2. La ciudad que nunca duerme

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CAPÍTULO 2
LA CIUDAD QUE NUNCA DUERME

Jeffrey

Damian Collins y yo hemos sido amigos desde la secundaria.

Nos distanciamos en el momento en el que yo entré a la universidad y él se fue a Boston. Duró un largo tiempo allá y cada quien tomó su propio camino.

Ambos teníamos metas diferentes, recuerdo que no paraba de parlotear sobre el buen neurocirujano que sería, él mismo se contemplaba en la cima, yo igual, pero lo mío nunca fue quedarme quieto, me gustaba salir de mi zona de confort. Cuando terminé mi matrícula en la universidad, no dude ni por un segundo en tomar mis maletas y marcharme, ¿qué si dolió alejarme de mi madre? Claro que me dolió, pero nunca me faltó su apoyo a mis decisiones, siempre está cuando más la necesito, y ahora que regrese a Nueva York me tomare el tiempo necesario para ir a visitarla cada vez que se me presente la oportunidad.

Debo de admitir que estar lejos de mi familia y de mis amigos, me ha servido de mucho, no solo para conocer gente nueva al rededor del mundo, sino que también para conocerme a mí mismo y descubrir lo que en verdad quiero para mí, aunque tenga aún dudas por resolver.

Tiempo antes de llegar aquí, me situaba en aquel sofá cómodo que tenía en mi hogar en Vermont.

Había olvidado que desde que emprendí viaje, siempre lleve conmigo mismo una caja con recuerdos. De ella pude sacar algunas fotografías de la universidad y del tiempo que estudié en Nueva York con mi viejo amigo Damian.

Éramos tan unidos que me hizo recordar todas las locuras que solíamos hacer juntos.

Sin duda alguna siempre lo considere mi mejor amigo, aunque no habíamos tenido contacto hace bastante tiempo, nunca olvidare lo que él hizo por mí en muchas ocasiones.

Ese tipo me ha salvado el trasero de lo que yo lo he echo por él.

Sin darme cuenta, mis dedos tomaron vida por sí solos y empezaron a teclear en Facebook a "Damian Collins."

Esa noche me sentía patético al pensar que aquella persona que consideraba mi mejor amigo, se iría acordar de mí.

Cuando le di click en "buscar" me aparecieron infinitas noticias sobre el trabajo que ha logrado mi hermano. Me había sentido orgulloso al leer los comentarios que hacían las personas con respecto a su trabajo y de las personas que había salvado.

También me enteré que se había casado con nuestra vieja amiga Ellen, quién nunca imagine verlo junto a él.

Creo recordar que no se llevaban ni bien ni mal, si se veían en los pasillos, se saludaban y ya, pero en nuestra escuela, todo mundo conocía a todos, así que era algo usual para mí, hasta yo le llegaba hablar porque íbamos juntos en deportes.

Un día, ella se había quedado sola porque necesitaba reponer horas extras para el entrenador Crawley al igual que yo y unos cuantos chicos más. Decidí acercarme a ella ya que los demás estaban ajenos a su conversación a excepción de ella y yo.

Ella me recibió con una sonrisa, era increíblemente bella para muchos, hasta Damian le había llamado la atención por un momento para después decirme que no era más que una simple chica bonita y ya. Sin embargo, para mí nunca fue mi tipo, siempre la vi como aquella chica que ganó los concursos de matemáticas que la escuela organizaba.

PERVERSA SINCRONÍA +18 (Jeffrey Dean Morgan) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora