23

8.2K 502 28
                                    

Lauren
Miami

Tenía que hacerlo. Me sentía muy frustrada por que la mayoría de lo que le dije era verdad. Lo sabía. Mis sentimientos estaban siendo escarbados del fondo de mi corazón, ese rincón que había luchado mucho por enterrar. Donde permanecía una versión mía diferente, donde guardaba silencio y quería sin medida. Era donde estaba ella.
Su presencia y esa sonrisa, sus besos y el toque tan tierno que hacía a mi cuerpo, estaban buscando sin parar a entrar en mi. Mi corazón iba a estallar y no podría ocultarlo, temía no tener el valor de alejarme y darle la lección que necesitaba para ella. Lo que Normani y yo acordamos.
No la miré otra vez, me dediqué a seguir sus instrucciones para llegar a la clínica y a disfrutar el toque leve que daba al dorso de mi mano, aun presionada en su muslo. Un silencio cómodo para mi mala suerte.
Me gustaba su culo, totalmente.
Preguntar por las mujeres con las que trabajaba no importaba, Camila podría pasar por una de ellas. Así cómo ella intentaba desenterrar algo de mi, yo entendía que la chica superficial de la que escapé, aún seguía ahí ¿O no? Mierda.
Camila era interesante, inteligente y sabía que una vez conociera más de ella, su forma de ser podría atraparme.

-Es aquí. Dijo con voz entusiasmada. Usé el estacionamiento privado de la clínica y bajamos juntas.
Las actividades dentro del lugar estaban suspendidas. Por el día pero ella misma tenía llave de la entrada. Cuide su bolso para que abriera y aproveche para mirarla. El vestido azul marcaba cada una de sus líneas, recorrí sus piernas y miré su culo. No lo había observado mucho.
-Lauren.
Se quejó. Abrí los ojos de golpe e intenté sonreír. Me había encontrado mirándole y me avergonzó.

-Lo siento, entremos.
Dije en voz baja. Su sonrisa creció. Escuché el eco de nuestros pasos en el lugar y recorrimos un pasillo después de la recepción y una cómoda sala de espera, con un toque de elegancia.
Llegamos a una puerta con su nombre. Vaya.
Abrió para mi y me extendió la mano. El lugar parecía realmente cálido, un sofá, su escritorio y su área de trabajo impecable, con aparatos y luces por todas partes, material y una serie de fotografías y arte en los muros. Lindo.

-Es encantador ¿Cómo lo conseguiste?

-Asistente, prácticas, luego un contrato, aunque algunas personas me ayudaron. Pronunció lo último con incomodidad.
-¿Te gusta?

-Me gusta ¿Que vas a hacerme ahora?
Use su camilla especial y me senté coqueta.
-¿Algún tratamiento?

-No juegues Lauren.
Pronunció asustada.

-¿Solo me trajiste para mirar? Venga, dejaré qué practiques conmigo ¿Porque no haces una exploración a mi boca?
Pregunté levantando las cejas.
Cubrió sus labios para no reír por lo que decía.
Mordió su labio inferior aún abrazando su cuerpo y esperando frente al escritorio a que yo terminara con el juego.
-Colócate la bata por favor.

-Ya basta Lauren, no seas tonta, tu y yo no podemos hacer nada aquí.

-Bien, pues me niego a irme hasta que tu me enseñes lo que haces.
Sonrió esta vez. Y aunque decidida, sabía que estaba igual de tensa que yo.
Tenía demasiadas imágenes en mi mente, de ella desnuda sentada sobre mi en esta camilla reclinable.
Para mi sorpresa llegó para sentarse en mi regazo y sostener mis mejillas.
Estudió mi cara como en otras ocasiones.
La chica dulce surgía de repente. Con su mano recogió un mechón de cabello que caía por su cara y me sonrió.
De pronto mis manos necesitaban tocarla. Por la cintura fue.

-¿Es bueno esto que pasa verdad?
Dudó. No iba a negarme. Ya no podía hacerlo, necesitaba dar dos pasos a la vez y alejarme antes de que me afectara a mi.
Pensé en los mensajes que había compartido con Tajani la noche anterior. Sobre una cita el día que yo volviera y platicándome sobre la fiesta a la que fue en fin de año.
Debía irme, y debía besar y tener sexo con Camila para liberar la tensión y después marcharme.
Pensaba que si por fin tenía a Camila de esa forma iba a poder arrancar esa parte de mi mente, superar y olvidar, lastimarla aunque sea un poco para yo poder estar satisfecha. Bien. Pues podría ser aquí.
Había una mujer mucho mejor para mi esperando en NY. Debía darme prisa.
Sujete su nuca y arrastre mis labios por su mejilla. Buscábamos otro tipo de contacto. Algo pasional.
Había despertado esa parte en el auto mientras tocaba su cuerpo y la besaba.
Sentí el aroma de su piel en mis fosas nasales. Lo aspire y seguí rozando nuestros labios, mordiendo y entrando a su boca. Parecía que era yo quién exploraba. Intenté montarla sobre mi cuerpo. Un poco más cerca, lograr apretarla de la cintura, en uno de esos movimientos, una de sus piernas topó con una lámpara provocando un ruido fuerte.
Nos asustamos. Y ella intentó escapar.

-La clínica esta sola Camila, no vendrá nadie.

-Lau...
La callé con un beso profundo y volví a acercarla. Su pecho subía y bajaba con un compás determinado. Cómo cansado y disfrutando el roce con el mío. Bajé mi mano a su pierna y me dispuse a tocar su tibia piel y subir su vestido hasta llegar a la orilla de sus bragas. Ella gimió y subió sobre la camilla conmigo.
Metí la lengua en su boca y un gritó ahogado hizo que Camila bajará del asiento.
Había una persona frente a la puerta, mirando cómo besaba a Camila. Ella abrió su boca sin saber que decir.
El hombre vestido totalmente casual y la cara totalmente roja. Como de rabia, me hizo levantarme del asiento y esperar a que atacara o dijera algo.

-Fredd.
Logró decir. Apoye mi mano en su hombro. Su cuerpo temblaba por completo y miraba al tipo. Iba a soltar algo, iba a gritar. ¿Quién mierda era el?

Sólo tú y yo Where stories live. Discover now