción en su cara. Metí dos de ellos en el interior de Natalia, llenándola con mis embestidas.

Había intentado al máximo no tocar su clítoris, dejando lo mejor para el final, hasta que llegó el momento de prestarle la atención que merecía con mi boca. Tras un lametón que abarcó todo su centro, mi lengua rozó su botón y obtuve un gemido gutural de Natalia como respuesta.

Sus muecas de placer y mi intuición guiaban los movimientos. A base de estimular con la lengua ese punto y del constante vaivén de mis dedos dentro de ella, conseguí llevarla al borde del clímax.

- Me voy a correr, Alba - anunció y yo, por instinto, usé con suavidad mis dientes sobre su clítoris y arqueé mis dedos en su interior-.

Natalia explotó en un orgasmo que me puso la piel de gallina. Ver a esa pedazo de mujer dejarse llevar así podía perfectamente ser lo más erótico que había visto nunca. Me sentía poderosa al ser la causante.

Trepé por su cuerpo hasta llegar a su cara y Natalia me agarró de la nuca para empezar un ardiente beso. Mordía mis labios y arrasaba con su lengua cada rincón de mi boca.

- No eres consciente de lo que me acabas de hacer, Alba - dijo entre besos-. Ha sido... espectacular. Tú en otra vida... has hecho esto muchas veces. Seguro.

Yo me reí y ella mordió mi mandíbula. Llegó hasta mi oreja y lamió antes de susurrar.

- Me toca - bajó una de sus manos por mi cuerpo hasta llegar a mi sexo y hundió su dedo en mi humedad para luego lamerlo lentamente ante mi atenta mirada-. Estás mojadísima. Y sabes muy bien.

- Tócame - pedí-.

- Te tocaré cuando yo quiera - me dijo mientras atacaba mi cuello y recorría con sus manos mis muslos-.

- Natalia- protesté hundiendo mis uñas en su espalda desnuda-.

- Me encanta que quieras dominarme - explicó, con aparente tranquilidad, mientras seguía dejando besos húmedos en mi clavícula-. Me pone muchísimo. Pero ahora vamos a hacerlo a mi manera.

Me tumbó en la cama y ella se puso encima de mí. Colocó estratégicamente su muslo entre mis piernas. Yo al instante aproveché la posición y arqueé mis caderas en busca de mayor contacto.

Natalia empezó a moverse, aumentando la fricción entre nuestros cuerpos, mientras se ayudaba con sus manos agarradas a mi culo. Estaba volviéndome loca. Su boca se situó de nuevo a la altura de mi oído.

- Me estás empapando entera, Alba. ¿Quieres más? - yo asentí, ya notaba que me faltaba el aire y todavía no había usado ni sus dedos ni su boca. Me iba a matar de placer, lo presentía-. Dímelo, ¿quieres más?

- Sí.

Natalia apartó la pierna, poniéndola a un lado de mi cuerpo e introdujo de golpe tres dedos dentro de mí.

Me embestía a un ritmo constante, pero no frenético y yo me acompasaba a él con mis caderas. Al mismo tiempo, Nat besaba y lamía mi boca. Parecía que se quería beber cada uno de mis gemidos. Y yo quería ahogarme en sus jadeos.

- Nat, más rápido - pedí, ella negó y sacó los dedos de mi interior, dejándome una sensación de vacío que era hasta dolorosa y la miré con ojitos-. No seas mala... Te necesito.

Natalia sonrió y bajó por mi cuerpo hasta situarse en mi entrada. Una vez entre mis piernas, sopló y me erizó cada uno de los poros de mi piel.

- El tuyo también es muy bonito - halagó mi sexo, con sorna, antes de besar mi clítoris con delicadeza-. No podía esperar más para comértelo.

Finalmente su lengua me recorrió entera y se adentró en mi interior. Sus movimientos expertos estaban descubriendo en mí un mundo completamente nuevo. Activaba sensaciones que nunca había tenido y con cada roce pensaba que no iba aguantar más.

Su lengua mantenía la intensidad de manera que me dejara siempre al límite, sin llegar a alcanzarlo. No sé cuanto tiempo estuvo explorándome hábilmente pero yo estaba desesperándome.

- Haz que me corra ya, Nat.

- ¿Qué te he dicho de las exigencias? - me reprendió-.

- Por favor. No puedo más - supliqué y ella me dedicó una sonrisa ladeada-.

- Sí puedes. Te voy a dar el mejor orgasmo de tu vida - amenazó contra mi clítoris-.

Chupó ese punto de mi cuerpo como si fuera su helado favorito y acompañó la tortura con sus dedos, embistiéndome de nuevo.

Cuando le pareció oportuno, para mí fue una eternidad, subió el ritmo de ambas atenciones haciendo que mi corazón se disparara.

Cada parte de mi cuerpo tembló cuando un orgasmo descomunal me alcanzó. Estaba segura que todos los vecinos del edificio habían podido escuchar su nombre en mi boca.

Me había quedado sin fuerzas y solo podía mirarla con sorpresa y satisfacción.

Natalia se apartó de mí para observarme mejor. Se recreaba en cada parte de mi cuerpo, afectada por el clímax.

- Estás guapísima - me piropeó-.

Cuando le pareció que me había memorizado lo suficiente, se acercó a mis labios y me besó lentamente. Yo le correspondí, aferrándome a su nuca.

Nos separamos y se estiró a mi lado, apoyando su cabeza en su codo, sin dejar de mirarme.

- ¿Y? ¿Qué te ha parecido la experiencia? - preguntó pícaramente-.

- Increíble. No sé, no tengo palabras - contesté dejando un beso en su hombro para depués volver a mirarla-. Bueno, sí, aclaremos una cosa, hetero no soy.

- FIN -

Mentiría si dijera que no he escrito el fic entero solo para que acabara con esa frase célebre de Alba Reche.

Tranquis, habemus epílogo.

Gracias por leer ♡

Neon Lights | AlbaliaWhere stories live. Discover now