so let me know

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El cigarrillo en una mano y el vaso de café desechable en la otra. Asciende por la vereda cubierta de escalones de aquella pequeña ciudad que va siempre cuesta arriba, que no fuese más que un pueblo con un único supermercado y ningún cine cuando Johnny era un niño.

Sigue sin haber ningún edificio descomunalmente alto, y sigue alguna que otra calle empedrada o de plano sin pavimentar, aunque siempre alejadas del centro. También el clima sigue siendo frío de los cojones y la niebla comienza a empañar a la distancia, dotando el sitio de un velo grisáceo imposible de arrancar.

Johnny suspira, da otra calada al cigarro y continua su lento andar para evitar cansarse pronto. Quiero recorrer la ciudad entera, no será tan difícil, que tampoco es tan grande. En esta zona están las casas más viejas, más descuidadas. Pasa al lado de una, y es una panadería. El revocado de las paredes se cae a pedazos y los focos parpadean; Johnny solo le mira de reojo, y recuerda que su madre prefería comprar en ese sitio cuando había muchos mejores y ellos viviesen en el otro extremo de la villa.

Otra vivienda más adelante desprende aún a puerta cerrada el olor a humedad, a viejo y sin limpiar que tenía el hogar de JaeHyun. No es que fuese culpa del mencionado amigo de Johnny. El muchacho no podía hacer mucho, cuando los muebles viejos eran de su abuela y de su madre y toda la ropa que lavaban se tendía dentro. Era hijo de una estilista, y su ropa siempre apestaba a pelo quemado, que de algún modo Johnny lograba encontrar encantador.

Se le viene a la cabeza aquella vez que regresó tarde de casa de JaeHyun y este le prestó una sudadera para protegerse del frío. Al llegar, su padre se burló de peculiar olor que desprendía, y esa ocasión fue la primera que el muchacho le respondió a su padre con tal ira que lo orillaba a las lágrimas; JaeHyun no tenía culpa de la vida humilde que le tocó tener.

Para que esconder que ahora, si sigue unas calles más arriba y un par a la derecha, se topará con la casa de JaeHyun. Es la razón por la cual camina justo por esta zona, a la espera encontrárselo. Aunque sea solo mirarlo de lejos, detenidamente y con atención, sin perturbar la burbuja en la que seguro estaría perdido, con sus aires de poeta y muchachito arrogante que en realidad tenía el corazón de oro y una timidez que entorpecía como cascaron su verdadera personalidad.

Probablemente JaeHyun no querría hablarle. Le dijo muchas cosas desagradables la última vez que se vieron. Lo culpo de muchas cosas de su pubertad de las que no supo escapar y se olvidó de agradecerle por todas las veces que golpeó con piedras su ventana a mitad de la noche cuando Johnny lloraba a escondidas bajo una casa de campaña improvisada con mantas.

Johnny deja caer el cigarrillo, lo pisa con la punta de su zapato que, aunque no sea nuevo reluce ante los opacos tonos moribundos de la ciudad. Lo levanta y lo hecha a un bote a unos metros, aunque tampoco hubiera hecho gran diferente dejarlo botado en el descuidado pavimento. Se ve impulsado por el afán de demostrarse a sí mismo que es mejor que aquel muchacho que dejó la ciudad varios años atrás para irse a estudiar a una buena universidad.

Johnny sabe para sus adentros que no es mejor que nadie que haya preferido quedarse ahí. Sabe que no es mejor que JaeHyun, que se salió al primer año por problemas psicológicos que derivaron en un intento de suicidio (del que Johnny, cabe agregar, se jactó) y regresó a casa de mamá para luego buscar trabajo y ayudar a su abuela que estaba dando las ultimas. Aquella viejecilla alegre, cuando nadie la veía, tocia con tal violencia que escupía sangre con tal de expulsar flemas que nunca paraban de manar. Johnny por respeto jamás quiso preguntar que tenía.

El café ya está frío, pero continúa bebiendo, mientras la niebla baja y baja y pronto solo se alcanza a distinguir con claridad aquello que no está a más de diez metros. Se hunde en el eterno cuento de hadas que es el sitio donde nació, uno muy lúgubre y que seguro acaba mal. Donde no hay magia que permita a los niños cumplir sus sueños, que de todos modos es mejor así porque los sueños de los niños siempre son bobos y egoístas y consisten en huir de casa, de sus padres y de toda autoridad.

i'll be at the door 。 ㅡ johnjaeWhere stories live. Discover now