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— ¡Oh joder~! — exclamó el rubio al no poder cerrar su maleta de viaje. Y es que su mamá aún se preguntaba el por qué llevaba tanta ropa, si solo iban a ir una semana a un paseo familiar.

— Minnie~ bebé. Te dije que no empacaras tanto. — su madre reprocho mientras se sentaba encima de la maleta de su pequeño bebé, para hacer presión y así poder cerrar la maleta.

Gotas de sudor caían por la tersa frente del más pequeño una vez pudo lograr cerrar la maleta, y es que su mamá no entendía, y quizá jamás lo lograría entender. El paseo familiar no era con nada más ni nada menos que con la familia Min, y joder Jimin estaba tan ansioso.

A pesar de que ya había pasado tiempo del encuentro con el peli azul a fin de año, no habían perdido del todo el contacto, se texteaban mucho, pero eso no bastaba; ni las conversaciones subidas de tono, las fotos o el cybersexo. Era divertido, sí. Pero llegaba un punto donde todo era monótono y cansaba.

Una vez su madre se fue, el rubio mordió su pulgar; en esa maleta no sólo había ropa, por supuesto. El joven Min le dio unas cuantas especificaciones de lo que quería que llevase para el viaje... O bueno específicamente lo que él quería que vistiese exclusivamente para el mayor.

Se sorprendió cuando su celular vibro. Era un mensaje de él.

Espero que lleves lo que te he dicho, zorra.
Por cierto, creo que yo estoy extrañando la calidez de tu estrecho interior. Quiero que no hagas nada mientras yo no estoy, quiero que estés apretado una vez entre en ti.

Mi señor ha enviado una foto.

Enviado, 13:54.

Su miembro dio una sacudida al apreciar la indecente foto que le había enviado su primo; varios anillos adornaban su gran mano izquierda mientras que con esta tomaba su erecto miembro, dejando ver aquella pequeña perforación. Tenía una camisa de vestir negra, arremangada hasta los codos, dos de los botones del inicio estaba desabrochados y solo se lograba apreciar una pequeña parte de su cuello. Su pantalón solo estaba levemente abajo. Y mierda, toda la foto era una digna obra de arte.

Jodido Min YoonGi y sus calientes provocaciones.

Al bajar las escaleras, su padre le miro un poco estupefacto al notar las dos grandes maletas que portaba su único hijo.

— ¿Es que acaso te vas a quedar todo el mes? —su padre tan imponente y serio como siempre le reprocho por el excesivo número de maletas, pero quedo aún más asombrado cuando de las escaleras bajaba su esposa, junto a algunas chicas de aseo; con cuatro grandes maletas—. De tal palo, tal astilla. —bufó.

Jimin no pudo nada más que hacer que reír un poco mientras arrastraba su equipaje hasta el auto que los llevaría al aeropuerto. Una vez llegar y hacer el checking y todo el correspondiente proceso para montar al avión el rubio se ponía un poco más ansioso con el pasar del tiempo. Tanta fue su ansia que no podía quedarse quieto en el gran asiento en la parte ejecutiva. Quería llegar lo más rápido posible.

Una vez aterrizar en su destino; una hermosa isla caribeña, el pequeño Jimin no podía aguantar el cosquilleo en la parte baja de su anatomía.

El hotel era impresionantemente hermoso, con bares donde mirases e incluso poseía ciertas áreas con piscinas y playas artificiales. Y en la parte más alejada estaba el cristalino mar, con solo pisar la suave arena Jimin quería hundirse profundamente en la diáfana pero salada agua; sin embargo, el largo viaje y el imperdonable jet lag atacaron sus sentidos. Dormiría hasta que su cuerpo pudiese acostumbrarse al cambio de horario.

Despertó mucho mejor horas después, miro a su alrededor; las maletas aun sin desempacar, puso exclusiva atención a una de ellas y no pudo evitar sonreír pícaramente. Quería que el maldito de YoonGi cumpliera su palabra porque a decir verdad... lo había extrañado, si, ninguno de sus juguetes se comparaba a su gran señor. De un salto dejo su cama y se dirigió al baño a realizar una relajante y profunda limpieza.

Ekstase [Y.M] OSWhere stories live. Discover now