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Mitchel.

Me despierto con un horrible dolor de cabeza y un brazo musculoso envuelto en mi cintura.

¡Joder!, no debí beber.

¿Quién demonios es el tipo con el que me acosté anoche?

Me levanto con cuidado de no despertar al bombón que duerme en la cama y empiezo a buscar la ropa que deje tirada por el suelo.

Unos pantalones blancos ajustados a mis delgadas piernas y duros muslos.
Una remera negra transparente ceñida a mi cintura pequeña y pecho con pezones canela.
Unos zapatos ni femeninos ni masculinos, simplemente únicos.

Como yo, ah~

Una vez completamente vestido dejo mi número en un papel y unos cuantos dólares en la mesita de luz al lado de la cama.

Bajo el ascensor como toda diva que soy, ignorando las miradas que me dirige la gente.

Envidia. Deseo. Asco. Lujuria. Repulsión. No hay nada nuevo.

Esperen, ...indiferencia. Eso sí es nuevo.

Miro mas tiempo, del que suelo mirar a los demás, a ese tipo con elegante postura y unos años mayor que yo.

Cabello dorado, que brilla con la luz. Ojos grises como una tormenta y destellos de luz como una tormenta eléctrica.
Una verdadera obra de arte.

Camisa blanca con las mangas arremangadas y los primeros botones desabrochados revelando su pecho trigueño y unos tres bellos rubios.
Pantalón negro ajustado a sus torneadas piernas y unis zapatos del mismo color.

Estaba tomando una copa de vino y sus ojos chocaron con los míos.

Aleje mi mirada y seguí caminando.

⚜⚜⚜

La luz del sol abrasador que bronceaban mi piel, el grito de las gaviotas y el olor del mar acompañaban a la canción de ariana grande que sonaba desde mi parlante conectado a mi celular.

Hoy decidí salir a la playa junto a mis cuatro amigos. Todos trabajábamos en el mismo club.

La pantera negra.

Era un bar donde iban heterosexuales, homosexuales, trans, etc.
No se aceptaban mujeres, esa es una de las reglas y una que tienen que aceptar todos y cada uno de los que entran por esas puertas.

Los camareros y bailarines son todos hombres, yo soy ambos bebés.

Mis amigos son camareros, excepto Matt, él es un bailarín como yo, pero jamás atiende las mesas.

Lo lindo de trabajar en ese lugar es que como es un lugar con gente adinerada, suelen ir hombres mayores y bien trabajados.

No digo que no haya hombres gorditos y sudorosos, porque los hay.

Al punto. La pantera negra no es un lugar donde cualquiera podría trabajar.

Hablando de eso, creo que esta noche me toca trabajar.

El sonido de mi amigo hablándome me saca de mis pensamientos.

–Perdona baby, ¿Qué decias?–pregunto a Rem.

–Acabo de recibir un mensaje de Lucas –nuestro jefe, joven y sexy– dice que alguien reservo al mejor bailarín para esta noche, o sea tú, para una reunión entre jefes del bajo mundo, ya sabes, mafia. ¿Aceptas?–pregunta él.

B̶o̶y̶ ̶e̶p̶i̶c̶ | [+18]Where stories live. Discover now