Prologo

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- Hoseok

La voz femenina suena distante, como un leve susurro que se desliza por los oídos del niño ,suave pero cargada de preocupación , unas débiles manos sujetando sus hombros sacundiendolo con fuerza , haciéndolo querer conectarse nuevamente con la realidad pero demasiado sumido en su propio mundo para poner atención.

- Hoseok

La mujer vuelve repetir mientras las lágrimas comienzan a secarse en sus mejillas, dejando solo sutiles sombras en su piel. Pero el niño sigue con la mirada perdida en sus manos, viendo sin ver, intentando que su mente procese lo que acaba de suceder , lo que acaba de hacer , .

-¿Hyung?

Esta vez no es la mujer quien lo llama, sino el pequeño niño de cuatro años tendido en el piso, con la mirada fija en el mayor , la confusión pintada en el rostro, mientras la sangre sigue en su rostro , secándose lentamente, igual que las lágrimas de la mujer y las propias lágrimas que Lee habia derramado.

Es esa  voz ,suave y aniñada, la que logra que el mayor vuelva en si, enfocando sus ojos en la brillante sonrisa de Jaehyun , quien ha sentado en el piso , sin ser consciente de la sangre y lo desarreglada que esta su ropa , con los ojos brillantes y los brazos extendidos hacia el , incitando que lo abrazara.

- Has vuelto a casa Hyung

Y ante esas palabras Hoseok se desmorona, abrazando el delgado cuerpo del menor mientras las lágrimas comienzan a fluir intensamente, ríos sin control que bajan por sus mejillas mientras sorbe su nariz, intentando contener el sollozo que amenaza con salir de su garganta mientras se aferra a su primo como si este fuera a desaparecer de su vida.

Por qué ha estado a punto de hacerlo , porque en el instante en que el niño ha caído por las escaleras luego de correr entusiasmado por la llegada de Hoseok, su vida había comenzado a pender de un hilo, un hilo que Hoseok había restaurado y afianzado a la vida mientras sus manos expulsaban esa extraña luz que había envuelto la cabeza de su primo en un manto grueso , sanando el corte en su cabeza , para luego extenderse por el resto de su cuerpo reparando los huesos rotos y volviendo todo a su posición.

Porque le había devuelto la vida a el pequeño niño entre sus brazos.

Fue ese día, cuando tenía apenas 12 años y demasiado sueños por delante, que Hoseok se dio cuenta que no era un humano normal.

Era un Kamana.

Y había despertado su primera habilidad.

Kamana |Wonkyun|Where stories live. Discover now