🐺

35 6 5
                                    

Siegfried Schtauffen... vaya, vaya: un hombre cautivante, admirable y líder ejemplar, con luces y sombras, con sus misterios y demás... quien diría que el hombre se estaba convirtiendo en el amo de mis acciones... mi corazón; mi alma.

No sé que sea más difícil, sincerarme con él, o seguir soportando aquél frío que me carcomía hasta los huesos; los bosques por la noche no son cosa fácil; en ese lugar el fuego parece ser no más que una ilusión; bastantes ventiscas que lo esfumaban, esperaba encontrar algo mejor el día siguiente.

No lo sé, pero cada noche que acampabamos juntos los Schwarzwind, me eran interesantes las costumbres del capitán, a nadie parecía importarle esto tanto como a mí, así que a escondidas le observaba casi siempre que podía; miraba la luna unos minutos, recorría la cicatríz de su rostro con el dedo índice, luego se quitaba la venda de su brazo izquierdo: todo antes de írse a dormir.

Sinceramente, aquel día me estaba sintiendo un completo pusilánime, especialmente frente a él, tampoco sabía porque eso me afectaba más de lo que debería, ¿qué a caso no era él el líder? Si. Yo ya me había entregado a su causa; su leal servicio. Por supuesto debía ser fuerte, y lo soy, ¿pero por qué aquella importancia repentina a competir con él? Estaba preocupado por sentirme insuficiente para él; incapaz... ¿por qué me sentía así?...

Con el paso de una hora; mís ropajes se hacían cada vez más inútiles contra la acción de las brisas, ¿por qué diablos tenía tanto frío? Dudo que los otros o el mismísimo Capitán se estuvieran sintiendo de ese modo, ¿a caso era el más débil del grupo? No, eso nunca... tal vez... el Capitán; toda esa charla mental que tuve sobre él, me estaba debilitando más de la cuenta, ese sentimiento, era extraño, era como si ya no fuera dueño de mi cuerpo y mente, Siegfried parecía serlo...

Poco a poco el frío nocturno, los pensamientos navegantes, me iban manteniendo en un influjo hasta que me iba quedando dormido completamente; comenzaba a oír metales chocando, gritos, voces desconocidas y conocidas clamando mí nombre; sentí mi corazón parar, me desperté justo cuando escuché la voz de mi capitán llamándome en susurros, para luego darme cuenta que todo era producto del dormir, nada de eso sucedía realmente.

Aunque todo parecía estar en orden y sentí dormir horas, a penas y habían pasado unos minutos; él capitán, sin embargo, no estaba en su lugar para dormir, y fue entonces cuando en ese instante, noté el calor; la presencia extra a mí lado; me volteé con calma, encontrandome con un mar de oro; su cabello era lo único descubierto, estaba de espaldas... no sé por qué o cómo, pero tuve ansias fervientes de rodear sus caderas con mi brazo; abrazarlo fuerte, olfatear su escencia, hundiendo mi cara en su cuello hasta darle una mordida, fue la primera vez que sentí deseos así por mí Capitán... malditos instintos; rebotó en mi mente esa frase más de una docena de veces antes de cometer algo peor... aunque al final, sólo lo abracé, pues fue lo más que pude contenerme; sólo espero no haya creído que fue intencionalmente.

Capitán || Siegfried/Z.W.E.I. ; Viñeta ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora