Epílogo

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Nadie me dijo que la medicina era muy difícil, bueno, si me lo dijeron pero no les quise creer. Esta carrera empezó a seducirme de a poco. Fue como un noviazgo, al principio fue aprender de ella, de sus partes, complicaciones, gustos, defectos, después acostumbrarme a ella, consolidar algo serio, estable y duradero, para que al final terminará por gustarme esa costumbre y soñar un futuro juntas. Me enamore de mí carrera, de mis metas y sueños y lo mejor de todo era que estaba feliz con eso.

Creo que a todos debería pasarnos lo mismo. Soñar un futuro y poder lograrlo. Cumplir nuestras metas y sueños. Yo estoy en proceso para eso, pero tengo fe en que podré lograrlo.

Ha pasado un año y tres meses desde mí casamiento. Hoy comienza un nuevo año escolar. Kylan tiene dos años y seis meses. Camina, habla, hace travesuras y nos sigue teniendo en sus manos como la primera vez que llego.

Sí piensan que por amor se hacen locuras, se renuncia a muchas cosas y se acostumbra a la otra persona. Posiblemente tienen razón. Pero déjenme decirles algo, eso no siempre ocurre. Todo depende de nosotros mismos, de nuestras decisiones, de nuestro autocontrol y nuestra buena salud mental. Yo ame tanto a Logan que tome la decisión de casarme con él, lo ame tanto que me permití hacer locuras, y lo amo tanto pero renunciar a las personas o las costumbres no está en discusión. Yo no abandone a nadie por estar con él.

Seguí mí vida, mí nueva vida, no deje a mis mejores amigos, a mí hijo, mí ex novio/mejor amigo, a mí familia, mí fama, mis carreras, bromas, etc. No deje nada. Yo lo amo y él debería aceptarme como soy. Eso de que se renuncia por amor y respeto es solo una mierda disfrazada de filosofía. El amor te acepta tal y como eres y el respeto debe ser mutuo.

Eso es lo que yo creo.

Yo acepté la vida de mí esposo. Su popularidad, las fiestas, las chicas rondandole a cada rato, controle mis celos y siempre manteni nuestro lado de amistad intacto. Él hizo lo mismo, me aceptó con todo, con mis amigos, con mí familia, con los chicos que se me acercan y siempre confía en mí como yo en él.

Quizás quieran saber cómo son las cosas ahora.

Pues...

Los Zetas se nos unieron a nosotros, así es, abandonaron su antigua universidad para venir a Columbia. Fue una decisión dura, pero la mayoría tenía sus razones así que decidir dónde estar no fue muy difícil.

Los chicos como Jeremy, Ryan y Luke querían venir a New York a conocer gente nueva ya que solo los Omegas conocíamos ambos lugares. Y preferíamos nuestro hogar ya que era mil veces mejor.

Otros como los mellizos (Nick y Matt) y Andy, tenían su familia en este lugar, dijeron que preferían estar más cerca.

Noah quería entrar al equipo donde está Kyle, decía que un buen jugador debe saber reconocer sus defectos y trabajar en ellos, pensó que nuestro amigo será una gran ayuda en eso. Y no se equivocó, hoy ambos son muy buenos compañeros de equipo y los mejores del país.

Patrick no lo hizo por ningún motivo en especial, aunque me dijo que le encantaría ver crecer a su ahijado.

Jack se hizo muy amigo de Anthony, quién le prometió enseñarle muchas cosas (aún no se cuales pero les conviene que le haya enseñado algo bueno o ambos estarán en problemas) lo cual fue demasiado divertido como para que Heffeman se negará, aunque también decía que quería cambiar de aires.

James no se quería separar de mí, tampoco de Félix. Los tres nos convertimos en amigos inseparables. Sabemos nuestras costumbres, estrategias y soluciones. Al principio fue complicado, pero ahora no podemos vivir si uno no está.

Y por último Logan, él me dio la opción de elegir donde quería estar. Me dijo que me seguiría a cualquier parte con tal de no separarnos. Me sentía culpable al querer estar en Columbia y obligarlo a venir. Pero me dejó en claro que su vida en Stanford era algo relevante para él, que solo seguía ahí porque tenía la esperanza de que yo volviera, de lo contrario se hubiera marchado a un lugar más "activo" como él diría. Ya saben, es un fiestero de corazón al igual que sus amigos

Nuestras fraternidades de por si compartían el nombre Zeta Phi. Así que reorganizamos el nombre y la casa. Ahora tenía cuatro pisos, mas la planta baja. El estacionamiento es más grande. Lo único que no se modificó fueron los patios. Y ahora ya no éramos los Omega Zeta Phi o los Zeta Phi Beta. Nuestro nombre fue pensado con cuidado. Decidimos conservar el Omega y Zeta. Fue una gran pelea ver cuál sería nuestro principal nombre. Hasta que lo decidimos, mí casa, mis reglas. Sí, aquí jugué sucio. Yo quería Omega y nadie se pudo negar a mis encantos.

En fin, ahora nuestro nombre era Omega Zeta Beta.

Claro, el Beta era por los chicos que no conforme con mí manipulación decidieron que si nuestro nombre anterior sería la cabecera ellos tenían el derecho de usar dos de sus nombre. Accedí a regañadientes.

La relación con Allen mejoro mucho. Todos los chicos lo aceptan y hasta llegaron a quererlo. Incluso Christopher y Logan.

Pero no solo mí ex novio se unió a nuestra fraternidad, mí hermana y su marido, así es, Thomas y ella se casaron, fui la madrina más llorona del lugar pero fue porque mí pequeño poroto crecía. Como decía, ellos se mudaron con nosotros y son unos Omegas.

Mí pequeño ahijado Ethan Stefan Deep nació cuando Kylan tenía un año y tres meses. El 14 de julio. Días después de mí boda. En cuanto a sus padres se casaron seis meses después. Cuando mí embarazo ya tenía cuatro meses. Mí pequeña Larrisa Lizabel Morgan Cooper (si, decidí ponerle dos nombres y dos apellidos tal como yo) nació el 5 de junio, a los 11 meses de su primo. Logan y yo estuvimos de acuerdo en que los padrinos serían Megan y Dylan.

Hoy, después de exactamente un año y tres meses, mí hijo tiene dos años y seis meses, mí ahijado un año y tres meses y mí hija tiene cuatro meses. Además, no fuimos los únicos en tener familia. Al estar casi terminando nuestras carreras, varios chicos también tuvieron una novia e hijos. Soy madrina de la mayoría. Quien lo diría, los hombres más mujeriegos sentaron cabeza. Ni yo me lo creía al principio. Pero así estamos.

–Tierra llamando a Madison– movió su mano frente mí rostro.

–Déjame en paz– lo mire mal.

–¿En qué pensabas?– pregunto curioso.

–En como cambian las cosas y como pasa el tiempo– sonreí.

–La verdad que sí, todo cambió– también sonrió –Pero todo quedó bien después de todo.

–Quedo perfecto– tomé su mano.

–¿Sabes que pedí de deseo de cumpleaños?– negué, la verdad era que me intrigaba mucho eso –Que todos pudiéramos ser feliz juntos y que tú volvieras a ser nuestra amiga.

–Pues se cumplió– lo abracé.

–Si– sonrió –Pero no vine a decirte eso, Ryan y Jace le está enseñando algo malo a Kylan.

Agh, estúpidos amigos.

Pobre Kylan, tener que vivir con 27 adultos no maduros y 2 bebés. No me quiero imaginar cómo crecerá. Dios se apiade de mí pequeño.

Nadie Se Mete Conmigo #2Where stories live. Discover now