Capítulo 10: La nieta de Dumbledore

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¡Sorpresa! ¿Dos capítulos en un día? ¡Ni yo me lo creo! Pero, tal como había dicho les tenía una sorpresa y espero que les guste!

Espero con ansias sus comentarios, también aprovecho de contarles que estaré subiendo avances, contenido y varias cosas más de lo que estaré escribiendo en mi instagram @florewood para que puedan estar al tanto de las novedades.

Intentaré subir un siguiente capítulo lo antes posible, pero ahora las cosas se ponen cada vez más intensas y eso me obliga a entregarles lo mejor de lo mejor.

Sin nada más que decir... ¡Disfruten el capítulo! (Los dejaré en suspenso jeje)

Los quiere, Florence

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Harry sintió una poderosa sacudida detrás de su ombligo, el suelo desapareció bajo sus pies, su mano se mantuvo pegada al caldero mientras chocaba con los otros miembros, todos iban velozmente dentro de un remolino de colores una corriente de viento... Hasta que sus pies tocaron el suelo con tal fuerza que sus rodillas se doblaron y el caldero resonó contra el piso con estrepito.

- Señor Potter, ha regresado - exclamó una voz arrastrada, pero con un dejo de felicidad.

- Hola Kreacher, gusto en verte... - respondió Harry agotado.

- Ya... Ya... Deja que los jóvenes respiren - dijo otra voz por atrás y el elfo con una reverencia desapareció.

Harry se puso de pie y lanzó una mirada a su alrededor; habían llegado a la cocina de su casa, pero las únicas fuentes de luz eran el fuego en la chimenea y una vela casi consumida.

Sirius se le acercó rápidamente luciendo ansioso, como siempre estaba sin afeitar, pero con la barba bien cuidada y su característica tenida de un traje color vino. Le dio un abrazo a su ahijado y luego ayudó a Ginny a ponerse de pie.

Tanto los Weasley como Hermione conocían bastante a Sirius, solían pasar los veranos en su casa y él siempre era invitado a La Madriguera. Era muy querido y cercano por la familia Weasley, por lo que no dudo en aceptar que se quedaran el tiempo que quisieran para ayudarlos.

- ¿Qué ocurrió? - preguntó Sirius. - Algo supe de qué Arthur había sido herido...

- Pregúntale a Harry - replicó Fred.

- Si, yo también quiero escuchar eso por mí mismo - agregó George.

Los gemelos y Ginny se pararon frente a él.

- Fue... - comenzó a explicar Harry, lo cual era peor que contarle a McGonagall y Dumbledore. - Tuve una... Una especie de... Visión... - y les narró todo lo que había visto, pero alteró un poco la historia para que sonara como si la hubiera visto desde una línea lateral cuando la serpiente atacó. Ron, que estaba muy pálido, le lanzó una fugaz mirada, pero no hablo.

Cuando Harry terminó, Fred, George, Ginny e incluso Sirius siguieron mirándolo fijamente por un momento sin decir nada.

- ¿Está nuestra mamá aquí? - preguntó Fred, girándose hacia Sirius y rompiendo el silencio.

- Ella probablemente todavía no sabe lo que ha pasado, o de ya saberlo debe ir camino al hospital - contesto Sirius. - Lo más importante era alejarlos antes que Umbridge pudiera interferir. Estoy seguro de que Dumbledore se lo hará saber a Molly...

- Tenemos que ir a San Mungo - declaró Ginny con urgencia, miró a sus hermanos que todavía seguían en pijamas. - ¿Sirius, podrías prestarnos capas o alguna otra cosa?

- ¡Esperen! - exclamó Hermione. - ¡No pueden ir a toda prisa a San Mungo!

- ¡Claro que podemos ir a San Mungo si queremos! - gritó Fred con expresión terca. ¡Es nuestro padre!

Corrompiendo tu alma negra: El regresoWhere stories live. Discover now