Capítulo 37

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Narra Dulce

Había pasado casi una semana de la boda, las cosas entre Chris y yo iban más que bien, por supuesto yo aún no me atrevía a hablarle del tema de Paco, no estaba segura de cómo iba a reaccionar, si no me creía todo se vendría debajo de nuevo, había mucho en juego, sobre todo ahora que estaba acostumbrándome tanto a estar juntos, aparté esos pensamientos y volví a centrar mi atención en el borrador que tenía frente a mí en el portátil, quería enviarlo a la editora antes de que Chris volviera de la oficina, apenas había salido un par de veces y sólo cuando era muy necesario, no hace falta detallar la razón y por supuesto no me quejaba, sentí como mi pulso se aceleraba de solo recordar nuestros encuentros. Definitivamente soy masoquista y me encanta complicarme la vida. El sonido de mi móvil atrajo mi atención, miré deprisa la pantalla pensando que sería Chris, seguro no tardaría en volver... Sentí como mi sangre se helaba, no era Chris, era mi madre, desde la boda no sabía nada de ella ni tenía ganas de hacerlo, el móvil siguió sonando insistente, igual que ella.

—¿Qué pasa? —respondí irritada.

—Tal como supuse, en tu luna de miel, lo que menos has tenido es miel—lanzó.

—Mamá si hablaste sólo para eso...—No estaba de humor para tolerar el humor ácido de mi madre.

—Qué sensible, querida. Descuida no llamé para eso, necesito verte, hay algo importante que debemos resolver.

—¿Disculpa? ¿De qué hablas? Yo no tengo nada pendiente contigo, si se trata de dinero o de la villa, en todo caso con el que deberías de hablar es con Chris, te recuerdo que él....

—Me quedó muy clara esa parte, no tienes que recordarme nada. —Espetó molesta— No quiero hablar con tu marido, no creo que quieras que hablé con él este tema tan delicado...

—¿A qué te refieres?

—Te veo en una hora aquí en la casa.

—Ni lo sueñes, dime de una vez de que se trata.

—Sí no vienes tú, entonces, iré yo a buscarte.

—No. —respondí tajante— Está bien, está bien, pero no iré hasta la villa.

Narra Chris

Llevaba un par de horas trabajando en la oficina y ya la echaba de menos, realmente me estaba costando mucho concentrarme, se supone que esto no debería de estar pasando, pero era inevitable, esa mujer era mi punto débil. Desde aquella noche las cosas han fluido entre nosotros, pero esa vocecita que me recordaba que no sería permanente aparecía una y otra vez. Estaba en un dilema, por un lado, no podía sacarme de la cabeza lo sucedido con el imbécil ese, y, por otro lado, estaba todo lo que habíamos vivido juntos, antes y ahora, como un matrimonio de verdad. El timbre del teléfono resonó en la oficina.

—¿Si?

—El señor Franco está en la línea.

—Pásame la llamada.

—Franco ¿sucede algo?

—Se trata de Blanca. —Franco titubeó un momento— Nada que no esperara, está inconforme con la cantidad de dinero que se ha estipulado para ella, le he explicado que tú cubrirás los gastos de la villa y que la mensualidad será únicamente para sus gastos, pero ya la conoces, para ella es una miseria, seguramente no tardará en buscarte. —Esa mujer no tenía límites, no le importaba nada en absoluto, solo el dinero— Mira Chris, sé qué será tu decisión, pero si me preguntas mi opinión creo que la cantidad es mucho más que suficiente, Blanca es así, nunca estará conforme con nada, sobre todo tratándose de dinero y menos sabiendo que eres tú quien está a cargo, está claro que lo que quiere es que se le dé acceso completo a la cuenta de suiza, cosa que no puede suceder hasta dentro de un año y eso todos lo sabemos.

Tal vez en RomaWhere stories live. Discover now