un | le revenant

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Yoongi acostumbraba a dormir temprano todos los días. Sin embargo, los viernes aprovechaba para ver un maratón de películas o series y drenar el cansancio semanal causado por el estrés del trabajo y la universidad.

Supo que debía acostarse en cuanto sus ojos empezaban a cerrarse a mitad de "Oldboy". Caminó a paso lento hasta el pasillo que conectaba la pequeña sala a la única habitación.

Miró todo hecho un desastre y se prometió arreglarlo en la mañana. Una de las ventajas que Yoongi amaba de vivir solo era que podía prácticamente hacer lo que le diera la gana sin recibir órdenes o malas caras.

Apagó la luz y avanzó en un letárgico andar hasta que un leve jadeo lo hizo detenerse a mitad del pasillo. Miró hacia atrás buscando la fuente del sonido pero todo lo que pudo apreciar fueron las sombras recortadas de la ciudad que se esparcían sobre la moqueta de la sala.

Volvió a andar a su cuarto y otro ruido le detuvo. Se devolvió a la sala y comprobó que no fuese el gato de la vecina que tenía por costumbre subir por las escaleras de incendio y entrar en la casa a causar estragos.

Se devolvió a su cuarto luego de comprobar que no había nada y por fin se dejó caer al colchón dejando fluir su cansancio y entrando en un sueño anhelado y profundo.

Comenzó a tener uno de esos que difícilmente se olvidan por lo vívidos que son y por la sensación vibrante que dejan tras su fin. En este, Yoongi estaba en una discoteca, lugar que poco frecuentaba, y bailaba al son de una música lenta y de tono sensual junto a un chico de cabello rubio al cual no podía verle la cara pero sabía que era muy atractivo.

Sus cuerpos se acercaban peligrosamente durante un rato hasta que la línea del desespero fue traspasada y ambos hicieron entrar en contacto sus labios y deleitaron el sabor del otro.

La escena del sueño cambió y ambos estaban en la cama de Yoongi, probando con apetito venéreo los labios del contrario.

¡Oh corruptos y espléndidos labios!

Mientras el chico dejaba por todo su cuello besos húmedos y suaves que sacaban suspiros involuntarios a Yoongi, este recorría con las manos el cuerpo del chico, excitándose al tacto de la tersa y nívea piel.

Sus cuerpos se reclamaban, se necesitaban y entre besos y jadeos ya por fin las ropas dejaron de ser impedimento para realizar el acto que los llevaría al máximo placer.

Yoongi observó al chico de pies a cabeza una vez la ropa ya no lo cubría y se decantó en cada curva de su cuerpo.

El joven parecía una escultura griega de esas magníficas que se lucen en los museos de antigüedades y todos admiran por la pasión y frialdad que desprenden.

Yoongi detalló su cara, la cual la luna delineaba suavemente. Sus ojos rasgados estaban bañados de esa expresión oscura y exquisita que encantaba y derretía a cualquiera que le mirase. Algunos mechones rubios caían húmedos por su frente debido al sudor dándole al chico una imagen tan erótica y mortal que Yoongi soltó un suspiro involuntario.

Recorrió con su vista el arco recto de su nariz, sus pómulos altos, finos y delicados para luego pasar a su boca de labios gruesos con la sutil forma de un corazón que le daban ese aspecto apetecible.

¡Oh boca tan dulce y exquisita, llena del más delicioso veneno que cualquier ser pueda probar!

-Yoongi-ah-susurró el chico en su oído haciendo que un torrente de sensaciones lascivas se filtrasen en su cuerpo y lo hicieran estremecer de ansia.

La voz del muchacho era divinamente pecaminosa; suave como el satén. Yoongi soltó un gemido ronco y bajo ante sublime sonido que invitaba a la impudicia sin remordimiento.

-Te voy a hacer sentir el placer más divino que hayas sentido jamás con cualquier persona antes-un dedo largo y caliente recorrió el cuello de Yoongi con letargo, eso hizo estremecer y erizar sus vellos. Su cuerpo se moría por tenerlo dentro y llenarse por completo de él.

¡Ah, pobre mortal, lo deseaba tanto!

-Mhm-Yoongi asintió un poco aturdido por el delicado tacto y la forma en que lo hacía sentir, como borracho, en una nube de lujuria y deseo de la que no quería bajar nunca-Haz l-lo que quieras conmigo pero por favor, no m-me tortures más-gimió Yoongi al borde de la locura cuando el chico lo tumbó de nuevo a la cama y devoró sus labios.

Ambos penes calientes rozaban  tortuosamente volviendo loco a Yoongi.

Su cuerpo hervía por el deseo y el placer que le producía aquel divino roce y comenzó a temblar. El corazón se le quería salir disparado del pecho. Su cordura abandonaría su mente pronto. Si es que no lo había hecho ya. Su respiración cada vez se le hacía más entrecortada.

El muchacho lanzó una pequeña carcajada de satisfacción y se levantó de encima de Yoongi dejándole perplejo en la cama con un frío terrible que le calaba hasta los huesos y le penetraba el alma.

Cuando Yoongi le miró confundido y con la respiración perturbada, el muchacho sin nombre sonrió nuevamente y Yoongi pudo jurar que esa sonrisa sería el arma de su destrucción pero no pudo evitar dejar que se clavara tan aguda en su mente cual alfiler.

El muchacho de labios rosados y gruesos se fue acercando de nuevo peligrosamente hasta colocarse de nuevo sobre el chico en la cama rozando adrede su ígneo miembro con el de Yoongi robándole un fuerte gemido de dolor y placer, haciendo temblar de nuevo su cuerpo.

-Tranquilo cariño, esto es sólo el comienzo. 

¡Pobre alma cándida!  

(🍁)

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-danni.

❛- Le Revenant;jinsu Where stories live. Discover now