𝐌𝐢 𝐆𝐫𝐚𝐧 𝐇𝐞́𝐫𝐨𝐞『Personajes y tú』ᴏɴᴇ-ᴘᴜɴᴄʜ ᴍᴀɴ |𝐅𝐈𝐍𝐀𝐋𝐈𝐙𝐀𝐃𝐀|

𝙸

一

𝙳𝚎́𝚋𝚒𝚕

| Narra ____ |

Terminé de vestirme y bajé al comedor.

Mi cabello se secaría sólo con el transcurso del día, así que no dedicaría tiempo en ello.

Bajé las escaleras con cuidado de no caerme, la última vez resbalé y rodé por toda la sala.

No fue bonito.

Llegué al último escalón y atravesando la sala principal crucé el marco de madera, tomando en el camino una de las manzanas que adornaban el mobiliario.

Mis padres se hallaban en la habitación, aún no comenzaban a desayunar, estaban esperándome.

—Buenos días –saludé para tomar asiento en mi lugar de siempre frente al televisor, que como era común a la hora del almuerzo, estaba en el noticiero.–

—Buenos días, cariño –respondieron ambos.–

Tomé una taza y serví un poco de té. Intenté nuevamente hacer el moñito de mi corbatín.

—¿Qué tal dormiste hoy, hija? –comenzó a hablar mi padre, para después beber un poco de su taza de té.–

—Bien –respondí simple. Estaba de buen humor.–

—¿No tuviste un mal sueño? –interrogó esta vez mi madre a la vez que comía un pequeño trozo de fruta perfectamente cortado.–

Negué.– Han sido días tranquilos, lo cual es raro.

Mordí mi manzana.

—Los negocios con los Tokugawa van bien, y si tenemos un poco de suerte, podremos hacer algún arreglo con Ieyasu –explicó mamá.–

Comencé a toser.

—Espera espera, ¿hablas de un compromiso? No tienes que hacerlo, mamá. Mejor dicho, no lo hagas.

—Vamos, ¿qué tiene de malo? Ieyasu es un buen muchacho.

—Lo es, sin embargo, no hay esa relación entre nosotros.

—No conseguirás a un caballero como él en ningún otro lado, además, sus padres también están de acuerdo.

—¡Eso! Sus padres, no él.

—Cielo, deja a la niña en paz, ya encontrará a alguien cuando quiera. –Me apoyó papá a la vez que leía el periódico sin mucho interés en nuestra conversación.–

—Solo digo que es un muy buen partido, así que deberías considerarlo, ____.

—Sí, sí –resté importancia al asunto mientras tomaba el control de la televisión y subía el volumen. Rodeé la mesa acercándome al televisor,  fingí interés al noticiero esperando que mamá olvidara el tema.–

—A continuación, tenemos de invitado el Doctor Bushida; quien nos hablará de cómo organizar nuestro día y superar la procrastinación. Si usted es una persona a la cual el día no le rinde ni para comer, aquí le diremos el secreto de la responsabilidad.