Equivocado

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El bullicio, lo primero que se podía definir en aquella morada. Música alta, adolescentes aquí y allá, unos charlaban, otros bailaban al compás de la música o simplemente eran tan malos que se pisaban entre ellos. Era viernes y como normalmente solía ser todos disfrutaban de el como un "festival". Era un día donde podían pasar la noche sin preocupaciones del horario que despertarían al día siguiente, al menos eso les sucedía a esos estudiantes de preparatoria, dejaron de lado sus deberes y fueron a una fiesta.

Roronoa Zoro no era del tipo de chicos que se la pasaba de fiesta en fiesta, pero esa noche fue diferente, Ace hermano de su mejor amigo, lo invitó a su casa, en donde había llevado a varias chicas y chicos por igual. Gracias a la insistencia del "universitario", él acudió de mala gana, aún así se vistió de manera presentable, una camisa negra lisa con varios botones desabrochados dejando un poco a la vista, usaba un jean gris desgastados y unas zapatillas negras.

Fue el gran centro de atención de varias chicas, sobre todo de una en especial; cabellos bermellones corto, mirada picara y cuerpo proporcionado, esta se le pego a él todo el tiempo y hablaron, a Zoro no le agradaba mucho la muchacha, pero por cuestiones de la vida ella lo chantajeo un poco, le hizo pagar varias bebidas y comidas.

–Oi tu maldita bruja– dijo molesto– tendrás que devolverme todo esto.– mostró su billetera vacía.

La chica sonríe algo nerviosa, pero solo asiente.

–Tranquilo te lo daré, mira para estar seguros te paso mi número y cuando estés disponible te lo devuelvo.

El peli verde accedió a su oferta, agendo el número de la chica y también le dio el suyo. Aunque desconfiaba algo de ella, se aseguro de otra forma y le pregunto:

–¿Como te llamas?– pero solo fue ignorado.

–Nos vemos, ya es tarde.– se despidió.

La de cabellos bermellones se fue con su grupo de amigas, saludo por ultima vez a Zoro y luego a los demás que estaban allí. El peli verde la miró con disgusto todo el tiempo, agarró una bebida que estaba en la mesa frente a el, le saco el corcho con los dientes, dispuesto a beber el contenido una mano lo frena. Ace le quito la botella, para acomodarse a su lado en ese sofá de cuero negro y así beber.

–Aun no llegas a los dieciocho y ya bebes como treintañero rechazado.– comento el de pecas.

–No te metas en mis asuntos– le quito la bebida y le dio un trago– ¿Y Luffy?– preguntó.

El de pecas apunto un rincón de la casa, muy cerca de las escalera, ahí estaba Luffy sentado rodeado de comida y un trozo de carne en sus manos, mantenía esa sonrisa mientras comía y dormía, el no desaprovechaba ni una gota de su tiempo al hacer varias cosas a la vez.

–Tsk, no cambia– comentó entre risas el peli verde.

Al cabo de un rato de fiesta, bailes y música alta, siendo la diversión la única que reinaba, llegaron Garp y Sabo a lo que es "su" casa, el rubio no solo hizo una mueca, sino que su rostro se ensombreció, ver la casa a media destruir, bebidas exparcidas por doquier, manchas en las paredes y suelos, ademas muchas personas desconocidas para el. Después de pasar su vista por todas partes, enfoco su mirada penetrante en "Ace", este se encogió de hombros y se iba agachando sigilosomente, pero el no era al que debían temer. Garp miraba a todos con una sonrisa.

–Ace– llamo con simplesa.

El mencionado se erizo un poco y volteo a verlo con una risa forzada:

–Hey, llegaste temprano– saludo.

Luffy aún seguía durmiendo con la carne en su boca, y una burbuja salía de su nariz, al explotar obligo al chico a despertarse y mirar el panorama.

Por ErrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora