Emrys el Dragón (Traducción)

Cap. 6: La pesadilla comienza, parte 2... ¿Es realmente una pesadilla?

Emrys sonrió a Morgana, se veía hermosa con la capa de un druida; Parecía feliz, como si perteneciera.

—No deberías quedarte por mucho más tiempo, Lord Emrys, —dijo Aglain, que venía por detrás, —Quién sabe cuándo Arturo necesitará tu ayuda.

Emrys suspiró. —Lo sé. Pero no quiero dejarla aquí sola.

—Ella no está sola.

—Lo sé. Y todavía... —Emrys se enderezó hasta su máxima altura. —¡Shh!

Se concentró. Había diez, veinte, docenas de hombres que se dirigían hacia ellos. Era una fiesta de caza, eran de Camelot.

Arturo estaba entre ellos.

—Emrys, ¿hay algo mal? —Preguntó Aglain.

—Es- espera...

Arturo estaba discutiendo con León. No podía decir lo que estaban diciendo. Aunque era obvio que Arturo le ordenó hacer algo.

Arturo se alejó de la fiesta, hacia el campamento... solo.

—... Arturo está de camino aquí. Hay una partida de caza, pero están lejos. Arturo viene solo.

—¿Qué debemos hacer? —Dijo Morgana.

Emrys no la había visto venir.

—Déjalo venir.

—¿Qué? —Exclamó Morgana, claramente asustada.

—¿Estás seguro de esto, mi Lord?

—Sí. ¡Esta es la oportunidad perfecta! Aglain, diles a todos que actúen normalmente. Trátalo como a cualquier transeúnte al azar. Esta será la primera vez que Arturo verá a los druidas como personas, no como monstruos corruptos como le enseñó su padre. Confía en mí, confía en él, que verá sentido.

Aglain se frotó las sienes con una mano. Después de una pausa muy significativa, dijo: —Si algo sale mal, ¿nos protegerás?

—Lo prometo —Emrys se inclinó, —Et commuta habitum —y desapareció de sus ojos.

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El bosque era denso, los árboles muy cercanos. No era de extrañar que las patrullas nunca hubieran encontrado este campamento druida antes.

Arturo agarró la empuñadura de su espada. El miró por encima de su hombro. ¿Era correcto venir solo? ¿Es seguro?

La soltó. Verse amenazante no era la forma en que quería hacer esto.

Llegó a la vista del campamento. Dudando un momento, caminó hacia delante.

Había muchos druidas; Fue un gran campamento. La mayoría de las personas lo ignoraron, continuando como si alguien con el símbolo de un hombre que los quiere muertos, no estuviera en medio de ellos.

Era tan... normal. La gente cocinaba, haciendo quehaceres. Los niños jugaban, riendo. Sin embargo, había magia, sutil, pero alrededor todavía. Una olla se agitaba sobre un fuego. La ropa se colgaba en una línea. Los niños se lanzaban una pelota entre sí sin usar sus manos, con los ojos brillando dorados.

Mientras Arturo observaba, uno de los niños no pudo atrapar la pelota y rebotó hacia él. Lo atrapó por impulso, notando el símbolo del druida grabado en él y con el repentino deseo de dejarlo caer de inmediato.

Una ramita se rompió.

Arturo levantó la vista para ver a una chica joven, la que había perdido el balón. Ella lo estaba mirando fijamente, sin saber qué hacer.