CAPÍTULO 17

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Realmente me siento agotada, quiero gritar llorar y patalear, mi papá ya no estará conmigo, no me hago a la idea de no poderlo ver así sea solamente en las mañanas, el recordar las cosas que pensaba sobre él hace que mis ojos se empapen, quiero que me saquen de aquí, necesito estar sola, me siento en la camilla y me quito el oxígeno, intento jalarme la aguja pero una enfermera llega y corre hacia mí evitando cumplir mi cometido.

—No puedes quitártela. —Me regaña.

—¡Quiero irme de aquí! —grito.

—Aún no puedes hacerlo, estás en observación.

—¡No pueden retenerme aquí! —continuo gritándole.

—Cálmate.

Es la palabra menos adecuada que puede usar ella conmigo.

—¡Calmarme!, ¿usted quiere que me calme?, ¡mi papá acaba de morir y usted quiere que me calme! —no dejo de sollozar—. ¡Mi papá ya no estará conmigo él me abandono, está muerto, lo entiende está muerto! —grito más fuerte.

Ella me sujeta el brazo mientras yo intento arrancarme la aguja, quiero largarme, ella grita pidiendo ayuda y más enfermeras comienzan a llegar, dicen nombres de cosas que yo no conozco no tengo idea de lo que están hablando, una de ellas toma mi otro brazo y entierra una aguja, en la jeringa hay algún líquido que casi de inmediato me duerme.

***

Abro los ojos y mamá tiene mi mano sujetada, está sentada a mi lado, el cuerpo me duele y los ojos me arden, he decidido controlarme o al menos intentarlo.

—Hola nena —dice mamá suavemente.

—Hola —digo un poco ronca.

—¿Cómo te sientes?

No soy capaz de responderle, me siento destrozada, me arrancaron un pedazo de mi alma y corazón, las lágrimas comienzan a salir libremente empapando mis mejillas, los ojos de mamá están rojos e hinchados, esta devastada al igual que yo solo que ella es fuerte por su familia, sollozamos juntas un buen rato esto no podría estar peor, o eso pensé hasta que nos dan una noticia.

—Tiene un mal congénito, una coartación de la aorta, habrá que operarla, tenemos que planear la cirugía —dice el doctor.

Mamá comienza a temblar y se levanta, no dice ni una sola palabra y le hace señales al médico para salir. Ahora sí esto rebasa todo lo posible en mi vida, tengo que enterrar a mi papá y después operarme para poder vivir, ¡Dios, dame fuerza para sobrellevar esto!

Mis amigos han venido, los saludo pero no los dejan quedarse mucho por mis alteraciones lo cual me afecta con mi cardiopatía.

***

Estoy en mi habitación con un vestido negro, arrodillada con lágrimas cayendo y mis manos sobre mi cabeza, hoy enterraremos a mi papá, hoy lo veré por última vez, y eso me destroza aún más tener que dejarlo en un hueco así no más, desearía estar con él en ese el lugar oscuro e inhóspito pero no puedo dejar a mi mamá sola y abandonada, sin compañía absoluta. Me desmorono en mi habitación siento un vacío gigante en mi pecho me hace falta su presencia, todos los recuerdos junto a él pasan por mi cabeza una y otra vez, aquellas risas, momentos felices, los buenos momentos lo que hace que llore aún más y más. Siento como mis rodillas se acalambran pero no quiero levantarme solo quiero llorar y nunca detenerme, es una tristeza muy grande; agacho mi cabeza y la pongo sobre mis rodillas me quedo así un buen rato hasta que siento unas manos sobre mi espalda que tratan de rodearme en un abrazo, levanto la cabeza con mis ojos llenos de lágrimas y me encuentro con unos ojos grises que demuestran una ternura absoluta, lo observo sin dejar de llorar, él me rodea con sus brazos y me acerca a su regazo dándome un fuerte abrazo, parezco una llave abierta a toda presión no puedo parar de llorar necesito sacar el dolor que siento. Él susurra cosas en mi oído pero no pongo atención a ninguna de sus palabras, solo quiero que no me suelte quiero no sentir este dolor.

—No te diré que todo estará bien, porque sería un total mentiroso, tampoco puedo sentir el mismo dolor que tú, pero créeme me destroza verte así, me pone mal y lo que diré que es completamente cierto no te dejaré sola mientras viva.

¡No me dejará sola!, repaso esa frase varias veces en mi cabeza, no lo hará, no lo haría, mi papá se fue, si solo hubiera tenido más tiempo con él, si solo hubiera podido compartir más.

Lágrimas y más lagrimas salen de mis ojos no puedo ni quiero detenerme, no me da vergüenza llorar frente a él en este momento no me avergüenza nada. Cami se separa un poco de mí y levanta mi rostro me observa y me da un casto beso en los labios, está vez no siento ninguna conexión no así cuando me siento tan vacía.

—Lo siento.

No le contesto, me aferro a él con otro abrazo muy fuerte. Escucho que alguien entra y esa es Hela, Cami me suelta y se levanta y yo lo hago junto con él, Hela me da un fuerte abrazo, logro ver que tiene unas cuantas lágrimas en sus ojos. Encuentros emotivos como estos en este momento me hacen desgarrarme más. Cuando logro recomponerme un poco salimos hacia el cementerio donde quedaría mi papá.

Transcurre la misa, junto a mis abuelos, amigos y conocidos, mamá se ve como en un trance así pasa su duelo, trato de controlarme y así lo logro hasta que llega el momento en que tiene que dejar a mi papá debajo de la tierra guardado para siempre, todos mis sentidos se alteran en ese momento y como una demente corro hasta el cajón y me aferro a él, no quiero soltarlo algunas personas tratan de levantarme y calmarme pero no lo logran, mamá y mis amigos se acercan a mí y después de un rato logran despegarme del ataúd.

Me quedo sentada en el suelo viendo como tapan ese hueco a punta de tierra, mi papá está ahí ya no podré verlo nunca más en el resto de mi vida, siento que mi espíritu muere junto a él ya no podré seguir sin él, no podré.

Vamos a casa en compañía de todos, mis abuelos paternos después de un rato se van necesitan pasar su dolor, los entiendo. Mamá reprime su llanto trata de calmarse y mi tío la abraza para darle consuelo, yo no puedo seguir aquí así que decido ir a mi habitación convertida en un completo zombi, las manos me tiemblan sin reparo alguno, veo un poco borroso y de repente el mundo comienza a girar en torno a mí, me detengo y respiro profundamente pero trastabillo y mi cuerpo se inclina hacia atrás, sin reparo el suelo será mi destino hasta que con una rapidez inexplicable siento como alguien me sostiene de la cintura impidiendo así mi caída. Me siento completamente nublada y sin fuerzas pero lo observo y es Camilo.

—Note que no estás para nada bien —se detiene—, y claro quien lo estaría.

Me ayuda a caminar hasta mi habitación, me acomoda y me recuesta en la cama, en verdad mi cuerpo no responde he perdido todo lo que se llama fuerza, me da un beso en la frente, siento su cálido aliento, da media vuelta para salir pero como puedo levanto mi mano y lo sujeto, no hago presión pero él se voltea de nuevo.

—Quedate...por favor —logro decir reprimiendo las lágrimas.

Se dibuja algo semejante a una media sonrisa, se sienta en la cama y yo me acerco a él, me acurruco a su lado dejando mi cabeza sobre sus piernas, me acaricia la cabeza suavemente y mis lágrimas salen nuevamente desbocadas como si no existiera un mañana; lo observo por un momento y veo como a él se le escapan algunas gotas saladas que se seca con rapidez para que yo no lo note, realmente necesito su apoyo no puedo sobrellevar esto sola.

Abro los ojos pesadamente, busco a Cami pero él ya no está, ha tenido que irse a su casa también tiene una vida y familia. Salgo de la cama y voy a la habitación de mis padres, bueno de mi madre solamente en este momento, abro la puerta y ella está acostada, cubierta de pies a cabeza, cierro la puerta y me meto a la cama, ella se sorprende y me observa con sus ojos llorosos y rojos.

—Cariño —logra decir.

—Mami.

La abrazo fuertemente y ella me lo retribuye, nos acomodamos y nos quedamos dormidas, de ahora en adelante solo seremos ella y yo.

AMOR EXTRAÑO© ✔️ [Post-revisión] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora