Meissa Potter sabe que no es normal, ella ni su hermano lo son. La llegada de una misteriosa carta da inicio a grandes aventuras, misterios por resolver y sobre todo saber más de ella, de su poder y la historia que conlleva. ¿Su forma de crianza afe...
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Hoy era Halloween, no diré nada de la broma porque quiero que sea sorpresa. En todas partes olía el delicioso olor a calabaza y se podían ver decoraciones por los pasadizos. Fuimos a las clases con el profesor Flitwick el cual nos puso en parejas para practicar los encantamientos
—Y ahora no olvidende ese bonito movimiento de muñeca que hemos estado practicando —dijo con voz aguda el profesor; subido a sus libros, como de costumbre—. Agitar y golpear; recordad, agitar y golpear. Y pronunciar las palabras mágicas correctamente es muy importante también, no os olvidéis nunca del mago Baruffio, que dijo «ese» en lugar de «efe» y se encontró tirado en el suelo con un búfalo en el pecho.
Estaba apuntando las especificaciones que tenía el hechizo, reí al ver como mi hermano que estaba sentado con Seamus se alejaba un poco al ver como su amigo empezaba a mover con dureza la varita haciendo que salga fuego de esta. Con rapidez tomó el sombrero y entre los dos lograron apagar las pequeñas flamas; a su costado Ron repetía el hechizo sin éxito un par de veces
—¡Wingardium leviosa! —gritó
—Lo estás diciendo mal. —le dijo Hermione —. Es Win-gar-dium levi-o-sa, pronuncia más claro y más largo.
Alcé una ceja al escucharla y reí al ver la cara que ponía Ron
— Dilo, tú, entonces, si eres tan inteligente —dijo el pelirrojo con rabia.
Hermione se arremangó las mangas de su túnica, agitó la varita y dijo las palabras del mismo modo que había indicado. La pluma se elevó del pupitre y llegó hasta más de un metro por encima de sus cabezas.
— ¡Oh, bien hecho! —gritó el profesor Flitwick, aplaudiendo—. ¡Mirad, la señorita Granger pudo levitar su pluma!
El chico me miró con angustia, el que Herms logré hacer el hechizo solo lograba fastidiarlo por lo que me apresuré en intentarlo también para que se distrajera. En cuanto recité las palabras la pequeña pluma frente a mi se elevó en el aire llamando la atención del profesor que finalmente optó por ir a ayudar en otras mesas despues de darme un par de puntos también. Al finalizar la clase Ron estaba de muy mal humor y no se molestaba en ocultarlo
— No es raro que nadie la aguante —dijo Harry, cuando se abrían paso en el pasillo—. Es una pesadilla, te lo digo en serio.
— Ni me lo digas yo me senté con ella toda la clase— le respondió Ron
Nos vimos interrumpidos por un golpe que la castaña había proporcionado a Harry en el hombro. Mi hermano cayó en cuenta como se había comportado y sentí parte de su pena al verla llorando
— Creo que les ha oído.— dije
— ¿Y qué? —dijo Ron, aunque parecía un poco incómodo—. Ya debe de haberse dado cuenta de que no tiene amigos
