Mi recompensa

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El día de hoy había sido horriblemente pésimo para el joven Jack Frost, en la mañana había llegado tarde a su trabajo, al menos su jefe Norte era alguien paciente, caso contrario a su jefe de sector, Bunnymund, él lo había regañado como si no hubiera mañana, intentó bromear con él, pero desde aquel conflicto del 68 las cosas estaban muy lejos de llegar a solucionarse a menos que pasara un milagro, y la probabilidad de que sucediera era menor desde que había iniciado una relación con su novia.

Al principio ignoraba que eran amigos de la infancia, pero cuando salieron a cenar para celebrar su primer aniversario, Bunnymund se encontraba unas cuántas mesas atrás de ellos, cuando lo vio acercarse pensó que era para recordarle de algún pendiente o algo así, estaba pensando en una buena broma cuando se percató que él y su hermosa castaña entablaban una conversación demasiado cordial para ser entre extraños, el resto de la noche le preguntaba de forma esporádica sobre el encuentro. Al día siguiente Aster le había preguntado sobre ella, no podía evitar reír cada vez que recordaba la mueca tan graciosa que había hecho cuando le explicó que era su novia y que ya estaban pensando en comprometerse.

El recuerdo le sacó una sonrisa, su castaña siempre le levantaba el ánimo, podía parecer alguien fría y distante, no era para menos después de las tragedias de su pasado, pero poco a poco las había ido aceptando para mejorar, el pensar en ella le daba la infusión que necesitaba para terminar con el día.

Estacionó su motocicleta y entró a su edificio, entró a la recepción, saludó al portero con la misma amabilidad de siempre antes de dirigirse al elevador, para empeorar la situación el elevador no funcionaba, suspiró molesto y subió las escaleras, al menos la noche estaba fresca lo que ayudaba a aliviar su sentir.

Después de varios minutos llegó al piso 7, caminó hasta el departamento 54, estaba por abrir cuando escuchó una dulce voz, una hermosa sonrisa se dibujó en los labios del joven, abrió la puerta lo más silencioso posible para evitar que la chica dejara de cantar, dejó sus cosas en su pequeño sillón y vio con ternura la escena que presenciaba en la pequeña sala, Alice vestía su pijama de gatitos, solo que en lugar de su playera habitual usaba la sudadera azul favorita de Jack, ella estaba cantando en francés, reconoció casi al instante la balada, su cuerpo se movía al compás de la canción mientras tocaba el piano, Jack se acercó a ella, no sin antes tomar una foto, ver a Alice hacer eso era casi como presenciar una estrella fugaz, cuando estaba lo suficientemente cerca cantó con ella, la chica dejó de tocar y se giró completamente sonrojada por haber sido atrapada en el acto, estaba por escabullirse cuando la abrazó con fuerza.

- ¡Frost suéltame!

- Nunca –susurró en la oreja de la joven, depositó un suave beso en su frente y le dio un pequeño golpecito en la nariz –te amo.

- Basta Jack –su voz denotaba lo nerviosa que estaba –también te amo –susurró antes de robarle un beso al chico, mientras desviaba la mirada y se escapaba del abrazo de él, aprovechando que estaba pasmado por el actuar de ella.

La vio alejarse hacia la cocina, no importaba que tan malo había sido su día, con un recibimiento así se enfrentaría a Aster todos los días, suspiró y fue con ella para seguir disfrutando de su amor.

Una bella melodíaWhere stories live. Discover now