Distancia

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Desde que comenzó a modelar, Renato siempre ha tenido alguna queja, jamás le comenta sobre eso a nadie, él solo se guarda todo. Como cuando lo peinan mal y a medida que camina por la pasarela puede sentir como los mechones de su cabello se salen de lugar haciendo que luzca como un loco para el final del desfile y terminen culpandolo por no verse bien; o también están todas esas veces donde el diseñador de la marca para la cual le toque modelar (dependiendo de su agenda, contrato, y demás) lo mira mal diciéndole que está gordo, gordo.
Renato se muerde la lengua e intenta no tomar la crítica como algo serio, menos cuando viene de un cuarentón con panza cervecera y la piel tan fea que parece cuero de pollo.

Él es bueno en eso de acumular quejas, más no decirlas, no es que le guste comportarse como una diva o alguna cosa por el estilo, solo que le gente puede ser muy incompetente, y en el caso del mundo del modelaje, mala. Entonces le toca hacer oídos sordos a un montón de cosas, a veces agradece no ser alguien de muchas palabras porque está seguro que habría más de uno con una puteada colgándole del cuello.

Sin embargo, las semanas posteriores a la llamada de Gabriel, Renato como que ha perdido las ganas de quejarse -también las ganas de salir de la cama o de sonreír- pero eso al menos puede disimularlo y seguir fingiendo que es un modelo bonito al cual lo único que le preocupa es no quedarse sin su perfume de marca, o no engordar por comerse una bolsa de papitas; pero la parte de sus sentimientos y pensamientos no puede moldearla y hacerla lucir bien, simplemente es imposible, y más en la noche cuando se queda solo y no puede dormir por mas cansado que esté, el ruido en su cabeza es tan molesto y para nada bienvenido, que a la mañana siguiente el humor de Renato podría definirse como horrible, dejándolo sin ganas de quejarse o cualquier otra cosa parecida, solo deja que todo pase incluso cuando los de a su alrededor siguen siendo igual de inoperantes y mal llevados.

Y ahora está en Francia, tirado en una cama enorme, en un hotel cuyo nombre no sabe pronunciar ni leer, mirando los Simpsons doblado en francés. Ni siquiera eso puede hacer que su humor mejore, escuchar a Bart decir algo que se supone debe ser "¡Ay caramba!" en otro idioma debería al menos hacerlo sonreír, pero no puede, simplemente parecen que le han absorbido una parte de él -esa donde estaba la alegría y el buen humor- porque sino no hay una explicación para que parezca un zombie, y no un chico normal con una carrera lo suficientemente buena que lo ha llevado hasta la ciudad de las luces.
"Te han roto el corazón" fue lo que le dijo su madre mientras viajaban en el avión dos días atrás, después de tres semanas de ver a Renato luciendo pálido y amargado, fue la primera vez que ella tocó el tema. Él no le respondió, fingiendo que dormía.

Y quizás su mamá tiene razón, algo dentro suyo se ha roto y por eso de repente no se reconoce ni siquiera cuando se mira en el espejo; se siente tan patético, ha dejado que un futbolista parlanchín y con sonrisa linda, le rompiera el corazón, a él, quién nunca sintió nada parecido a esto por nadie. Es vergonzoso y frustrante que Gabriel allá logrado en tan poco tiempo algo que Renato jamás dejó que otros hicieran, incluso en años.
Mientras la Marge Simpson francesa parece estar aconsejado a Bart, Renato hunde la cara en la almohada intentando pensar en una posible solución para todo el lío mental que tiene; sabe que hay formas de arreglar eso ¿No? La gente no pasa años con el corazón roto, ellos se curan, él puede hacerlo también, solo que necesita averiguar cómo.

🍁

Nada parece funcionar, o quizás es el clima en París que está demasiado húmedo y en todos lados se siente como si estuviera dentro de una olla hirviendo. Renato quiere volver a Argentina, hacer algo nuevo como salir con Agustina -la única amiga que tiene y a la cual nunca ve por culpa de sus horarios-. No ha podido dejar de dar vueltas alrededor de sus pensamientos, incluso al otro lado del mundo, en otro continente, en una ciudad como aquella tan linda y famosa, Renato sigue pensando en Gabriel. Y eso, es un nuevo nivel de patetismo en su humilde opinión.

|| Quallicchio || Blame it on meWhere stories live. Discover now