Phantom Love (Tomarry)

Acto I. Escena I.

Phantom Love

Por Fairygirl34

Traducción: Alyssa Selleugra.

🎭

Acto I

Escena I

La orquesta estaba en su punto cumbre, el sonido haciendo eco a lo largo del gran teatro, cada vez más alto, más y más hasta que estuvo grabada a fuego vivo dentro de los corazones de la audiencia. La grave voz aterciopelada del actor principal capturó sus mentes y sedujo a la heroína y la audiencia a creer en su declaración de amor. Oh, como la protagonista cayó fácilmente ante sus encantos, sin saber que ella era solo una más de las tantas de confiaron en aquel acto. La respiración de los presentes se mantenía contenida en lo más profundo de sus cuerpos. ¿Podrá ella aprender la verdadera naturaleza de su amor o sucumbirá ante el dulce sonido de la tentación?

El Ángel de la Oscuridad era demasiado tentador para la actriz, quien poco a poco cayó bajo su encanto hasta que ya no pudo más. Su canto que demostraba su lucha interna: luchar o sucumbir, atrajo a sus espectadores. Su juicio hacia ella era opresivo, desalentador; pero, aun así, permanecían perplejos con la escena delante de ellos.

Desde las sombras, unos impresionantes ojos verdes miraban con asombro y maravilla como la voz del protagonista entonaba al público su amor mientras un oscuro trasfondo de manipulaciones y engaños se entrelazaban en sus palabras, haciéndolos estremecer.

El espectáculo era un éxito, y nadie podía dejar de alabar al protagonista del acto: Tom Ryddle. Un prodigio con una voz que podría causar incluso al alma más pura caer en pecado. Un ángel de oscuridad, uno al que muchos temían y disfrutaban a su vez. Muchos patrocinadores estaban tras de Ryddle, mostrando su apoyo a su grandeza. Nadie podía tener suficiente de él, y aquel afamado «ángel» se deleita de la atención tras una fachada de humilde modestia.

Durante el día, la casa de Ópera, Hogwarts, estaba ocupada con el ajetreo de los actores ensayando de la siguiente obra: bailarines trabajando sus músculos hasta que los sintieran quemar del agotamiento, la música siendo reproducida una y otra vez hasta que esté en perfecta sintonía mientras Ryddle y los otros cantantes practicaban hasta sus versos fueran hipnotizantes y perfectos.

Nada más que perfección, era el lema de esa casa de ópera.

Sin embargo, durante la oscuridad de la noche, cuando todos dormían y se desconectaban del mundo que los rodeaba, una figura esbelta de ojos verdes se hacía camino a través de sombras iluminando su camino con una única vela. Para ellos, era el Fantasma de la Ópera, pero solo era un humano que vivía en el ático de aquella casa de arte. Alguien que daba inspiración y aliento a aquellos que lo necesiten.

Harry. Un nombre que nadie sabría jamás, aunque muriera y su cuerpo se descompusiera y pudriera debajo de capas de tierra. Pero no importa.

Colocando la vela cerca de la orilla del proscenio -pero no lo suficiente para que se cayera-, Harry se colocó las desgastadas zapatillas que había visto ser abandonadas por uno de los bailarines a un costado del lugar. Estas le iban a durar el tiempo suficiente para que pueda tomar las de otro bailarín. Inhala. Exhala. Inhala. Exhala. Este ejercicio lo ayudaban a tranquilizarse. Poco a poco y con gracia, comienza los pasos de una danza que no tenía un ritmo en especial pero que venía desde lo más profundo de su interior.

Giró y giró. Saltó y se inclinó. Rápido, lento. Movimientos que no tenían fin, pero que le daba existencia a su vida. Nunca podía llegar a ser parte de un grupo teatral, pero la danza estaba en su sangre. Sombras bailaban por su cuerpo, y Harry podía escuchar la orquesta tocando dentro de su propia mente. La única llama y los quedos sonidos que dejaban sus pies era lo único que se podía escuchar y ver en la sombría habitación.