Lo que fue

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Contempló el cielo y se sentía tan plena que el corazón le dio un vuelco de felicidad. Estaba tan agradecida con el sol, quién le besaba las mejillas y le prometía que sería un día espléndido, sin conocer, por supuesto, los planes de aquel viejo llamado destino, que cruzó frente a aquella hermosa niña de ojos grises, sin que ella se percatara de ello. El reloj de su muñeca marcaba las 6:30 y se burló de lo ridículo que se veía el tiempo al equivocarse tan torpemente. El tiempo, por otro lado, la miró enternecido y decidió entonces no ser él quien le diera la temible y angustiosa noticia, que él muy bien estaba guardando.

Ilusionada y aún con su felicidad intacta, la niña de ojos grises observó con fervor la obra de arte que, en silencio, su amigo el sol había dibujado para ella. Sintió que una suave y cálida brisa le abrazaba despacio y cómo su vieja amiga se sentaba a su lado tan poco sutíl como siempre ha sido. Mientras que el viejo destino, a pesar de que sabía como iba a resultar aquello, sonrió por tan solo un segundo al ver aquellas viejas amigas reunirse, pero casi inmediatamente recordó que la oscuridad se acercaba y que aquello que parecía tan simple, como el reencuentro de dos almas que habían congeniado explendidamente en el pasado, fuese a terminar de una manera tan sublime como nefasto.

Fatídico reencuentroWo Geschichten leben. Entdecke jetzt