⌁Epílogo: la felicidad se ve asombrosa en ti

157 23 3
                                    

Siete meses más tarde

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Siete meses más tarde.

Miro el espejo de la pared, noto marcas de mi piel que considero del inferior de mis glúteos. No me disgustan porque sé que es lo más natural del mundo, además me encanta el traje de baño de dos piezas de color negro que llevo, la parte de abajo tiene una maya de en el borde, la parte inferior es sin tirantes y es completamente liso. Veo mi maquillaje, es muy sencillo y el cabello lo llevo al natural, busco mi falda larga roja para ponérmela.

Ya debería de estar en la playa porque mi hermosa prima finalmente se casa con Daniela, hubiésemos llegado antes, pero tenía un montón de trabajo, obras a encargo. Agregando, mi hermano, su mujer y mi sobrinito vinieron con nosotros, así que los esperamos.

—Cada vez que te veo, me enamoras —adula Baxter detrás de mí, sujeta mi cintura y me obliga a darme la vuelta para estar cara a cara, se inclina a besar la punta de mi nariz.

—Y tú te ves hermoso con ese traje de baño, ¡no puedo creer que estamos en Cancún! —chillo de la emoción—. Me encanta, me hubiera encantado ser una de las damas de honor de Winter, pero ya ves que no se pudo. Y apenas he intercambiado una que otra palabra con Daniela, me gustaría conocerla más. —Hago un mohín con mis labios.

—No hagas eso que me dan ganas de besarte.

—¿Y qué es lo que esperas, una invitación?

Soy quien toma la iniciativa, lo atraigo hacia a mí. Lo abrazo por la espalda, jugueteo un poco con su labio al morderlo para terminar con un beso dulce que se torna acalorado cuando él empieza a bajar sus manos para sujetar mi trasero.

Chillo de la sorpresa para empujarlo, definitivamente no es el momento por la hora.

—Ya vámonos que se nos hace tarde —apresuro, reviso la cama deshecha de la habitación para recoger la tarjeta de la habitación.

No quiero tener las manos llenas de cosas a la hora de la emoción. Baxter da un beso en mi sien antes de salir de la habitación, toma mi mano, entrelazando nuestros dedos. Con mi mano libre, sujeto el brazo de mi novio y emprendemos con nuestro camino.

Efectivamente, Baxter y yo nos hicimos novios.

Cuando ingresé a la facultad de artes, llegué a la galería más que emocionada. Había congeniado con la mayoría de las personas con el grupo, algunos hasta me felicitaron por la galería y que no tenían palabras para elogiar mi trabajo. En especial, un estudiante de cursos superiores, se me acerco para intentar flirtear conmigo, yo lo detuve.

Pero eso no lo sabía Baxter. Al llegar a la galería, lo encontré observando el cuadro que le regalé y permaneció ahí porque somos socios del negocio. Y mi lobo significaba el inicio de nuestro camino.

Le comenté sobre este sujeto, que por cierto, era muy atractivo. No me abstuve de comunicárselo, y me pareció ver que por sus ojos estallaron en flama.

Préstame tu felicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora