Capítulo 3

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—pero yo no puedo y no quiero— hablé enojada 

—arrodíllate, solo tienes que lamerlo, si lo haces muy bien te subiré la cifra— sonrió de lado 

—no yo no voy..— antes de que siguiera hablando el me interrumpió 

—si no lo haces no voy a darte el dinero, así que arrodíllate— levantó la voz poniéndose de pie 

No quería perder mí dignidad así de esta forma, pero tenía que hacerlo, lo que si estaba segura es que su pene no me cabría en la boca, es de gran tamaño largo y grueso, me daba asco debido a las venas que se lograban ver 

—Franck.. no va a caber en mí boca— lo míré suplicante

—que, si cabe, solo lame lo con cuidado y no metas los dientes— 

Lentamente metí su miembro en mí boca y lentamente lo recorría de arriba hacia abajo 

—si, sigue así.. mgh— habló en un gemido Franck y pronto tomo mí cabeza y la sumergió hasta lo más hondo, me estaba ahogando y cada vez sentía como su miembro se hacía más grande 

—lame mis bolas — dijo sacando su pene de mí boca, con asco lo tuve que hacer

—asi.. vuelve a chuparlo— gimió 

—me vengo— dijo en un gemido y rápidamente me aleje de él antes de que me bañara con su semen 

Me separe y me limpie sentía un gran asco hacia el, a pesar de ser tan guapo no dejaba de darme asco 

—bien ganado tienes ese dinero— sonrió de lado 

—pero aún nos queda más diversión, ahora dejaras que te haga el amor— me ayudó a levantarme del suelo mientras me atraía a su cuerpo 

—¿que? ¿Pero no eso era todo? — pregunté asustada

—no, ahora vas a dejar que te quite tú virginidad y te embista hasta que no puedas más, créeme que la vamos a pasar bien, muy bien— habló en mí oído y un escalofrió volvió recorrer mí cuerpo por completo 

—no, yo no quiero perder mí virginidad con un tipo como tú— intenté alejarme de el 

—pues más vale que te dejes o de lo contrario yo mismo te obligare y no te daré el dinero, si te dejas serán 2 000 000 y serian 7 000 000 tú sabes si lo tomás o lo das por perdido— me levantó y lanzo sobre la cama 

—no, suéltame— de la nada se abalanzó hacia mí y me empezó a besar el cuello bajando a mis pechos en dónde solo con bajar la copa se liberaron rápidamente 

—tú eres lo que siempre he buscado, bonita, tetona y culona ni se diga, aunque aún seas una niña— lamío y mordió mis pechos dejando a su paso leves marcas

—mgh.. no hagas eso— suplique

No podía creer que este tipo me estaba obligando a hacer lo que el quisiera, jamás había permitido que un chico, aunque fuera mí novio me tocara y mucho menos que me tocara los senos de tal pervertida forma en la que Franck lo estaba haciendo 

—basta no los jales así— chillé cuando sentía que Franck estiraba mis senos con su boca y se metía en medio de ellos 

—eres una delicia, no sé por qué no te hice mía desde hace tiempo— termínó de quitarme el sujetador y empezó a bajar mis bragas 

No podía creer que todo ese gran miembro suyo iba a entrar en mí pequeña y apretada entrada, jamás había estado con un chico y mucho menos con un adulto casi como él lo era 

Intercambiada con el socio de Papá Donde viven las historias. Descúbrelo ahora