Criaturas de la Noche

14 0 0
                                    

Mi vida completa me han dicho que soy una persona muy controladora y exigente, pero cualquiera lo sería si se tuviera que mudar de lugar a lugar todo el tiempo. Escuchaba mi canción favorita desde Spotify mientras caminaba por las calles de mi nuevo hogar; una ciudad pequeña con un total de 236 habitantes. Lo que realmente estaba haciendo era buscando cualquier local que vendiera donuts, para comprarlas y atragantármelas desde que llegara a la casa.

Ya tenía una hora caminando y ya le había dado vuelta a la ciudad completa y todavía no tenía mis donuts. Hace media hora había visto una tienda de dulces, pero nada se comparaba con las donuts, ya que era una tradición comprarlas el primer día de mudanza. Suspiré profundamente, triste por no poder obtener lo que realmente necesitaba en este momento, pero seguí caminando, hasta alcanzar el parque que se encontraba al lado de mi casa. Se veía abandonado, pero tenía juegos que me llevaban a los viejos tiempos cuando todo era más simple.

Me senté en el set de columpios, esperando a que pase el tiempo. No quería entrar a la casa porque si lo hacía, iba a sentir que todo esto era real. Tendré que hacer nuevos amigos, en un nuevo colegio y tendré esforzarme aún más para conseguir que los profesores no me odien. Esto es algo que siempre pasa por mi actitud contra lo que dicen.

Cuando llegó el anochecer, ya me estaba parando de los columpios, pero un brillo dentro del viejo tobogán me detuvo. Quizá no era una buena idea, pero la verdad prefería hacer algo diferente con mi vida que volver a casa. Caminé hacia la luz lentamente, esperando a que saltara algo de allí dentro, pero no fue hasta que toqué el tobogán rojo que algo sucedió. Sentí como si la luz se envolvía alrededor de mí y cuando abrí los ojos, después de darme cuenta que los había cerrado, me di cuenta que sentía lo que veía. La luz me estaba controlando. Me decía que hacer y que pensar, era una experiencia muy desagradable y quería que parara en este instante. Finalmente, todo oscureció y volvió a la normalidad, más o menos. En vez de tener el parque abandonado frente a mí, habían dos ojos enormes mirándome. Trate de moverme y gritar, pero no podía hacer nada.

–Sígueme– Dijo una voz alrededor mío. No había cuerpo que cargara la voz y solo imaginé que fueron los ojos que me hablaron. Mi cuerpo empezó a seguir la voz, como si era ella quien me controlaba. –Debemos ir rápido, nos están esperando.– Dijo en un tono musical.

–¿Dónde estoy?– Pregunté, mientras trataba de no caerme con las ramas de los arbustos.

–Ya lo sabrás. Él te está esperando.– Dijo la voz. Seguí el resto del camino callada hasta llegar a un arrecife. Los ojos pararon y yo paré con ellos antes de caer al abismo.

–Llegamos–

–Pero aquí no hay nada.– Le dije.

–El señor te espera en el reflejo de esta parada. Para encontrarlo, debes encontrar su hogar. Cuando hayas cumplido esto, entonces él te ayudará a salir. Buena suerte.– Los ojos se cerraron frente a los míos, y la voz ya no se podía escuchar.

No le pude preguntar nada más. Quizá podré ver a esos ojos después, cuando encuentre el castillo. Antes de poder dar un paso hacia atrás oí el rugido de una criatura de la noche. Mi corazón empezó a latir junto al zumbido de los pasos de la criatura; o debería decir, la manada. Era imposible que esos pasos sean solamente de un animal. Traté de correr hacia el sonido para ver si podía encontrar algún atajo para escapar, pero ya era muy tarde. Solamente quedaba una opción, tirarme del barranco.

Cuando vi a la primera criatura cruzar la línea de los árboles hacia el rocoso barranco, mi cerebro se apagó completamente y corrí hacia la orilla. No lo pensé dos veces antes de tirarme de allí. Con un grito de desesperación cerré mis ojos y crucé mis brazos. Sentí mi cabello rozar mi rostro con el fuerte viento que había a mi alrededor. Se metía dentro de mi boca y mis ojos. Si otra persona me pudiera ver, se podrían dar cuenta que parecía una muñeca de trapo cayendo hacia el suelo como Flash.

CRIATURAS DE LA NOCHEDove le storie prendono vita. Scoprilo ora