Prólogo

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Prólogo

Elina, te estoy entregando el tesoro más valioso que tengo.- me dijo mi melliza a un paso de morir.

Me sentía destrozada ya que aunque su deseo de superarse y el miedo a nuestro verdugo la obligó a huir, no obstante ella es mi otra mitad.

Pude ser valiente como  Como lo fue ella en su momento y huir, pero no pude; pude haberla cuidado pero la deje marchar sola ha forjarse una vida nueva, una vida dichosa, más ese hombre que la amo tanto, fue también el mismo que tanto daño le hizo, al ser tan cobarde y decidir dejar libre el único y verdadero amor y seguir con un matrimonio por conveniencia. No tuvo reparos al dejar  a mi hermana sola y embarazada a su suerte ( eso último, nunca lo supo y si de mi depende nunca lo sabrá).

Lo odio con todas las fuerzas de mi ser. Pero la muñeca que tengo en mis brazos no tiene culpa de nada, es tan bonita.

Madison, mi pequeña Maddie eres tan bonita, te ame desde el primer momento. Se feliz.- no pude contener un sollozo por ver a mi hermana despedirse.

Solo me miró con sus bellos ojos tan azules como un mar tempestuoso. Supe que el momento había llegado y sin más partió.

Lloré como nunca lo había hecho, ni cuando mamá murió, ni cuando era maltratada por la bestia que nos daba alimento y cobijo, ese al que nunca pude y podría jamás llamar papá. Un remedo de hombre que no soportó la muerte de su mujer y lo pagaba emborrachándose y maltratando lo único que le quedaba de la mujer que decía amar.

Adiós hermana-dije,  bese su frente y salí

de ese lugar sin mirar atrás. Maddie y yo vamos a comenzar una nueva vida, lejos de todo, si seriamos muy felices las dos.

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