Capitulo 5. Aquellos ojos profundos

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Renesmee

No es que hubiese dejado muchas cosas atrás... quiero decir en Londres. Siempre fui de pocos amigos debido a mi estilo de vida y lo que soy.

Lo que soy...

¿Y que soy en realidad? ¿Quién soy?

Las calles están solitarias, aun es temprano por lo tanto hay pocas personas fuera, me gusta esta hora ya que no hay mucho ruido, se puede respirar el aire fresco y sentir las gotas de rocío al tocar las flores.

Han pasado tres días desde que vi a Jake en la playa. Al final tuve que dejarlo ir con Elizabeth, pues ambos habían acordado asistir a un supuesto compromiso. Desde entonces no hemos vuelto a tener un momento a solas.

No es que este celosa...

No estoy celosa de ella...

Jacob solo es mi amigo.

Recuerda eso, Renesmee, solo mi amigo.

Pero algo muy dentro de mí se revuelve cada vez que lo veo junto a ella. Cada vez que voy a su casa, nunca esta y las pocas veces que lo encuentro ahí... nunca está solo.

Además de eso, no han ocurrido muchas novedades fuera de que mis padres al parecer están planeando -para un futuro no muy lejano- una segunda boda. Y mis tíos -Alice y Jasper- están planeando un viaje. Todo el mundo está haciendo planes...

¿Y porque me siento estancada?

¿Acaso no he llegado al punto donde quería estar?

Disminuyo mis pasos. Un niño junto con su madre vienen acercándose desde el lado contrario. El pequeño al parecer está muy feliz, lleva una pelota en su mano izquierda y la otra mano junto a la de su mama.

Todo pasa muy rápido, el niño cae al suelo -quizás resbalo contra algo- y su pelota rueda hacia la calle. Su madre asustada lo ayuda a levantarse... El niño se da cuenta de que no tiene su pelota y va a su búsqueda. La madre se lo impide. El pequeño intenta forcejear sin éxito y empieza a llorar.

Unos segundos después lo atrapo mirándome. Y para mi sorpresa, su nariz sangra. Una gota cae al suelo y mi mirada baja con ella.

Delicioso y placentero martirio, la sangre humana representa todo lo bueno y a la vez lo malo que hay en este mundo.

Quiero sangre...

Algo dentro de mí lo pide a gritos.

No, no contrólate. ¡Contrólate ya!

Sin darme cuenta, mi cuerpo se tensa por completo. Desde mi pelo hasta mis pies. Debo huir para evitar cometer una locura.

Pero antes de cumplir mi cometido, antes de escapar -como siempre hago- desvío mi mirada hacia el niño, este se encuentra en medio de la calle recogiendo su pelota. La madre le grita que regrese, y un camión a toda velocidad viene directo hacia el pequeño.

No debería, pero...

Corro con todas mis fuerzas subo por encima del camión a una velocidad increíble, y recojo al niño junto con la pelota. Sus ojos están cerrados y lo siento temblar junto a mi pecho. Lo dejo del otro lado de la calle, y me desaparezco.

Salto encima de un tejado cercano, y mi sonrisa es inevitable al ver al niño corriendo hasta donde su madre y ella lo recibe con los brazos abiertos. Ambos lloran.

-Mama, te quiero.

-Mi pequeño, no me asustes otra vez...

Ayudar, quizá no sea tan malo después de todo.

Hasta qué tu corazón deje de Latir (HQTC#1)Where stories live. Discover now