Capítulo 36

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Dominic.

No tengo ni idea cómo fue, ni tampoco cómo demonios manejé, pero por fin ya estoy aquí. Entro a paso veloz y completamente desorientado porque no sé a quién diablos preguntarle sobre Samantha, tan solo necesito saber que esté bien, tiene que estarlo maldita sea. Mi corazón está que se me sale del pecho, mi respiración es tan pesada que noto como mis aletas nasales se abren para poder dejar entrar el flujo de aire. De lejos veo una silueta bastante conocida, y no dudo ni un segundo en ir directo hasta él que, en cuanto me ve toma rumbo dirigiéndose a mí. No sé cómo interpretar su cara, pero su boca fruncida me indica que... Muerdo mi labio. No quiero pensar más.

—¡¿Cómo está?! ¡¿Qué fue lo que pasó?! —le pregunto exaltado, tal cual mi pulso detrás de la oreja.

—Cálmate.

—¡Cómo quieres que me calme, si me han llamado porque Samantha ha recibido un balazo!

—Lo sé, hombre. Pero debes hacerlo.

Lo quedo mirando por largos segundos sin decir una sola palabra. Tal vez tenga razón, pero en este momento soy yo quien no tiene cabeza para nada más que no sea ella, y no puedo estar tranquilo hasta saber que ese impacto no ha sido de gravedad. Esto es tan surrealista que tengo ganas de vomitar. Reacciono cuando pone la mano en mi hombro, sé que también está preocupado, ¿cómo no? Si la conoce hace mucho más tiempo que yo. Por impulso mi saliva se atora en la garganta cuando oigo el pitido del elevador, giro la cabeza con lentitud y muy angustiado.

—¿Familiares de la señorita Brown? —en cuanto menciona su apellido, me pongo rígido.

—Yo soy su prometido —me volteo al tiempo que hablo sin pensar. Sin embargo, a pesar de la situación, en cuanto menciono estas palabras me sonrío —. ¿Cómo está? —juro que hago esta pregunta con un susurro temeroso.

—La paciente está estable y fuera de peligro. Ha recibido el impacto de un proyectil, este le perforó su bíceps quedándose alojado en el músculo. Por eso ha requerido de intervención quirúrgica para poder extraerlo, lo que fue con éxito.

Este suspiro que acabo de soltar se ha llevado toda la tensión que tenía, y hasta soy capaz de percibir como mis hombros caen con alivio y llevándose todos mis miedos. Está bien, Samantha... Está bien, es lo único en que puedo pensar ahora. Bendita mala puntería la de ese pedazo de mierda. Cameron, que aún mantiene la mano sobre mi hombro, lo aprieta. También ha respirado con tranquilidad.

—¿Puedo pasar a verla?

—En este momento están terminando de inmovilizar su brazo, pero en cuanto la pasemos a una habitación puede entrar.

—Gracias.

Siento como el enorme terror que manifiesta todo mi cuerpo, poco a poco se comienza a ir. No obstante, aún estoy muy preocupado de cómo será su recuperación porque toda herida tiene su riesgo, pero no debo pensar en eso, lo importante aquí es que pronto estaré junto a ella. En cuanto el doctor se da media vuelta, me agacho metiendo los dedos en mi cabello. ¿Qué diablos habrá pasado para que ese idiota haya hecho semejante barbaridad? ¿Por qué? Recuerdo cuando nos agarramos a golpes me dijo que se las pagaría, entonces, ¿esta es su venganza?, ¿hacerle daño a la chica con quien estuvo tanto tiempo?

—Vamos a la cafetería —levanto la cabeza en cuanto escucho la voz de Cameron.

—No, solo quiero verla —digo cortante.

—En este momento no se puede, Dominic. Ya oíste lo que nos dijo el doctor, no seas necio y vamos por un café.

—Joder —a regañadientes me pongo de pie y lo sigo.

SwingerWhere stories live. Discover now