CAP 25

2K 147 34
                                    

Instalarme en mi nuevo hogar no ha sido nada fácil, todo me parece extraño y doloroso de algún modo, no conozco a nadie y esto me recuerda a cuando llegue a Italia. Extraño demasiado a todos sin excepciones, incluso extraño a Candelaria

La despedida fue muy difícil porque ver llorar a la abuela no me gusto para nada, me había acostumbrado a pasar mucho tiempo con ella, a recibir sus divertidas clases de modales o comportamiento. Me había acostumbrado también a Antonella y su rara manera de hablar cuando se toca el tema del derecho

Pero a quien extrañaba mucho más era a la pequeña Iris, esa niña linda que se la pasaba todo el día jugando y riendo conmigo hasta que Ruggero llegaba y tenía que irse a jugar con sus muñecas. Ruggero, dios ni siquiera quiero hablar de él porque si no ahora mismo me regresaría a Italia

Está más que claro que Ruggero es la persona que más falta me hace de todos, estaba locamente enamorada de él y lo seguiré estando sin importar la distancia. Estoy segura de que pronto volveremos a vernos

No sé cómo funciona esto, nunca antes tuve una relación, y cuando comencé a tenerla me alejaron de él. Y entonces, ¿Cómo voy a saber cómo funcionan las relaciones a distancia?

G: ¿Te das cuenta? La muchacha se volvió importante pare ellos, darían lo quesea por tenerla de vuelta
F: ¿Y eso qué? Si tanto la amaran no hubiesen dejado que venga con nosotros
G: No seas estúpido, Fernando. Ruggero ama a mi hija, podemos sacar provecho de ello

Me escondí detrás de la puerta impidiendo que me vean escuchando toda su conversación. Siento que algo malo voy a terminar enterándome

F: ¿Provecho de qué? Estamos condenados por habernos traído a la estúpida de tu hija. Bien sabes que la detesto totalmente, mierda
G: ¿Y eso qué? Todo pasó por tú culpa, esa mocosa no existiera sino hubieses hecho lo que hiciste
F: ¿Ahora es mi culpa? Yo no te mandé a andar de puta por ahí
G: ¿Es mi culpa que me hayan violado y que esa estúpida sea producto de esa desgracia?
K: ¿Qué?

Ambos voltearon a mirarme atónitos mientras yo retrocedía asustada sin poder creer lo que escuché hace nada. Esta era la realidad de la que Ruggero hablaba

G: ¿Qué haces ahí? ¿Acaso esa familia italiana no te enseñó modales?
K: Me condenaron dieciocho años de mi vida, ¿Por qué?
F: Para empezar, te merecías eso y más por haber arruinado nuestra vida con solo existir, maldita sea
K: Es que no entiendo, ¿Por qué me trajeron hasta aquí si no me quieren como los padres que se supone que son?
G: ¿Padres? Pero si tu eres hija de un error, naciste porque la estúpida de tu abuela no me dejó abortar, se suponía que se haría cargo de ti, pero tenía que morirse la vieja estúpida
K: ¡Error de qué! Si solamente era una niña que sufrió toda su maldita vida porque sus padres no se quieren hacer cargo de ella

Ambos rieron a carcajadas acercándose a mí intentando acorralarme, pero simplemente me hice un lado sintiendo mis ojos arder. Cometí un error al venirme hasta aquí

G: Pero mi niña, eso no importa ya. Estamos juntos ahora, y podemos volver a comenzar
K: Quiero la verdad de todo, ¡Ahora!
G: ¿De verdad quieres saberlo? –asentí segura de mí misma-
F: Pero primero, yo como tu padre quiero conocerte más a fondo
K: No me toque
F: ¿Pero por qué? Solamente quiero devolverte el favor que le hicieron a tu mamá dieciocho años atrás

Mierda, no....

¿Cómo mirarte?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora