C I N C O

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Mientras a la salida, Arabella y Declan esperaban en un pequeño banco a Carlos quien había dicho que tomaría algunos fotos de los demás alumnos, ya que obviamente el anuario no iba a tener solo foto de ellos tres.

Mientras Arabella le contaba a Declan un montón de historias que habían tenido saliendo todos los últimos viernes de los meses, Declan escuchaba atento.

— Una vez pensé que Carlos estaba atrás mío, así que me giré y golpeé a un niño con mi pistola en la nariz, la cual sangró así que salí corriendo cuando fue a buscar a su mamá. Eso pasó el mes pasado. — Una casi inaudible risa salió de los labios del británico. Pero para Arabella, ese fue el detonante de su sonrisa; a ella le agradaba que cada vez Declan se fuera incorporando más y más a la amistad. — ¿Y qué me cuentas tú, Declan? ¿Alguna vez has ido a algún lugar así?

Un negamiento de cabeza le hizo a Arabella sonreír de manera empática y Declan se sintió raro, comenzó a sentir que con Arabella, podía contarle lo que quisiera, que podía abrirse con ella pero era tan difícil. ¿Y si a ella no le gustaba lo que el decía alguna vez? ¿O si a ella no le agradaba? Esos pensamientos hacían que Declan se mantuviera callado.

— Pero me gustaría ir — Incluso Declan se sorprendió cuando fue capaz de decir eso sin trabarse a mitad de alguna de las palabras.

Arabella miró hacia otro lado intentando aguantarse sin éxito el pequeño chillido que tenia ganas de soltar. La chica respiro hondo pero aun así una leve risa se le escapó.

—Mira, Declan hagamos una cosa. Mirémonos a los ojos y confía en mi. Soy tu amiga y conmigo puedes hablar cualquier cosa, vamos. — Propuso la castaña y le observó fijamente con sus ojos azules esperando que el británico le devolviera la mirada.

Mientras, Declan pensaba en que Arabella tenía razón, era su amiga y debía convencerse a si mismo de que podía mantener una conversación con ella.

Así que asintió y le devolvió la mirada.

—¿Te gusta la fotografía? — Comenzó la chica sin despegar la mirada del británico.

Declan tenía una lucha interna, tenía que convencerse a si mismo y eso le estaba costando mucho, tomó aire y respiró profundo.

—Un poco, mi mamá me puso ah-ahí. — Declan frunció el ceño en frustración. Él de verdad se sentía capaz y pensó que había decepcionado a Arabella.

—¡Bien hecho, Declan! ¡Eso fue genial! — El británico le observó sorprendido, no entendió cómo es que él creía que había fracasado pero Arabella festejaba en su lugar "el logro" — Ahora dime, si no te gusta mucho la fotografía, ¿Qué es lo que te gusta?

Declan no apartó la mirada de los ojos azules de la muchacha y comenzó a pensar.

El británico pasaba la mayor parte de su tiempo libre siempre pegado a un cuaderno donde escribía sus ideas y las transformaba en maravillosas canciones que le gustaba imaginar que algún día alguien las escucharía y se identificaría.

— Escri-escribir. — Arabella se lanzó a él en un abrazo, el británico permaneció estático en su lugar sin saber como reaccionar.

—¡Eso es fantástico! ¡Algún día deberías enseñarme lo que escribes! — Exclama Arabella y se levanta cuando ve a Carlos acercarse a ellos. —Carlos, parece que hay una progreso aquí.

—¿En serio? ¡Eso es grandioso! — Musita Carlos mientras comenzaban a caminar. El lugar no quedaba tan lejos, mas que a 15 minutos caminando por lo que los tres muchachos comenzaron a caminar lentamente.

Declan observó a Carlos por unos segundos y vio la emoción del chico, más bajó la mirada avergonzado cuando el latino le devolvió la mirada. Carlos lo notó pero no hizo nada mas que sonreír y seguir caminando.

— ¿Y? ¿Escuchaste la banda que te dije ayer? — Inquiere Carlos a lo que Declan asiente — ¿Y qué tal te parecieron?

El británico toma aire profundamente antes de perderse en su mente.

—Geniales.

—¿Ahora se recomiendan bandas? Wow — Exclama Arabella sonriendo, pero al instante quita su sonrisa al darse cuenta que está siendo muy obvia. Así que la reemplaza por una falsa mueca.

Los tres chicos siguen caminando lentamente, mientras van hablando de tonterías o ciertas cosas. A Declan le gustaba de verdad estar con ellos, se sentía por fin parte de un grupo, se sentía que por fin había dejado de ser un triángulo en un mundo de cuadrados. Y eso lo hacía sonreír.

—Bueno, solo decía, Carlos. — El británico se confunde pero luego se da cuenta que ha estado tan perdido en sus pensamientos que no se había fijado que los dos amigos hablaban.

—Lo primero que haremos será comer algo, por favor, estoy muriendo de hambre. — Dice el latino pasando por un local de hamburguesas, los dos chicos se detienen y siguen a Carlos dentro del local.

—Yo también tengo hambre, así que está bien. ¿Quieres una hamburguesa, Declan? — El británico observa por unos segundos a Arabella y asiente metiendo su mano en el bolsillo mientras buscaba el poco dinero que tenía.

—Yo la pa-pago — Extendió el billete y Arabella asintió también sacando su dinero y pasándoselo a Carlos quien se encontraba ahí parado esperando.

—Muy bien, yo quiero una con doble queso y sin pepinillos.

Ambos miraron a Declan quien se encontraba leyendo el cartel. — Ah, una con tocino está bien.

Carlos asintió mientras tomaba el dinero, pero Arabella se levantó de donde estaba sentada y se acercó a él sacándole el dinero de la mano.

—Mejor las compro yo — Determinó la chica — Tú siempre te olvidas de pedir la mía sin pepinillos y por eso siempre termino con alergia.

Carlos rodó los ojos y terminó pasándole de mala gana el dinero a Arabella quien dio una sonrisa victoriosa y le guiñó el ojo antes de dirigirse a comprar. El latino no tuvo que decirle que hamburguesa quería pues el siempre compraba la misma y Arabella lo sabía, por algo era su mejor amiga.

Así que se sentó frente a Declan en una de esas mesas mientras el británico se entretenía doblando las servilletas.

—Oye Declan, ¿Y cual canción te gustó de la banda que te dije?

El británico le observo y rebobinó su mente a los recuerdos, se dio cuenta de cual canción le había gustado.

— Livin' in a dream. — Respondió el británico con su perfecto acento. Ambos observaron a Arabella quien seguí comprando las hamburguesas.

—Oh, esa es muy buena, pero yo prefiero The Beach.

Declan le da una tímida sonrisa, pero al instante se distrae con la servilleta. Carlos se da cuenta de lo despistado que es y no puede evitar reírse, Declan levanta la vista confundido.

— Te distraes muy fácilmente — Le dice y Declan lanza una tímida sonrisa. Sus mejillas se encienden en un bonito color rosado a lo que Carlos vuelve a reírse pero esta vez de ternura. Declan también se comienza a reír. — Eres muy tierno con las mejillas rojas.

Declan se quedó de piedra. Nadie jamás le había dicho eso. Se puso nervioso y no sabía como reaccionar. No se esperaba un comentario pero por alguna razón, Declan se sintió bien al escucharlo.

Mientras, Carlos solo se reía sin darse cuenta de lo que su comentario había causado en el británico.

The love is a mistery •• Declan McKennaWhere stories live. Discover now