04|Bromas y Armarios

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Chittaphon fingió ir al baño y dejó a DoYoung y BamBam platicando con SiCheng, un chico que venía de intercambio desde China. Ellos no vieron la nota así que no tenían por qué sospechar algo.

La casa era enorme, por lo que le fue difícil encontrar el cuarto mencionado.

Estaba nervioso y le sudaban las manos, jamás en ninguna fiesta a la que el pelinegro hubo asistido, estuvo en una situación así con alguien, y menos con su crush.

Al cabo de unos minutos de búsqueda, dio con la dichosa recámara.

Acercó su oreja a la puerta, escuchó unos ligeros ruidos, había alguien dentro. Se dio ánimos y entró a la habitación. Estaba en penumbras, tanteó la pared en busca del interruptor, pero una mano tomó su brazo y lo jaló hacia otro lado.

La mano acarició su brazo con delicadeza y subió hasta su rostro encontrando la mejilla de Ten. Éste respiraba con dificultad, el chico lo sujetó por la barbilla y se acercó a él, haciendo que sus labios se tocaran, Ten, creyendo que el chico que le gustaba era aquel, aceptó el beso y lo intensificó metiendo su lengua en la boca ajena, Ten no era un novato en el tema de los besos, pasó sus brazos alrededor del cuello del más alto y éste a su vez lo hizo caminar rumbo a la pared hasta chocar contra ella, le dio una mordida, a lo que Ten soltó un leve gemido, el otro chico se separó y prendió la luz.

—No sabía que yo te gustara tanto.

El pelinegro que mantenía sus ojos aún cerrados, los abrió al escuchar esa voz que le hacía doler los oídos.

«¡Seo YoungHo!»

Al ver el rostro frente a él se quedó estupefacto, no tenía idea de nada, estaba tan asombrado que no podía ni pensar.

—Deberías ver tu rostro, es muy gracioso.

Ten volvió en sí y hecho una furia se acercó hasta el contrario.

—Mira Seo, no vine a esta fiesta a pelear contigo. Vine a divertirme. Tal vez tú no tengas amigos, pero yo sí y quiero pasarla bien con ellos. No es mi culpa que no puedas dejar de pensar en mí, simio.

Y con eso se dirigió hasta la puerta, pero el sonido de unos pasos lo hicieron retroceder.

«Maldita sea, si alguien me ve con este imbécil...»

Ten giraba su cabeza en todas direcciones hasta topar con la puerta del armario abierta.

—Métete ahí— Le ordenó a YoungHo.

—¿Qué?— El alto no comprendía lo que el más bajo trataba de hacer.

—¿Eres idiota o te haces?— Preguntó Chittaphon con sarcasmo.

Desesperado por escuchar los pasos acercarse cada vez más, empujó a Johnny dentro del closet para después entrar él y cerrar un poco el armario, dejando una pequeña rendija.

—¿Qué mierda crees que haces?— Le preguntó el más alto, a lo que Ten le puso una mano en la boca para callarlo.

—Hay demasiada gente en mi casa.

Los dos chicos prestaron atención a la voz que provenía por fuera del closet.

—Qué bueno que guardé las cosas valiosas dentro del closet y lo mejor de todo es que nadie sabe cuál es mi habitación, a excepción del idiota de YukHei, pero está abajo cayéndose de borracho, y no he visto a JaeHyun por ningún lado.

«Kun...» Pensaron ambos chicos.

—Aún así, más vale prevenir que lamentar.

Dicho esto, Kun cerró por completo el escondite de Johnny y Ten, y, al ser uno de esos armarios con cerradura, le puso llave y un candado, por si las moscas, y salió de su habitación.

Al escuchar todo esto Chittaphon y YoungHo se miraron aterrados.

Por culpa de la ingenuidad de Ten, por la estupidez de Johnny y por el descuido de Kun...

Ten y Johnny quedaron encerrados en el armario.

Atrapados en el Armario → ᴊᴏʜɴᴛᴇɴOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz