Capítulo 2

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Natalie Evans

-¿Cuántos años tienes? - Le pregunte a la chica frente a mi. Me daba curiosidad que lo único que ambas teníamos en común era el color de nuestro cabello. Estaba muy segura de que ella era menor que yo, pero quería saber que tanto.


-Acabo de cumplir dieciocho el mes pasado - Me respondió ella mientras seguía comiendo de aquel plato que había traído David. Estaba segura de que mi rostro se desfiguró al escuchar aquello.

-Maldito pedófilo - Murmuré y como si lo hubiese invocado, David entró una vez más a la habitación con su estúpida sonrisa, la cual se borro al notar que yo no había probado bocado alguno de la comida que dejo.

-No te libere para eso, Natalie - Rodé los ojos ante aquellas palabras y dirigí mi marcada hacía el escritorio donde antes estaba recostada Oriana. Escuche como el rizado soltaba un suspiro con frustración haciéndome sonreír. - Tengo algo que decirles. - Esas palabras lograron captar mi atención así que volví a dirigir mi vista hacía donde se encontraba David y note que Oriana también lo observaba con curiosidad.

-¿Ahora que estupidez saldrá de tu boca? - Le pregunte y note como sus facciones se endurecían. Sabía que lo estaba haciéndose enojar pero después de pasar un año en aquel lugar ya no me importaba si me golpeaba. Aunque me sorprendió que se tragara su coraje y no me golpeara aunque supuse que quería darle una buena impresión a Oriana, lo cual era completamente estúpido, porque en primer lugar ya me había golpeado frente a ella y en segundo la había secuestrado, nadie tendría una buena impresión de alguien que te secuestra.

-Al parecer la policía ya se enteró de tu desaparición -Los ojos de Oriana se iluminaron al escuchar aquella oración dirigía a ella. Por mi parte golpee suavemente lo cabeza contra la pared debido a la Inocencia de aquella chica. Al parecer ella no recordaba que yo estaba desaparecida desde hace un año y no importó cuanto me buscaron yo aún seguía en ese lugar con aquel hombre.

-Agradezco que esta noticia tuya fuese lacónica. ¿Alguna otra cosa que quisieras agregar? - Le pregunte con sarcasmo, ganando una mirada de confusión por parte de la chica de ojos marrones que estaba frente a mí.

-Natalie, comienzas a enfadarme y no creo que quieras pasar la noche en la habitación negra, ¿o sí? - Juro que si pudiese le daría varios golpes a aquel tipo, pero desgraciadamente no puedo hacerlo ya que si lo hiciera pasaría la noche donde el menciona y Oriana pasaría la noche sola y David podría hacer con ella lo que quisiese.

-¿Es todo lo qué querías decirnos? - Pregunte esta vez sin sarcasmo aunque aún mis ojos proyectaban odio pero eso pareció no importarle al hombre de ojos marrones.

-Al parecer Lucille Britt es la encargada del caso - Alcé mi ceja izquierda con confusión al escuchar ese nombre porque no recordaba que algún agente lo tuviese pero contraria a mi Oriana parecía decepcionada al escuchar quien era la persona encargada de buscarla, por lo cual supuse era alguna novata. -Bien, solo quería comentarles eso y decirles que ya son las 21:30 horas y deben dormir. Natalie, querida tú encargate de decirle a nuestra invitada lo básico. - Una vez más David salió de la habitación.

-Tengo dos preguntas - Dijo Oriana rompiendo el silenció, yo solo me límite a mirarla esperando a que me hiciese ambas preguntas - ¿Cuál es la habitación negra? Porque si soy sincera, se escucha demasiado racista. - Al escuchar aquellas palabras no pude evitar comenzar a reírme, sospecho que dure unos veinte segundos riendo como estúpida.

-No puedo decirte mucho, sólo que es una habitación demasiado lúgubre... Espero que no lo compruebes en mucho tiempo - Le respondí con sinceridad y pude notar como ella pasaba saliva. -Según recuerdo eran dos preguntas, ¿cuál es la otra?.

-¿Qué son las cosas básicas que debo saber? - Oriana comenzó a jugar con sus manos en un claro gesto de nerviosismo. Yo me acerque un poco más a ella, lo suficiente cerca para colocar mi mano derecha en su hombro, con esa acción yo esperaba brindarle aunque sea un poco de apoyo.

-David nos llevará a la habitación en la cual estábamos la primera vez que despertarse. Tal vez debido al cloroformo no pudiste observarla con atención pero tiene dos camas, que debo decirte son malditamente incómodas. Todos los días debemos seguir una rutina; David los esposa a la cama para asegurarse de que no escaparemos, él se va a trabajar a las once con treinta minutos, pero antes de irse te pregunta si quieres quedarte en la cama o prefieres sentarte en el suelo, una pregunta bastante idiota en realidad -Dije esto último en un suspiró y ella asintió dándome la razón. - Lo único bueno del maldito es que mientras él se va a trabajar te deja un libro. Llega a las cinco de la tarde y se pone a preparar el almuerzo; si esta de buen humor nada más pasa - La rubia frente a mí me mira con confusión, estoy segura de que quiere saber que es lo que ocurre cuando David llega de malas, pero no se si sea correcto decirle.

-¿Qué es lo que ocurre cuando llega de mal humor? - Me pregunta ella al notar que yo no parecía querer hablar. Tuve un debate conmigo misma sobre si decirle o no, pero considero que es justo que ella lo sepa, aunque lo más probable es que se suelte a llorar.

-Él busca sacar su estrés de dos formas, podría golpearte hasta cansarse ó... Puede que quiera acostarse contigo, según David son las únicas formas en las que puede calmarse- Y tal como sospechaba sus ojos marrones se cristalizaron haciéndome cerrar mis ojos con frustración.

-Eso es horrible - Su voz salió demasiado chillona provocándome dolor de cabeza. Yo nunca fui una persona paciente y esta chica comenzaba a exasperarme.

-Mira rubia, de nada te servirá ponerte a llorar. Si eres débil no esperes sobrevivir aquí mucho tiempo ya que si yo no soy paciente el hijo de puta que salió por esa puerta no es mejor que yo; y si ve que lloras por todo tus castigos serán peores. Yo se que no es fácil despertar en otro lugar, se lo difícil que es el hecho de que tus pensamientos se dirigían hacia tu familia y amigo, se lo difícil que es el pensar que podrías no volver a verlos; ¿sabes cómo se eso? -Espere unos segundos a que ella me respondiera, pero no lo hizo, solo atinó a bajar su mirada. - Lo se porque si bien tú llevas aquí dos días, aunque solo lleves unas horas consciente... Yo llevo aquí un año-. Quise decirle otra cosa, pero una vez más, David entró a la habitación mientras sostenía dos pares de esposas en sus manos.

-Bien, queridas, es hora de irse a dormir -David comenzó a caminar hacia nosotras y yo solo pude alzar mis manos aceptando el hecho de que me iba a esposar. Oriana imitó mi acción pero aún mantenía su mirada baja, reconozco que tal vez me pase al decirle todo eso, pero no me arrepentía. Ella debía aprender a lidiar con todo ese dolor y comenzar a luchar, si es que en verdad quiere sobrevivir al infierno en el que ahora viviría.

Sobreviviendo Al InfiernoOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz