Un sueño realista

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Ayer por la noche, jueves 18 de enero de 2019 tube la sensación de acostarme como de costumbre, tranquila y sin contratiempos pero resultó ser una noche muy poco tranquila pues tube el sueño más raro del mundo. Empecemos con la historia:

Todo parecía estar en calma, estaba en una ciudad que realmente no llego a reconocer, en una especie de refugio donde hay demasiadas camas y ningún espacio privado, una gran sala en un edificio semicircular con más vigilancia de la que se requeriría para un simple albergue. Salimos un rato por la noche, no sé a dónde ni por qué, creo que vamos de fiesta aún que nos se quiénes, hablo en plural porque simplemente se que no iba sola. Estoy por la calle y me cruzo a un chico, sin saber por qué, quién es o de dónde viene se cual es su nombre (Lincon/ Lynkon) y siento como si le conociera de toda la vida. Hablamos y nos vamos conociendo. El sentimiento de afecto crece rápidamente pero parece que viene acompañado de una angustia sin sentido. A estas alturas solo tengo claro que aprecio mocho a la persona con la que estoy hablando, un chico de pelo castaño claro y ojos color miel con tanta vida como un bosque entero, una sonrisa tranquilizadora y sincera y que me transmite calor y seguridad, algo que siento con poca gente. Seguimos hablando y creo que es ahora donde aparecemos en un puente y él me cuenta que quiere hacer algo para ayudar a los demás, trabajar en una ambulancia o algo parecido. Yo sigo escuchando y la sensación de cariño o amor se hace más intensa y en este momento cruza un pensamiento un tanto sombrío por mi mente. Siento que lo había perdido. Siento que una vez formó parte de mi vida y fue tan importante como lo podría ser un padre, pero siento un dolor intenso, siento que realmente murió, si no en vida por lo menos para mi sí murió, pero no puede ser, lo tengo delante así que otro "recuerdo" me sacude la conciencia: Alguien me había dicho que él había muerto hacía ya tiempo. Algunas personas a las que yo conocía en la vida real aparecieron en el sueño tales como mi amiga Alba (que se quejaba de que nadie la quería siendo que tenía novia 7_7 ) y la situación se regula, se me olvida la angustia y simplemente disfruto de un rato con mis amigos y ese chico tan lindo y cariñoso.

Llegamos a una especia de bar y nos sentamos en una mesa fuera del local, Lynkon se va, creo que al baño pero no estoy segura, no soy él y yo me quedo con mis amigos, charlando y riendo como hacemos siempre que quedamos. Dos amigos míos se pasan un bombón de boca en boca (NO SE POR QUÉ DEMONIOS PASA ESO DE REPENTE PERO WENO) y me levanto para dejarles algo de "intimidad" porque se estaban besando justo en mi cara. Estando de pie Lynkon vuelve y, con mi mala pata estoy casi segura de que me choco con él y me pregunta si se puede sentar con nosotros a lo que yo me doy cuenta de que solo queda una silla, le ofrezco que se siente él primero porque si él se sienta encima de mi me aplasta y accede. Estoy sentada encima de él y continuamos hablando con todos normalmente. Pasa el rato y no se de dónde sale la acción pero empieza a besarme la mejilla y, a consecuencia de ello, me hace cosquillas. Aún noto esa sensación en la cara... y me giro, quedando nuestras bocas a escasos milímetros de tocarse, el corazón se me acelera un tanto e intento que no se note. Permanecemos así unos segundos, mirándonos a los ojos, sumergiéndome en eso ojos color miel tan vivos, tan tan vivos... Me vuelvo a girar y seguimos hablando con los demás un rato largo del que no me acuerdo muy bien.

Se me hace la hora de volver a lo que sea que era el sitio en el cual yo dormía, Lynkon me acompaña y como íbamos hablando nos pasamos de largo dentro del mismo edificio así que un guardia de seguridad nos dice que debemos retroceder y me doy cuenta de que el pasillo que daba a mi habitación estaba unos metros más atrás. Volvemos riendo y llega lo inevitable, la despedida:
- Nos vemos mañana.- le digo con la esperanza idiota de que me diga que sí. Le miro a los ojos y el corazón se me acelera.
- Claro.- responde él con una sonrisa y giro esa esquina redonda que me lleva a la gran estancia compartida de color crema. Me paro a mitad del pasillo, no puedo evitarlo y me doy la vuelta, me dolía demasiado separarme tan pronto de esa persona... Parecía que se había quedado algo absorto porque en vez de salir del edificio se había internado más en él. Lo veo caminar hacia el pilar que separa el pasillo de entrada a mi estancia y veo como se detiene justo en él, retrocede unos pasos y yo, algo enamorada de su forma de ser y su todo (para acortar) hago un movimiento con la cabeza indicándole que puede venir conmigo. Llegamos juntos a la cama que se me había asignado en la estancia, justo cuando íbamos a comenzar otra conversación empieza a aparecer un montón de personas, personajes de series, gente de mi vida cotidiana, solo conocidos. Pierdo a Lynkon porque todo el mundo parecía estar muy alterado y yo tenía que encargarme de resolver algunos problemas, la situación se calma y me giro para buscar a Lynkon.

- ¿Dónde está?- pregunto algo asustada por no verlo allí.
- No se, creo que se ha ido a su casa.- la respuesta me suena muy lejana y ni siquiera me fijo en quién lo ha dicho. Me acerco a mis cosas y me cambio de ropa, a una de deporte (no sé por qué), justo cuando me dispongo a salir a buscar a Lynkon, desesperada por confirmar si mis sospechas de que podía morir eran ciertas o no, angustiada, sentía de todo, una necesidad indescriptible de estar a su lado, creo que la mejor forma de describir lo que sentía es el miedo, miedo por sentir que el tiempo que me quedaba con él era finito, se me escurría entre los dedos y me estaban deteniendo...
_NO_ es lo único que pasa por mi cabeza en ese momento, no se cómo irme.

Aparezco en la calle, no sé cómo he llegado pero tampoco me importa, estoy con mis amigas y estamos saltando a las combas mientras caminamos. Miro a los lados de la calle y reconozco una esquina, Lynkon vive cerca de allí, dejo a mis amigas, suelto el mango de mi comba y salgo corriendo en dirección a casa de Lynkon. Me acerco a la verja del jardín de entrada, es una casa pequeña, de una planta, de color blanco y tejado marrón. La puerta de la verja es baja , le paso aproximadamente una cabeza, en el jardín está él, sentado en un pequeño columpio de cara a la puerta. Se me acelera el pulso al verle y empujo la puerta del jardín que chirría un poco. Levanta la cabeza y me mira, el corazón se me sale del pecho. Él se levanta con toda la tranquilidad que le caracteriza y se queda de pie mirándome unos momentos, yo parada en la puerta sin atreverme a dar más de dos pasos más allá contemplo la posibilidad de poder besarle para expresar (de la única manera que se me ocurría en aquel momento) todo lo que sentía y quería decirle con un simple gesto, a lo mejor no era tan simple pero debería haberlo sido. Pesaba que era imposible pero este solo pensamiento hace que el corazón se me acelere aún más y no puedo moverme. Él se sienta en el suelo con una sonrisa y me dice:
- Hola peli-azul.- sonrío también y me siento a su lado.
- Hola peli-amarillo.- era ridículamente divertido, aquella confianza me hacía sentir que todo era posible a su lado, el mundo se para y me quedo quieta, la sensación de muerte vuelve a atormentarme así que cojo mi teléfono y sin saber cómo, tengo el número de su madre, lo busco sin saber que lo tengo y lo encuentro. Miro las últimas conversaciones y se me para el corazón al leer lo que leí: "Amanda, ha habido un accidente y .... no se como decirte esto pero Lynkon... estaba en medio y no pudo lograrlo." El resto de mensajes eran básicamente míos dando condolencias a la madre del que parecía que había sido mi novio o algo más y obviamente intentando ser fuerte, las fechas del entierro, el velatorio...
Se me cae el mundo a los pies, no puede ser pero lo es. La sensación de vacío en ese momento fue total y absoluta y, como cualquier persona a la que le acaban de decir que puede perder a alguien, mi cabeza comienza a idear planes para advertir a Lynkon de que tiene que tener más cuidado que nunca y no sé cómo, siento que el tiempo se me va más rápido aun que antes. No se qué hacer y mi cuerpo me avisa de que es hora de ir despertando pero no quiero, soy peor que una niña soñando con ponis, soy absolutamente incapaz de dejar las cosas así pero no se me ocurre nada. Volvemos al puente o eso me parece porque ya me voy despertando a intervalos regulares. Finalmente me doy cuenta de que no ha sonado el despertador y soy consciente de que no puedo volver a dormirme.

Me levanto de la cama con sensación de haber descansado más bien poco y con pesar en el pecho, tengo ganas de llorar y no paro de pensar en ese sueño, me acuerdo de Lynkon y tengo la sensación de que ha vuelto a morir, me miro en el espejo y se me crea un nudo en la garganta, me trago las lágrimas y comienzo a esquematizar el sueño en mi cabeza para tener bien claro lo que acababa de vivir en tiempo prácticamente real, pues es la primera vez que siento que el sueño ha sido demasiado largo. Recuerdo unos ojos color miel y sensaciones, vacío, calor, cariño, sinceridad, diversión y dolor, todo mezclado creando un popurrí de sentimientos entremezclados y bajo a desayunar y cuento esto mismo, algo más desordenado a mi familia y obviamente flipando en colores, parecen tomárselo a coña pero yo lo siento todo, recuerdo los besos en la mejilla y el calor de su aliento, mi corazón se aceleraba de verdad y, de camino al instituto se lo cuento a mi madre y lloro, me rompo por completo y sigo sin ser capaz de saber quién puede ser ese chico para provocar semejante reacción en mí. Seas quién seas te hecho de menos. Gracias por hacerme sentir calidez. Gracias por enseñarme a amar.

*Mensaje de la escritora*

Buenos días chicos, soy Bichillo23 con esta primera parte de una historia que parece superar los límites de la realidad de la vida y la muerte. Dependiendo del apoyo que tenga se hará más o menos larga y el final puede variar...
DISFRUTADLO

El sueño que marcó mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora