Dice la sabiduría popular que "la letra con sangre entra". También se dice que "el conocimiento es poder" y creo que, mientras el ego nos siga dominando, en algún punto estas dos sentencias se conectan irremediablemente. El conocimiento no es poder per se, es lo que un haga con él lo que le da poder. De nada sirve saber multiplicar los peces si no te sirve para calmar el hambre al menos...
Desarrollando la idea del ego, vamos a la parte en la que adquieres un determinado conocimiento (voy a seguir usando la segunda persona singular para referirme a mí). Aprendes que muchos de tus condicionamientos hacia el sexo femenino vienen de la crianza, de traumas mal tratados en la adolescencia, en relaciones amorosas, "tragas" mal llevadas, y te sientes iluminado, como cuando entiendes qué significa o qué es el número Pi... no sé, algo así. Pero resulta que no, que tu ego siguió nublado y volviste a cometer un par de errores aquí o allá, te dejaste llevar en una determinada situación, en fin, lo que sea y vuelves a fallar. Ahí es cuando "el conocimiento es poder" se mezcla con "la letra con sangre entra" porque tuviste que fallar, tuviste que sufrir para poder entender cuál era la verdadera enseñanza. Creíste que un par de rutinas, una cierta seguridad en ti mismo, una "demostración de valor" o cualquier otro factor era suficiente para mantenerte por encima del hombre promedio y mantener una relación monogámica con una mujer con quien solo era necesario involucrarse hasta determinado nivel.
Con el tiempo y viendo algunas señales, empiezas a darte cuenta de que algo va mal, que estás cayendo en la misma trampa... lo sabes, lo hueles, lo sientes, pero no te haces caso, crees que lo que sabes, lo que dices, lo que haces, es necesario para mantener esa relación, esa mujer... y llega el día en que compruebas que lo que olías, lo que sentías, era verdad y empiezas a sangrar para que puedas absorber la letra, el conocimiento real. ¿Cuál era la enseñanza real?
NUNCA SEAS INFIEL A TI MISMO. NUNCA ENTREGUES TU VIDA A ALGUIEN MÁS PORQUE EL DUEÑO SIEMPRE SERÁS VOS; NADIE MÁS.
Tuviste opciones, las creaste, y optaste por serte infiel, por quedarte con una, cerrando todas las demás. Te volviste laxo, confiando en que la otra querría siempre lo mismo que tú y viste que lo que estaba ocurriendo es que hacías lo que ella quería, no lo que tú querías, ¡caíste redondo! Dejaste de ser fiel a ti mismo; y esa infidelidad te salió muy cara.
Tienes que darte crédito, tampoco es necesario tirarse tan duro. Tenías un ideal, una forma de ver el amor de una manera anticuada quizás, y eso no es malo. Hay personas que pueden ser monogámicas por elección, porque de una u otra forma ejercen su libertad de elegir, no les molesta imaginarse en una vida con una sola persona, siempre y cuando haya un propósito en común, un compromiso. Pero de nuevo, vuelves a serte infiel porque asumes que eso es lo que quiere ella, te encegueces y no ves sus rasgos de personalidad, no lees sus síntomas, ves que lo que dice no es igual a lo que hace, y le das ese beneficio de la duda que en últimas termina destruyendo todo lo que pensabas haber construido.
Este aprendizaje trae dolor, pero siempre debes tener en cuenta que es un dolor del EGO porque se siente "traicionado", "no amado", "abandonado"... Si tratas de salirte de ese panorama, si te miras desde la tribuna, tienes que entender que eso es lo mejor que pudo pasarte, es lo correcto, es lo ideal. Cuando ese dolor pase, cuando el ego vuelva a caerse donde debe estar, entenderás que vienen nuevas oportunidades, puedes volver a enfocarte en ti, en mejorar, en ESTAR BIEN. Sin odios, sin misoginia (¿para qué ser misóginos si comerse bien a una mujer es un placer exquisito?), sin remordimientos, pero SIEMPRE enfocado en vos, sin más pajazos mentales.
¡NO MÁS IDEALISMO! Es un mundo distinto, no es el mundo que quieres, es un mundo en el que infortunadamente la mayoría de mujeres es material dañado, defectuoso de origen, y no hay hombre en el mundo que pueda arreglarlas. NO SEÁS VOS ESE HOMBRE QUE SE METE EL PAJAZO MENTAL DE QUE PUEDE HACERLO. Simplemente, no se puede. No te dejes llevar a ese remolino de emociones, de mentiras, de incongruencias, de manipulación.
SIEMPRE SIEMPRE TENÉS QUE ESTAR DISPUESTO A DEJAR, A SALIR, A CERRAR LA PUERTA. ESA ES LA VERDADERA ENSEÑANZA.
Puedes seguir sangrando, amigo.
