⬜12⬛

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Black sonreía con una increíble satisfacción en la oficina del de blanco, el cuadro lo tenía ahí, y sabía que estaba la mayor parte del tiempo en ese lugar, lo que suponía que lo miraba mucho.

-¿Te gusto el cuadro?

-Si, extrañamente lo noto perfecto.

Un leve rubor se posicionó en el rostro del de negro.

-¿Quien lo pinto? Debe haberme visto mucho para poder captar mi esencia, o bien le diste una muy buena fotografía.

En ese momento, el de negro solo rió con nerviosismo, nunca se había puesto nervioso, era algo nuevo para el.

-Yo lo pinte.

White lo miro levantando ambas cejas, no esperaba eso.

-¿Enserio?

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Flug miraba con un leve brillo en los ojos los inventos de Slug, eran como los suyos, pero con funciones totalmente distintas.

-¿Que se supone que hace esto?

Tomo lo que era un rayo.

-Yo quería que hiciera sufrir a las víctimas antes de hacerlas polvo, pero acabó siendo algo inofensivo.

Flug contuvo un suspiro, ese era el tipo de cosas que adoraba hacer, y hacia.

-¿Exactamente, que cosa tan inofensiva?

-Solo les deja inconscientes, pero al despertar sienten un dolor tan intenso que desean morir, y perdura.

Flug soltó una suave risa.

-¿Tu jefe sabe esa última parte?

Slug negó riendo levemente.

-Me obligaría a destruirlo.

-Es bueno hacer sufrir a sus enemigos, de una u otra manera...

Y ambos terminaron la frase al unísono.

-Deben recordarte...

Se miraron fijamente.

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Clemencia sonreía jugando con aquel pequeño gato, mientras Demencia la miraba con aburrimiento.

-¿Solo haces eso? ¿Enserio?

-Lo estoy entrenando, así que por el momento si.

Demencia tomó al gato entre sus manos y lo miró con, extrañamente, ternura.

-¡Lleva la ropa de mi amorcito! Es como si tuviera nuestro hijo.

Clemencia rio levemente, al parecer no entendía que ese era el hijo de ambos hats, pero no le arruinaría sus ilusiones.

-Es lindo, ¿Cierto?

-Lo es.

Y se lo devolvió a la colorida niña, antes de que le dieran ganas de sacarle los intestinos por un abrazo.

-Demencia.

-Dime.

-Eres linda, mucho, me gusta-

Y luego de unos segundos supo que se exhibiria de sobremanera.

-M-me gustan tus colores, y tu energética manera de ser.

Demencia la miró sonriendo.

-Gracias, esos colores, no se ven asquerosos en ti.

Y Clemencia sonrió con un leve rubor en sus mejillas.

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¿Me odias? Where stories live. Discover now