Capítulo 1: "Recuerdos que escaparon de la tinta"

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Lo primero que recordaba era el olor a la tinta y la montaña de libros donde se había subido cuando nadie se había dado cuenta. Recordaba a alguien que lo tomó entre sus manos y le dijo suavemente que todos tenían una importante historia que contar. Y él se sintió como el ser más importante del mundo.

Recordaba también el movimiento de las olas y el sonido del mar, había cruzado uno o tal vez más oceanos de lo que alguna vez había planeado. Llegó al Japón desde una tierra lejana en un barco, pero no recordaba cómo había subido a este, no recordaba la cabina en la que había dormido, solo un libro y la voz de un viajero que se lo había leído. No recordaba ni su rostro, pero si esa gruesa voz que se colaba en sus pensamientos cada vez que la noche caía y siempre contaba la misma historia. Era la historia de un hombre enamorado, un hombre que amaba y buscaba ser amado, sin embargo la historia no era feliz, pues ese hombre guardaba un secreto, un monstruo que aparecía cada vez que la luna llena adornaba el manto nocturno.

El silencio de una biblioteca era lo siguiente que recordaba, el olor a libros nuevos y la humedad de los antiguos. Algunas voces se hacían presentes a veces, pero siempre en una lengua que no entendía. Desde el lugar donde se ubicaba podía ver cómo una vez al mes una luz se colaba por la ventana en medio de la oscuridad de la noche y sin saber el motivo sentía su cuerpo temblar y su voz aullar.

Lo siguiente que supo sobre su propia existencia fue que un día lo llevaron lejos de lo que conocía. No se pudo despedir de antiguos amigos, porque tan rápido como el encendido de un fósforo, el polvo de las hadas se convirtió en brazas y las olas del mar que paseaban a la ballena blanca, se volvieron llamaradas, miles de sueños consumidos por el fuego. De la biblioteca solo quedó cenizas y cada cierto tiempo una picazón en la nariz que le provocaba el recuerdo del olor de las páginas quemadas.

Fue de pueblo en pueblo y en cada uno escuchó con claridad la misma historia que el viajero del barco le había leído hacía tanto tiempo. No sabía porque pero cada vez que la escuchaba sentía que su propia vida estaba en ella, se imaginaba lo que se sentiría guardar un secreto, lo que se sentiría convertirse en un monstruo, pero sobre todo se imaginaba lo que sería amar tanto como ese hombre. Sin embargo a pesar de no saberlo disfrutaba de la vida que tenía, de ir de casa en casa, de escuchar la misma historia una y otra vez con la misma atención, de gritar de la emoción junto a los niños y llorar junto a los hombres y mujeres que se conmovían con el amor de la bestia. El hombre lobo era el nombre que algunos le habían dado a aquel relato que él ya consideraba como propio y en la emoción porque más personas lo conocieran era que había emprendido un viaje, donde conoció todo tipo de personas y todo tipo de ciudades. Y en todas partes contó y escuchó aquella historia, aquella historia que cuando más la escuchaba más la olvidaba.

El tiempo pasó y los años se convirtieron en décadas o incluso siglos, las voces que le contaron, la que llamaba para sí mismo su historia, se terminaron y sus recuerdos poco a poco se fueron borrando, con la rapidez en la que las hojas son llevadas por el viento.

"¿Si no soy el hombre del cuento, quien soy?" Fue lo que Jyushimatsu se preguntó una tarde de otoño mientras veía los pétalos de las sakuras caer. ¿Si no era el monstruo, por que su piel cambiaba y sus pulmones aullaban a la luz de la luna llena? y aún más importante ¿Por que ahora que la historia había sido olvidada, él también se había olvidado de todo, hasta de sí mismo? Y si tal vez hace cientos de años en lugar de sentarse junto a un viajero, había estado dentro del libro de ese hombre. Y si tal vez con los años, al quemarse, al pasar de mano en mano, al ser leído y al haber perdido sus hojas en el viento era él quien se había perdido como el mismo libro donde estaba contenido. Eso tendría sentido, eso explicaría porque estaba sentado bajo ese árbol con un libro desgastado sobre sus piernas, eso explicaría porque era la primera vez que podía ver sus propias manos, eso explicaría porque sus recuerdos habían empezado en ese estudio entre tinta y libros.

Pero entonces, si todo siempre se había tratado sobre él... ¿Sería que era él quien iba en busca del amor?

No tardó en llegar a la conclusión de que si él era quien buscaba el amor su historia aún no había terminado... aún tenía muchos recuerdos que crear. Y con ese pensamiento se levantó dejando atrás aquel viejo libro.


..........

Hola y Feliz San Valentín así ya sea algo tarde en la hora. Iba a hacer un one-shot para mi querida Moni, pero esta historia terminó extendiéndose. Espero poder subir las dos partes siguientes en estos días y espero que al menos sea algo de lo que ella pensó. 

Saludos!!

Recuerdos en noches de luna llenaWhere stories live. Discover now