UNIVERSIDAD PARADIS (EREMIN)

Capítulo 14

Nifa me había dicho que estaba afuera, por lo que salí rápido para no hacerla esperar.

Salí y estaba en los escalones de la puerta sentada.

—Gracias por salir tan rápido—se giró la chica y me saludó al verme.

—Bueno, supongo que quería hablar contigo...

—Ya... ¿te apetece dar una vuelta?—dijo ella señalando las pistas.

Yo le alcé los brazos, haciendo que se fijara en la ropa que llevaba. Ya era de noche y llevaba unos pantalones cortos y la camiseta del pijama, pero la verdad tampoco me apatece andar ahora.

—Vale, mejor nos quedamos aquí— sonrió ella y se volvió a sentar.

—Perdón por lo de ayer... Eren iba demasiado borracho, no te tenía que haberte echado así...—hablé directo.

—Ya da igual, Armin. No pasa nada, lo entiendo. Si hubiera sido mi amiga hubiera hecho lo mismo.— me sonrió.

—Me alegra que lo entiendas...—le devolví el gesto.

Ella se sonrojó y agachó la mirada.

—En cuanto a lo que te dije,—volvió a posar su mirada en mi— no quiero que te sientas presionado ni nada eso... Solo dije lo que sentía y si no quieres no tenemos porqué... Ya sabes.

Me quedé mirando a Nifa. No sabía que decirle.

Sí es cierto que me había fijado en ella, pero ni siquiera sé si me llega a gustar del todo como dijo ella ayer... Aunque decirle ahora que en realidad no me gusta sería rayarla, ya que ayer le dije que sentía lo mismo...

—Entiendo...—habló Nifa después de unos segundos, viendo que no decía nada.

Esta se levantó para irse, pero yo la cogí del brazo para que no lo hiciera.

—Espera, Nifa...—hablé por fin— todo esto es muy rápido, solo llevo aquí una semana... No puede decirte nada claro, por el momento somos amigos... No sé qué pasará.

Nifa se quedó mirándome un poco desanimada.

—Wow—alguien habló detrás de nosotros— te han metido en la friendzone, Nifa...

Jean.

—Ni puta gracia, Jean—se enfadó la pelirroja.

—Jean...—dije para que mi amigo no molestara.

—¿Qué? Solo he dicho la verdad.

—No está bien escuchar conversaciones ajenas— le dije.

—No era mi intención escucharla—este empezó a sacar algo de su chaqueta. Pude ver que era un paquete de cigarrillos.

—Bueno, yo mejor me voy— Nifa parecía sentirse incómoda.

—Vale, adiós— le contestó Jean.

Yo le eché una mirada asesina.

—Hasta mañana, Nifa.

Esta vino a darme un abrazo y yo fui a darle dos besos. Finalmente el saludo acabo con un gesto de mano. La pelirroja se adentró en la oscuridad, dejándonos a Jean y a mí solos.

—No sabía que fumabas.

—Bueno, no es algo que haga a menudo, aunque también hay muchas cosas que aún no sabes de mí.

—Bueno, no me puedes culpar.

—No lo hago.

Los dos reímos.