Michelle Gomez, una joven de quince años, nacida en Argentina, Buenos Aires. Hija de una familia pudiente. Sus padres, Socorro y Daniel Gomez, dos empresarios de la capital de Buenos Aires. A ella nada le falta. Su vida pareciese pintada a la perfección por el mejor artista. Una familia adinerada, padres excelentes y una buena hermana mayor que en nada le falta. No puede quejarse de su forma de vida.
A la joven nada le falta. Lo único que le falta en su vida es su tan soñado "principe azul". Toda su vida soño con que un valiente principe la enamorara antes de perder su Fe en la busca del amor.
Michelle, la bella joven se encontraba paseando por el pequeño parque a pocos metros de su casa. Era invierno y ella estaba vestida muy abrigada. Un sueter de color bordo y un jeans celeste -casi blanco-. En su cabeza un gorro color gris de lana. Su cabello castaño estaba suelto y el viento que pasaba por el lugar jugaba con su cabello.
Se encontraba muy entretenida en su dibujo, ya que para ello transcurria al parque; pintaba a dos niños que jugaban a las escondidillas. Estaba muy adentrada en su pasatiempo y al acabar de dibujar, levanto su mirar y divisio un gran camión de mudanzas justo al lado de su hogar. Se levanto y camino a su hogar.
Al llegar, la chica subio a su habitación y observo por la ventana. Se dio cuenta que su ventana dejaba a la vista la ventana del nuevo vecino. Las cortinas se corrierón, dejando frente a ella a un muchacho de tez morena clara, cabello castaño y despeinado, unos ojos marrones de infarto y un rostro angelical. Era bastante guapo. Michelle se sonrojo al sentir la mirada del muchacho sobre ella, analizando todo su rostro hasta llegar a sus castaños ojos. Planto sus ojos sobre los de ella, hasta que una falsa tos, proveniente del cuarto de él interrumpio el momento.
-Disculpa, veo que ya conoces a la vecina.-dijo otro muchacho, se parecian mucho. Eran casi identicos.
-Alex, emm, Qué ocurre?-dijo nervioso.
-Queria decirte que salgas de mi cuarto.-dijo chistoso.
-No, este sera mi cuarto. Vete.-dijo serio.
-Ok, no te quejes cuando no tengas espacio suficiente.-dijo y se retiro.
El chico se voltio y vio nuevamente a la habitación de esa chica y ella ya no estaba allí. Solo quedo la habitación vacia.
-Gracias, Alex.-dijo sarcastico en un susurro.
---
He aquíel primer capitulo.
