once; eleven

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—¿Lo? ¿Puedo ir a tu casa?—Camila sonaba terriblemente preocupada al otro lado de la línea.

—Um, sí ¿Por qué lo preguntas siquiera?—Lauren, extrañada por la pregunta y alerta por el tono de su mejor amiga, dejó su café a un lado y se recostó contra la encimera de la cocina.

Un silencio se presenció al otro lado de la línea.—Golpearon a una amiga y tu casa está más cerca que la mía, ¿está bien si voy allí con ella?

Luego de responder con un "no hay problema", Camila cortó la llamada y Lauren se dirigió apurada a buscar su botiquín de primeros auxilios; si la chica había sido golpeada, no quería imaginarse si estaba muy herida y no la atendía correctamente.

Cinco minutos después, la voz de Camila acompaño el golpeteo en la puerta principial y cuando Lauren fue a abrirle, pudo ver a una chica de cabello castaño claro encogida entre los brazos de su amiga.

Con cuidado, la recostaron en el sofá y Lauren se acercó a la morena que estaba completamente nerviosa.—Camz, ve afuera, respira un poco y cálmate. Yo me quedaré aquí a curarla, ¿está bien?

De la más baja sólo obtuvo un asentimiento de cabeza y un abrazo, mientras susurraba un agradecimiento antes de salir de la sala en dirección al patio; Lauren se arrodilló frente a la desvanecida chica, corriendole el pelo del rostro para poder verla claramente.

Sin duda, parte de la expresión pasmada de Lauren era debido a los golpes en el rostro de la chica, pero la mayor parte de su asombro se la llevó el quien era esa chica. Quien antes llevaba el pelo más oscuro, sus ojos brillaban y sonreía de forma coqueta mientras tenía la etiqueta en su uniforme, ahora era castaña y estaba inconsciente sobre su sofá.

—Camila te quiere demasiado, ¿eh?—Susurró Lauren, mientras curaba las heridas de la que, evidentemente, era menor que ella.

Observándola de cerca, a pesar de su labio hinchado y el corte en su mejilla, era realmente una chica bonita. Si la observabas con detenimiento, podías descubrir distintas señales en su rostro que la hacían ver cada vez mas bonita.

Lauren comenzó a preguntarse si de verdad era una chica y no un chico, a pesar de su delicada cara se podía notar algunos rasgos varoniles y curiosos que la pequeña Ariana tenía en la cara.

Negó con la cabeza, Ariana era una chica. No había modo de que tuviese un pene entre las piernas.

Además, a Camila le gustaba Ariana. Así que no era un chico, porque Camila era lesbiana.

Un quejido salió de los labios de la chica cuando comenzó a recobrar la consciencia, apretando sus ojos y causando que Lauren se alejara un poco de su rostro. Cuando la castaña abrió los ojos y se dio cuenta de que no conocía el lugar, se puso recta de golpe y soltó un jadeo de dolor.

—No deberías levantarte.—Murmuró Lauren, ganándose una mirada de terror de parte de la menor.

—¿Y C-Camila?—Su voz sonaba temblorosa y sus manos se revolvían nerviosas en su regazo, tragó saliva y Lauren pudo notar que a Ariana se le marcaba la nuez.

—Um, ella estaba muy nerviosa por ti, así que la mandé afuera a tomar aire ¿Quieres que la llame?

Ariana asintió de forma tímida mientras se abrazaba a sí misma; Lauren salió en dirección al patio para llamar a Camila, que entró de inmediato y se acercó a Ari.

La ojiverde se quedó en la cocina, desde donde podía ver y oír a las otras dos. Pudo ver su café, que ya frío, reposaba en la mesa de la cocina; se acercó para tomar la taza en sus manos y llevarla al lavamanos, deteniéndose en el medio al oír un sollozo.

—Estoy harta, Camila. Estoy harta de esto.—Ariana lloraba, hablaba entre balbuceos y sollozos; Lauren sabía que Camila, siendo tan dulce como es, la estaría abrazando.—Mis padres me echaron de casa, mis profesores se niegan a aceptar que soy una chica y ahora mis compañeros...

Un pequeño grito de rabia salió de la castaña, Lauren apoyó la taza en el lavamanos mientras, curiosa, oía la conversación.

—Son idiotas, Ari. Por favor, no llores.

La espalda de Lauren tomó contacto con la pared, mirando al techo mientras suspiraba. No lo entendía, ¿Ariana era una chica problemática? No lo parecía, tenía un rostro muy tranquilo, unos ojos brillantes y una sonrisa especial, así que no podía ser problematica.

—Intentaron tocarme, Camila. Se burlaban de que tengo pene y me decían que soy un monstruo y siempre lo seré.—Murmuró, pero sus palabras eran tan fuertes que llegaron a Lauren.—Quizás es verdad. Quizás sólo podré ser una chica si me muero y vuelvo a nacer.

El corazón de Lauren latía con fuerza al escuchar a Ariana hablar.—Quizás debería matarme y hacerle un favor al mundo.

El silencio se apoderó de la casa, y en aquél momento hubieron tres cosas de las que Lauren estaba segura: Camila lloraba-porque aunque no la oía, Laur la conocía muy bien-, Ari se sentía mal y, por último, acercarse a Ariana no fue su peor elección.

Así fue que, Lauren, arrodillada frente a Ariana, le tomó el rostro en ambas manos y la obligó a mirarla a los ojos; ni siquiera sabía de dónde sacó el coraje para decirle lo que le dijo, ni por qué lo dijo.

Quizás fue porque Lauren sabía lo que era querer morirse, y Camila había estado ahí para ella en ese momento.

—Ariana, no digas eso. Esa gente es estúpida y una desgracia. Tú eres la chica más hermosa del mundo, ¿sí? que nadie te diga que no lo eres.

Y Ariana, con las lagrimas resbalando por sus lastimadas mejillas, empapando las manos de Lauren, sonrió.

Tan débil y frágil, Ariana le sonrió a la ojiverde mientras sentía su corazón calmarse.

Lauren le dijo a Ariana, lo que ella necesitaba escuchar.

N/A La historia va a tardar en actualizarse, la escritora esta en hiatus :( pero dijo que tratara de actualizar aunque sea un poco :)

Y lo de Ariana ni yo me lo esperaba :o y por eso me encanta, espero que a ustedes también

eso es homofobia; camrenWhere stories live. Discover now