El cisne

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Dicho día un cisne de oro nació, precioso como el resplandor del sol, de pico negro como el azabache, y sus ojos rojos fuego que parecían hipnotizar.

Todos lo demás querían ser como el cisne, tan bonito como el, elegante y sobre todo deseaban mucho la belleza de este.

Pero no sabían que el cisne carecía de belleza interior, era engreído, presumido y ruin y miraba siempre por encima del hombro el defecto de los otros.

Un día nació un pobre cisne que su pico era un poco torcido, sus plumas pálidas y casi de color gris sucio. El cisne de oro lo repudio y enseñaban a sus amigos contra él, le llamaban el cisne sucio y se burlaban siempre de él. Pero el cisne sucio había nacido con un poder que pocos sabían, era el poder del valor y amor propio, poco le importaban las burlas, poco le importaban los insultos de sus amigos. Sabía que no era aceptado por sus amigos. Pero él decidió vivir y ser feliz.

Eso le dio valor para ser fuerte, y aunque siempre permanecía solo logro hacer amigos porque su corazón hablaba por sí solo, se hizo amigo de gaviotas, de palomas y de los traviesos patos del estanque de al lado.

Absorbía la inteligencia de las demás especies y aprendió a volar tan altos como las gaviotas y a desplazarse rápido como un pato en el agua.

Mientras el cisne de oro creía que su belleza era única y por eso todos deberían soportar su mal humor, sus desplantes y sus maldades. Poco a poco los demás cisne fueron apartándose y cisne se quedó solo, sin amigos y aunque tenía su hermoso resplandor hasta el sol huyó de su engreído carácter.

El cisne sucio volvió y lo hizo para tratar de ayudar a sus amigos a invernar de una manera segura y les enseño todo lo que había aprendido y lo listo que se había hecho siempre con una humildad que a todos enderezaban y pregunto por cisne de oro.

Cuando se enteró de que estaba solo fue corriendo a buscarlo y también ayudarlo a invernar, fue con tan entusiasmo que nado súper rápido como un pato.

Cuando se enteró de que estaba solo fue corriendo a buscarlo y también ayudarlo a invernar, fue con tan entusiasmo que nado súper rápido como un pato.

Cuando lo encontró se sorprendió mucho porque parecía oxidado, el cisne le dijo que invernara  que todos lo estaban esperando sin embargo su orgullo era tan grande que no quiso la ayuda del cisne sucio y aunque este le insistió y casi suplicó el arrogante cisne de oro solo se quedó, pero en el fondo envidiaba la manera de ser del cisne sucio era tanto su odio que estaba ciego de enfado y solo sin amigos en el frío estanco se quedó. 

Historias InfantilesWhere stories live. Discover now