Fase 2: Socialización

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"La aceptación del precepto de amar al prójimo es el acta de nacimiento de la humanidad. Todas las otras rutinas de la cohabitación humana, así como sus reglas preestablecidas o descubiertas retrospectivamente, son tan sólo una lista (nunca completa) de notas al pie de ese precepto" (Bauman, Z. 2009).

El chico que había llegado cerca de las 9 a buscarlo se llamaba Fred Hershey, todo el mundo lo llamaba por su apellido, asociándolo a la conocida marca de chocolates: Hershey's. Ahora iban los cuatro del grupo apiñados en el auto, donde apenas entraban. Todos conversaban y reían, se contaban anécdotas sobre las últimas chicas conquistadas y sobre los últimos partidos de futbol que jugaron.

-En unos días estarás como nuevo y volveremos a jugar -Le animó Marco, el chico en el asiento de atrás.

-Aunque no lo dijo, pero se le notaba, el entrenador estaba como loco cuando supo que tuviste el accidente. Puto desinteresado. Pero bueno, ya sabes que eres su favorito -Giró su cabeza, David le sonreía, como temiendo que Kayle se hubiese enojado por sus palabras.

-Claro -Ahora también sabía que pertenecía al equipo de futbol, algo que definitivamente, no le interesaba. Si tenía que jugar lo haría, a lo mejor su cuerpo ya estaba acostumbrado y por una falla técnica de memoria esas cosas no se olvidaban -. ¿Y a dónde se supone que vamos?

-A jugar un poco de pool con un par de cervezas, como siempre -Respondió David, quien ya tenía una lata de cerveza en su mano, así que le dio un largo sorbo. Justo cuando Fred se detenía por el semáforo en rojo, eso ocasionó que David derramara algo de líquido en el suelo del auto.

-Cuidado con el tapiz, idiota. Si mi padre huele cerveza me quita las llaves de por vida.

-Ya, ya, si no fue nada.

-¿Irá Lorena y las demás? -Preguntó Kayle con naturalidad. Todos lo miraron con cierto temor. A tan poco de la muerte de Paula, ya estaba pensando en otra. Por eso le tenían respeto, miedo y admiración. Así fue como Kayle se ganó el liderazgo del grupo.

-Tú sabes como son, siempre saben en qué momento llegar -Respondió David.

-Seguro que irán. Después habrá fiesta en el valle -Agregó Marco, mientras abría una lata de cerveza.

-¿El valle? -Preguntó Kayle inconscientemente. Sus amigos no lo notaron, pensaron que su pregunta iba dirigida a la fiesta, no al lugar.

-Sí, solo espero que no llegue la policía temprano como la otra vez que nos aguaron la fiesta... -Rió Fred, que inmediatamente se calló la boca. Todos guardaron un silencio incomodo. Kayle podía jurar que todos lo estaban mirando.

Así que en ese último encuentro algo había sucedido. Kayle quería corroborarlo pero no sabía cómo ni qué preguntar exactamente para saciar sus dudas. Por eso actuó como si nada, se giró para pedirle una cerveza a David y siguieron charlando como si nada.

Llegaron a un local que estaba lleno de jóvenes. Era de un piso, con un estacionamiento amplio. Las paredes estaban decoradas con grafitis de muchos colores. En cuanto se bajaron del auto de Fred todos, chicos y chicas, los saludaron. Algunos gritando a la distancia, otros levantando manos y otros se acercaron personalmente.

-Que bueno tenerte de vuelta, Kayle -Un chico alto y bastante fortachón le palmeó la espalda con fuerza.

-Estoy como nuevo -Sonrió, levantando la cerveza en su mano.

-Así se habla -El desconocido chocó su propia lata contra la de Kayle.

Los cuatro entraron al lugar. Dentro las paredes estaban decoradas con cuadros de artistas y grupos de los 70's. La música que tocaban también era de la misma década. Había una barra donde vendían bebidas, por eso los chicos que iban a ese local debían llevar sus propias bebidas alcohólicas para consumir. El lugar era muy amplio. Como no tenía ventilación más que la puerta de entrada, que más bien parecía un portón, y las pequeñas ventanas de los baños, el aire estaba toxico de tanto cigarrillo.

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