𝗣𝗢𝗖𝗞𝗜𝗘 𝗗𝗢𝗞𝗬𝗘

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Shōto jamás consideró la idea de tomarse una foto con su respectiva pareja

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Shōto jamás consideró la idea de tomarse una foto con su respectiva pareja. Es más por el simple hecho de que no se le hacía completamente necesario, el no necesita mostrarle al mundo cuanto amor se tenían por medio de una foto.

Al Todoroki menor le encantaba mostrarlo con hechos y sin vergüenza, era una de sus características más sobresalientes de él.

Para nadie era secreto que Shōto fuese alguien muy honesto cuando se trataba de expresar lo que sentía, según sus amigos más cercanos, era lo más parecido a una máquina; pero también tenía un lado humano y suele demostrarlo solo con la gente que más aprecio le tiene, en este caso su pareja.

Por eso no quería sacarse una foto jugando con el mayor, -además de que le gustaba verlo molesto y haciendo pequeños berrinches-, tenía un poco de pena en cumplir una de sus fantasías infantiles.

No lo culpa, pero simplemente la vergüenza pudo con el menor de los Todoroki.

Cuando era pequeño, también era bastante reacio para tomarse una sola foto, no le gustaba que el flash de la cámara le cegara y le dejara medio tonto, viendo pequeños puntitos blancos cada vez que cerraba los ojos, generalmente siempre escapaba o se excusaba con tal de no tener una cámara en frente de él.

Incluso si le gusta la atención, en este caso prefería dejarlo de lado.

A Shōto jamás le gusto verse en una foto, se avergonzaba bastante con solo verse en una imagen, creía que se veía de forma extraña y bastante aniñado.

Con mejillas rojas y regordetas desbordando grasa de bebé infantil en su rostro; simplemente le molestaba.

Nunca estaría satisfecho con su imagen.

—¡Shōto-o-o-oh!—alargó en un tono bastante divertido e infantil el más grande.

—¿Qué necesitas?—preguntó, curioso.

—¿Una foto de los dos?—comentó un poco dudoso.

—No.

Uh, fue directo.

—¡Por favor! ¡Una sola!—insistió, abrazando de forma sorpresiva al más bajito.

—¿Qué gano yo con eso?—preguntó alzando una de sus finas cejas.

—¿Una bonita fotografía de los dos?—Inasa sonrió desbordando dulzura para tratar de convencerlo.

—Me niego.

Pero nada funciona con el bicolor, era un chico difícil. Y no es por más, pues fue casi un logro imposible para Inasa obtener el corazón de su novio; pedirle algo más "íntimo" era básicamente un entierro de negativas.

Pero Inasa era un chico insistente y que tenía mucha fuerza de voluntad.

—¡Esta es la quinta vez que te lo pido!—siguió insistiendo, pero las respuestas seguían siendo completamente negativas.

𝗣𝗢𝗖𝗞𝗜𝗘 𝖣𝖮𝖢𝖪𝖨𝖤 ִֶָDonde viven las historias. Descúbrelo ahora