˚✩ ⋆。˚ ✩Lookalike✩ ˚ 。⋆ ✩˚

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Jungkook es un chico, yo lo sabía, lo miraba, me lo repetía una y otra vez, pero no llegaba a importarme lo suficiente, no mientras mi corazón sentía tanta paz y amor estando a su lado.

Yo soy un chico, tengo brazos y piernas fornidas, me crece bello facial y en medio de mis piernas hay un órgano reproductor masculino, y aún si yo ignoro todo eso en él, él no lo ignoraba en mí, decía que jamás podría hacerlo porque no era correcto.

Recuerdo que cuando conocí a Jungkook, él llevaba unos ceñidos jeans de mezclilla y una bonita camiseta negra con el estampado de una rosa en la espalda, llevaba tenis blancos y el cabello de color violeta, sus redondos y risueños ojos estaban llenos de vida, sus pómulos se elevaban cada vez que sonreía y sus pies se movían inquietamente formando círculos en el suelo, haciendo que esa pequeña acción se viera más entretenida que la clase de biología.

Estábamos comenzando el primer año de la universidad, ambos con la promesa de algún día ser médicos dedicados a preservar la salud de nuestra sociedad, así que aquello con lo que había soñado toda mi vida se estaba volviendo realidad por fin, sabía que aun me aguardaban muchos años para decir que lo había logrado, pero no planeaba desistir.

No puedo llamarlo amor a primera vista porque aquello no era algo en lo que yo creyera y creo, pero ese chico me desconcentraba tanto que podría haberlo besado en ese momento y mi vida habría estado hecha, aquello que yo sentí cuando lo vi por primera vez lo puedo llamar un catalizador para lo que en futuro se convertiría en lo más bello y caótico de mi bohemia vida.

Fui el primero en hablar con él, era tan tímido y soñador, tan delicado y puro que lograba acelerar mi corazón, me sentía como si en medio de tantas rosas, en medio de tantos planetas sin nombre y constelaciones, de estrellas muertas y universos alternos, hubiera encontrado a la rosa del principito y el estaba por allí sintiéndose celoso de que encontrara a la rosa que él tanto protegía.

Jungkook se había mudado a Corea desde Inglaterra, donde había vivido la mayor parte de su vida, residía en una acogedora casa pintada de colores pastel con su abuela y hermana menor, ese primer día decidí ser su primer amigo en la ciudad y él no opuso resistencia a mi acercamiento, así que por la tarde yo lo estaba llevando a su hogar en mi auto.

Decir que mis intenciones con él en algún momento fueron disimuladas era decir mucho, a pesar de que nunca me había visto atraído por un chico, no tuve mucho problema en aceptar que el de cabellos violetas me gustaba y mucho, fue tan natural el estar enamorado de Jeon Jungkook que llegué a la conclusión de que algo así no podía estar mal.

Con el tiempo lo integre a mi grupo de amigos, Taehyung estaba en la facultad de arquitectura junto a su novio Seokjin, Namjoon estaba en la facultad de ingeniería y Felix en la de arte, todos ellos eran mis amigos desde que tenía catorce años, era de esperarse que notaran la manera en que miraba a Jungkook, pero ninguno me juzgo por eso, lo tomaron bien, justo como esperaba.

Comenzamos a salir junto a la nueva pieza de nuestro grupo, así que yo podía sentirme satisfecho, sabía que muy probablemente él ni siquiera pensaba en mi cuando la palabra romance entraba en escena, lo tenía claro, pero no perdía nada con intentar que ese bello espécimen me viera con amor.

Con el paso del tiempo comenzamos a crear momentos juntos, momentos en los que lo llevaba a casa y al despedirse me daba un beso en la mejilla sin ningún tipo de incomodidad, en los que caminábamos por el parque y paseábamos a su perro, en los que íbamos al cine con el resto de chicos y reíamos a carcajadas por las ocurrencias del nefelibato Felix.

Formamos hábitos juntos, como para la clase de matemática en la que siempre debíamos sentarnos al lado del otro para poder compartir caramelos de café y no quedarnos dormidos, o los días de lluvia en que iba a su casa para poder leer juntos en su habitación, intercambiando la tarea de narrador, o los partidos de fútbol que yo tenia, el siempre llevaba una pancarta con una foto de mi rostro y con las mejillas rojas por la pena me alentaba desde las gradas, siendo yo el que lo hacía cuando el participaba en las obras de teatro de la universidad. Luego de cada evento íbamos a mi casa y mirábamos películas viejas con el acompañamiento de una cerveza y una pizza de peperoni.

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⏰ Última actualización: Feb 03, 2019 ⏰

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