Capítulo 7

1.4K 96 1
                                    

- Wow ¿Esas cosas son para nosotros? - habló Caleb con sorpresa en su voz.

Afkel, después de haberles dado un recorrido por el castillo, llevó a los ángeles menores a una habitación un poco más pequeña. Dentro de esta se encontraban armas, trajes y accesorios guardados en vitrinas. Lo que más le llamó la atención a los jóvenes fue el esplendor que esos materiales inducían en el cuarto. Había todo tipo de armas y los trajes eran de diferentes tamaños.

- Cada una de esas cosas ha sido utilizada por generaciones y generaciones de ángeles. Ahora les pertenecen a ustedes -

- ¿Para qué necesitan todas estas armas? Pensé que los ángeles eran... éramos más pacíficos - Los demás estuvieron de acuerdo con el comentario de Paula.

Tristemente, no somos los únicos seres sobrenaturales en el universo. También existen los demonios que se encuentran en el Reino Orkus. Son bastante peligrosos y nuestro trabajo como ángeles es asegurarnos de que no causen disturbio alguno. Siglos atrás, una pelea entre los dos Reinos casi causa la destrucción completa del universo. A pesar de que hace años no ha habido ningún contacto físico con estos seres, los ángeles siempre debemos estar preparados para cualquier situación.

Las armas sólo las usaremos en un caso de emergencia, siempre es mejor que estemos prevenidos. Los demonios son demasiado impredecibles y es por esto que ustedes deben ser los mejores.

- ¿Que pasa si no sabemos ultilizarlas? - dijo Vanessa con nervios.

- Yo nunca he estado en una pelea, ni siquiera sé si pueda defenderme - Eliot nunca fue una persona violenta, jamás consideró que tendría que aprender a maniobrar un arma.

Ustedes fueron elegidos por una razón. Sus corazones verdaderos los ayudarán a encontrar sus habilidades. No deben tener miedo, en cambio, deben confiar en ustedes mismos. La confianza les trae seguridad y la seguridad garantiza que ustedes están dispuestos a defender al universo de la maldad.

- Solo debemos dejarnos guiar por nuestros instintos - La idea de proteger a los demás le gustó a Caleb.

- ¿Y si por alguna razón no podemos encontrar esas habilidades? Se que sueno muy negativa, pero es mucha presión - dijo Paula.

- No se preocupen, tenemos tiempo para que aprendan a desarrollar sus habilidades. Además, también está mi sala favorita - cuando terminó de hablar, Afkel movió una de las estatuas que se encontraba en la entrada, causando que una de las paredes de la habitación se abriera.

Al abrirse las paredes, los ángeles pudieron apreciar una vista hermosa. El piso estaba hecho de nubes totalmente blancas que hacían que el espacio se viera enorme. El único otro color aparte del blanco, era el azul, pero este se encontraba en todos sus tonos posibles, configurando un cielo perfecto.

- En esta habitación podrán practicar y utilizar todos los accesorios que están en las vitrinas - dijo Afkel.

- ¿Nosotros las elegimos? - preguntó Eliot.

- La verdad es que, ellas las eligen a ustedes - el Ángel Mayor había presenciado a lo largo del tiempo que habían armas que se acomodaban mejor a la contextura de los cuerpos de sus dueños. Cada uno de los ángeles sentía una inclinación inexplicable por estas armas, no tenían una razón por la cual las escogían, solo sentían que las armas los llamaban.

- ¿Las podemos tomar ahora? - Caleb brincaba en su interior, estaba listo para ver qué arma lo escogía a él.

- Claro - respondió el Ángel Mayor.

Los cuatro jóvenes se acercaron a las vitrinas. Cada uno se movía a su propio ritmo, analizando las armas y viendo de arriba a abajo los trajes. De la nada, todos pararon al mismo tiempo, enfocándose en distintas vitrinas.

Eliot agarró una lanza de casi su misma altura. El arma era de un color dorado intenso y tenía una punta bastante filosa en la parte superior. En la parte baja tenía un diamante incrustado.

Paula tomó con delicadeza una espada no muy larga, pero lo suficiente para derrotar a un enemigo. El mango era de un color cobre y el largo filo era de color plateado.

A Vanessa le llamó la atención dos espadas más pequeñas que las de Paula. Estas estaban juntas en forma de equis en la vitrina. El mango estaba hecho de un color negro mate que resaltaba los rubíes que lo adornaban.

Por último, Caleb tomó una lanza parecida a la de Eliot, con la diferencia de que su lanza tenía una pinta filosa en la parte superior y también en la parte inferior. Era color plateado.

- Ya que tienen sus armas, empecemos -

--------------

Aclaración:
Los párrafos que tienen este tipo de letra significan que Afkel es el que está hablando.

Let Me Fall [Zodiaco]Where stories live. Discover now