»𝐏𝐚𝐫𝐭𝐞 2/3« ||𝐒𝐨𝐥𝐨 𝐡𝐚𝐠𝐚𝐦𝐨𝐬 𝐞𝐥 𝐚𝐦𝐨𝐫||

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Christopher.

Eran las 3 de la mañana, y él regañandome, esta marcado por todas partes con lápiz labial, con la camisa blanca algo arrugada y desabrochada, su cabello su rulos estaban despeinados, ¿Acaso este ser podría ser más sexy?

— ¡Christopher te estoy hablando, deja de verme como si fuera comida! —grito masejeando su cara notablemente frustrado.—

— No es mi culpa que seas tan delicioso. —para mí sorpresa eso sonó muy poco sexy y muy serio.—

— Christopher ya basta, ¿Por qué me dejaste solo? Estaba preocupado por ti, imbécil. —se sentó frente a mí acariciando mí mejilla izquierda.— por favor, di algo...

— Estaba celoso. —su rostro se endureció con sorpresa.—; esas malditas te alejaron de mí Zabdiel, sólo quería pasar un rato contigo, te extraño mucho...

— Chris... —se enternecio.—

— Y mi pene también te extraña.

— Creo que hoy estas muy sincero, ¿Qué bebiste? —se sentó en la cama y me subió en sus piernas.—

— ¿Has visto esa bebida que parece jugó de manzana? —asintió a mi pregunta.—; bueno, esa no, o tal vez si... No lo sé, lo único que sé es que las tomaba aguantando la respiración, el olor hacia que me mareara.

— Hasta borracho eres tonto. —negó con la cabeza acariciando mis brazos.—

— Que lindo cumplido, ¿Podrías decir uno mejor o tengo que ponerme una peluca y senos falsos para que me lo digas?

— Ya Christopher, no estés celoso. No me atraen las mujeres, de hecho creo que nunca me gustaron... —respondió con duda—.

— Claro, entonces por qué me pediste que te enseñara a besar, a coger... A tener una novia. —esto último lo dije con dificultad.—

— Porque todos se burlaban de mí por ser virgen, quería experimentar y qué mejor que experimentar con mí mejor amigo?

— Gracias por tu sutil manera de decir que me utilizaste. —me levante de sus piernas y baje a la cocina siendo seguido por Zabdiel.—

— ¡Christopher ya en serio, qué diablos te pasa! —grito y yo solo lo ignore para tomar de la heladera una botella de cerveza.— ¡Ni se te ocurra beber, y deja de ignorarme! —me tomó por el brazo y me acercó a él.—

— ¡Sueltame! —trataba de zafarme de él pero es más fuerte que yo y me acorraló contra la isla de la cocina, tirando la botella al piso y rompiendola.— Genial, ahora como voy a ahogarme las penas.

— ¡Christopher basta, mirame! ¿Qué te sucede, por qué actúas tan extraño?

— ¡No lo sé! No lo sé Zabdiel, estoy confundido si? Y todo es por tu culpa, por tu jodida culpa y tu puto pene glorioso. —explote de llanto y le grite cerrando con fuerza los ojos.— ¿Por qué me confundes así?

— Chris yo... No entiendo, explicate mejor por favor. —acarició mis mejillas limpiando mis lágrimas sin dejar de acorralarme con su cuerpo.— ¿Acaso tu estas-

— ¿Enamorado de ti? No lo sé, adoro que me mires, que me digas que me veo bonito todo el tiempo, que te preocupes por mí como si fuera tu hermano, que me cuides, cuando me das ánimos, cuando me acaricias con amor, pero sobre todo cuando coges conmigo... Yo nunca supe lo que es estar enamorado Zabdiel, no sé cómo hacer para entender lo que siento por ti. —solloce un poco más.—; odio cuando le das atención y cariño a alguien que no soy yo, que te coqueteen y no te des cuenta, te odio porque de alguna forma eres mi debilidad...

— ¿Qué sientes cuando hago esto? —acarició lentamente mí cara hasta bajar por mí torso desnudo.— ¿Qué sientes?

— Cosquillas. —reí un poco.— pero también tranquilidad.

— ¿Qué sientes cuando hago esto? —me tomó por las mejillas y me beso, solo fue un simple choque de labios que me dejó algo extrañado, nunca me beso asi.— ¿Qué sientes?

— Otra vez cosquillas, pero con más intensidad... —mire sus labios queriendo más, lo acerque a mis labios y lo bese como solíamos hacerlo.—

Acariciaba mí cuerpo con suavidad mientras que el beso subía la intensidad, su lengua luchaba con la mía, bajaba y subía mis brazos por su espalda.

Se separó de mí, y ahí note el brillo de sus ojos, note que brillaban de una forma especial, única.

— ¿Qué sentiste ahora? —me pregunto mirándome fijamente.—

— Siento que quiero más. —no deje que conteste y lo empuje hacia mi atrapando sus labios con desesperación.—

Ambos nos acostamos en la isla de la cocina sin separar nuestros labios y literalmente rompiendo la poca ropa que teníamos.

Tal vez por fin entienda qué por él, sé que no es el simple deseo carnal de él, siempre quise mucho más de lo que me ofrecía con el sexo.

Siempre fue bruto, sin control y único, pero por una vez quería hacer el amor con él, saber lo que se sentía ser amado mientras tenías sexo.

Sentía que si hacíamos el amor mis sentimientos estarían claros, y cual me daba miedo, pero tenía la necesidad de saber, de ponerle un nombre a lo que sentía por Zabdiel.

Y parecer ser que Zabdiel entendió lo que quería, porque ahora me trataba diferente a cuando lo hacíamos, ahora está repartiendo besos por todo mi pecho y acaricia mis pezones, yo me derrito por sus labios sobre mi piel y arqueo mi espalda.

Mis gemidos comienzan a aparecer y mi auto control se está agotando, lo quiero, y lo quiero ahora mismo.

Segunda parte, wii

𝘲 𝘶 𝘪 𝘴 𝘪 𝘦 𝘳 𝘢   𝘢 𝘭 𝘦 𝘫 𝘢 𝘳 𝘮 𝘦 [chrisdiel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora