Erudito Mio!!

Al Fin

—Quedate aqui, yo lo traeré

asintió

—Su majestad— me saludó Eijiro— ¿tiene un momento?

—Claro, lo que desees

—¿Que haces pelos de mierda— apareció el renacuajo que se parece a mi y Eijiro cambio el semblante a algo mas nervioso

—Na... nada importante, solo quería saber sobreeee... Kaminari, eso ... — sonaba algo extraño, si ya le había contado

—¿Para que?— estaba desconcertado, se alzo de hombro y lo hecho de menos— bueno me voy

Cuando el renacuajo se fue comenzo a calmarse, Eijiro nervioso da bastante gracias, hace mueca bastante ridículas.

—Su majestad,— se acerco a mi odio y me susurro algo que ya sabia

Salí corriendo

Al  tocar la puerta, abrió  su majestad Yagi

—Buenos días su majestad— hice una reverencia— me dijeron que aquí estaba mi consorte, ¿es verdad?

—Joven Bakugo, míralo por ti mismo

Al abrir la puerta lo vi sentado, estaba con la mirada gacha, parecía llorar—amor, ¿estas bien?— llame su atención con eso y alzo su mirada.

Como extrañaba esos ojos jade, su rostro de niño a pesar de sus 20 años y sus labio que me dicen..

—¿Kacchan, eres tu?— se acerco y yo quedé inmóvil. Me acaricia cuanto quiso— Si lo eres

Me abrazo fuerte y yo correspondí, aspire su cuello con su cabellos, hierba buena.

—Te extrañe tanto, solo 3 días y sentía que moría sin ti... a mi lado

—Jamas lo dejaría su majestad— me dijo mientas me miraba y yo colocaba mis manos en sus mejillas— lo amo— me dijo con sus mejillas sonrojadas.

Me acerqué y roce mis labios con los suyo, él se impulso y me besó. Sus labios tibio, suaves y dulce cual durazno.

De movimiento suave, pasamos a movimiento algo mas duros, tomó mi nuca e introdujo su lengua a mi boca, cosa que no hace y me sorprendió, pero no me quedé atrás.

Lo atraje con mis brazos en su cintura, lo aprisione tenía tanta ganas de hacer esto, de besarle y sostenerlo entre mis manos unirme a el como uno, extrañaba su calor y también de hacerle amor...

—Jóvenes... — escuche la voz de su majestad, rompí el beso suavemente y reí contra los suyos

—Lo sentimos, me olvide que a usted le incomoda esto, a pesar que usted lo hace muy seguido delante de nosotros— mire al amor de mi vida— vayámonos, deseo estar en casa y en nuestra cama.

Mi Izuku se sonrojo y me murmuró— y yo entre sus piernas su majestad.

Esto es una oferta que no puedo rechazar y nos fuimos.